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Alguna vez Eddie Merckx dijo que en el ciclismo el olvido y el garrote eran tan habituales como las caídas. El expedalista belga se refería en ese entonces a lo que le sucedió en la etapa 11 del Tour de Francia de 1971, un 8 de julio, cuando Luis Ocaña, el español que siempre le tuvo miedo en los ascensos, lo atacó una y otra vez en la subida al Orcieres-Merlette, primero mermando sus energías, luego quebrando su voluntad, para ser el ganador y, de paso, convertirse en el nuevo líder.
Merckx arrojó esa frase recién cruzó la meta, con la respiración alterada y con el calor de las piernas ya en la cabeza, con la frustración de una mala jornada. Tres días después, Eddie se puso al comando de la clasificación general y ganó su tercera ronda francesa (obtuvo cinco). Palabras ciertas de un hombre que criticó a los medios por las crisis que desataron cuando un resultado no se dio, sin entender que en el deporte, como en la vida misma, todo toma tiempo y no hay que apresurarse. Hace ocho días, Nairo Quintana terminó en la décima casilla de la carrera más importante del mundo, lejos del podio y de las opciones de pelear por el título que obtuvo el galés Geraint Thomas.
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Sus gestas anteriores nos acostumbraron a verlo poderoso sobre la bicicleta y por eso se olvidó que también es un ser humano. Si se trata de resultados, su ubicación no es para nada despreciable, sabiendo que meterse en esa casilla, entre un lote de 145 corredores, demuestra capacidad, sin contar la etapa reina que ganó recobrando la memoria de sus impulsos. Por eso, por el lado del boyacense no hay nada de qué preocuparse, tiene 28 años y a este nivel le quedan todavía, como mínimo, cuatro años más para intentar el triunfo en una prueba que es una obsesión para los demás más que para él.
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Francia también dejó dos buenas realidades para Colombia: Egan Bernal y Daniel Felipe Martínez. Uno de 21 años, el otro de 22. El primero haciendo curso de líder al lado de los mejores, el segundo intentando abrirse paso en medio de un pelotón que a veces es cruel con el nuevo talento. Ambos aparecen en el último escalafón de la UCI, el del Sky en el puesto 19 y el de Education First en el 80. De hecho, si se mira este listado, que comanda el eslovaco Peter Sagan, nuestro país tiene a tres ciclistas entre los 25 mejores del planeta, la misma cantidad que Gran Bretaña, uno menos que Italia y dos más que España, naciones con enorme tradición.
Pero eso no es todo. Para que se haga una idea, el mejor de los nuestros en ese ranquin es Miguel Ángel López, tercero en el último Giro de Italia y que estará en la próxima edición de la Vuelta a España. El del Astana ocupa el decimoquinto lugar, a pesar de no tener competencia desde el 27 de mayo. Lo anterior, aunque son ubicaciones que no determinan nada, sí dan un indicio: que no se haya obtenido un podio o una camiseta en el último Tour de Francia no puede ser tomado como un punto de referencia para analizar el presente del ciclismo colombiano. Todo lo contrario, que haya un respeto en el lote internacional, que ya no sea uno sino varios los que peleen citas importantes deja bien parado a nuestro país. Por supuesto no se puede dejar por fuera a Rigoberto Urán, el antioqueño que hasta antes de sufrir una fuerte caída era sexto en la general.
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En estos momentos Colombia tiene todo lo que necesita para ser una potencia en este deporte: hombres con la tranquilidad que da la experiencia como Quintana, Urán, López, Sergio Luis Henao, Esteban Chaves, Járlinson Pantano y Carlos Betancur, y jóvenes con coraje y proyección como Bernal, Martínez, Jonathan Restrepo, Iván Ramiro Sosa (del Androni Giocattoli) y Fernando Gaviria, por nombrar algunos. Y eso se refleja en la clasificación por naciones de la Unión Ciclística Internacional en la que nuestro país es séptimo, por delante de Australia, Dinamarca y Alemania, y a pocos puntos de España y Gran Bretaña (Italia lidera).
Si se trata de pensar y actuar en las diferentes carreteras del mundo, los escarabajos y los velocistas colombianos lo están haciendo cada vez a mayor medida. Y puede que esa figuración sea la culpable de que ahora una victoria no sea tan sencilla, porque el marcaje sobre la bicicleta también existe, y algunas veces es más feroz y desgastante que en el fútbol. El potencial sigue estando ahí y puede que la mala elección de una estrategia o los altercados con los que se convive en las carreteras influyan para que hoy Nairo todavía no gane un Tour o Rigo una de las tres grandes, pero atrás viene López y su podio en Italia o Egan y su asegurado liderato a futuro en la escuadra más poderosa del planeta, y Gaviria con un montón de lanzadores a su servicio para lograr el éxito en las históricas clásicas (los cinco monumentos) y para obtener la camiseta de la regularidad en cuenta carrera participe.
Por lo anterior, y a pesar de las críticas, todo se resume con otra frase de Merckx, un gran ciclista, mejor pensador: “La victoria no llega por la presión de los que están ajenos; llega por el mérito del que sabe esperar sin dejarse afectar de los demás”. Así este año no termine con enormes triunfos, lo que se ve en las carreteras da la seguridad de que el camino es el indicado y que se cuenta con la habilidad, también con la capacidad de lograr cosas grandes, así estas se demoren un poco más.
Empezará la Vuelta a Colombia
Este domingo, con un prólogo de 8,2 kilómetros en Pereira, Risaralda, comenzará la edición 68 de la Vuelta a Colombia, prueba en la que muchas de las grandes figuras del ciclismo actual han utilizado como plataforma para darse a conocer o, simplemente, para tener contacto con la alta competencia. Nairo la corrió en 2010 (fue 76), el mismo año en el que la ganó Sergio Luis Henao, Pantano en 2011 y 2014, y Chaves en 2012, por recordar algunos de los que hoy forman parte del World Tour.
La competencia, que tendrá a Aristóbulo Cala defendiendo el título alcanzado en 2017, sigue siendo un paso casi que obligado para muchos durante su etapa de formación. Puede que este año empiecen a deslumbrar figuras que en algunas temporadas tomarán el testimonio de los que ahora brillan alrededor del mundo.