El masajista colombiano que trae al país a las joyas del ciclismo ecuatoriano

Edgar Gutiérrez es el responsable del paso por el pelotón nacional de hombres como Richard Carapaz, Jonathan Caicedo y Alexánder Cepeda, la nueva gran promesa del ciclismo latinoamericano. Ya tiene dos ciclistas listos para traer: vienen a buscar lo que no encuentran en su país.

Thomas Blanco - @thomblalin
10 de octubre de 2019 - 04:23 a. m.
Cortesía
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Carchi es una de las provincias más pequeñas de Ecuador. Rasguña a Colombia: al norte limita con el departamento de Nariño. Un lugar que tiene en sus venas la agricultura: papa, arveja, maíz, trigo, cebada, yuca, plátano, en fin. Tierra de jornaleros atropellada por la cordillera de los Andes. Un montón de montañas que superan los 3.000 metros de altura, que son minimizadas por el imponente volcán Los Chiles (4.723 m). Allí, en el centro del mundo, se formaron los ciclistas ecuatorianos, que tienen una etiqueta con un común denominador: Made in Colombia.

Y ya tocaron la cima del mundo: Richard Carapaz se coronó este año campeón del Giro de Italia. Pero detrás de él hay grandes referentes que también han llegado al ciclismo europeo: Jonathan Caicedo (Education First), Jefferson Cepeda (Caja Rural), Jonathán Narváez (Ineos) y ahora Alexánder Cepeda, quien en los próximos días partirá al Androni Giocattoli, el mismo equipo en el que brilló Egan Bernal.

Casi todos se formaron en Colombia y, a excepción de Narváez, le deben su incursión en nuestro país al mismo hombre: Édgar Gutiérrez, el Pollo, un colombiano que se ha convertido en el embajador del ciclismo ecuatoriano.

El modus operandi ha sido el mismo, el ritual calcado. Sobresalen en el equipo Coraje Carchense, en el que el Pollo es masajista. Paulo Caicedo, el entrenador, le susurra al oído que se los lleve a Colombia. Llegan a su casa en Bogotá y Édgar empieza a mover sus tentáculos. Al comienzo lo miraron por encima del hombro, luego los resultados hablaron por sí solos. (Lea: Jonathan Caicedo, otro ciclista ecuatoriano “made in Colombia”)

El Pollo lleva 12 años trabajando en el equipo ecuatoriano. Llegó por intermedio de Juan Carlos Rosero, una de las glorias del ciclismo carchense y quien falleció en 2013 debido a un infarto. Lo conoció en su trajín en Colombia y fue recomendado por el exciclista y ahora técnico Oliverio Cárdenas.

No gano nada, solo la satisfacción de ayudarles a los chinos. No te voy a decir que todos son agradecidos, es un trabajo ingrato. No me interesa si se acuerdan de mí, lo hago por ellos”.

En 2016, Richard Carapaz se convirtió en el primer extranjero en ganar la Vuelta a la Juventud. Y en 2018 Jonathan Caicedo fue campeón de la Vuelta a Colombia. Los ecuatorianos se tomaron nuestro ciclismo.

Los empezaron a mirar con otros ojos. Y en 2019 Ecuador, al igual que Colombia, empezó a ser catalogada como una de las nuevas potencias del ciclismo mundial. Ya tiene dos nuevos ciclistas listos para traerse al país: Brayan Obando y Joel Alexánder Burbano. Cuestión de días para que encuentren equipos gracias al camino que abrieron sus antecesores.

El último pedalista en formarse en Colombia fue Alexánder Cepeda, quien ganó la última etapa del Tour de l’Avenir, catalogado como el Tour de Francia sub 23, y se quedó con una etapa en el Clásico RCN. La nueva joya del ciclismo latinoamericano.

“Colombia ha sido la casa de los ciclistas ecuatorianos. Ojalá que algún día las cosas en nuestro país cambien y haya carreras. Hay ciclistas, pero no hay apoyo de la Federación, necesitamos solo respaldo para ser una potencia como ustedes”, apunta Alexánder en diálogo con El Espectador. Justamente la Vuelta a Ecuador acaba de ser cancelada debido a las protestas y crisis política que tiene al país en Estado de excepción.

“Tengo guayabo de irme. Me gustó todo, la gente como es, los paisajes, acá es muy bonito. Espero regresar a entrenar, porque he hecho varios amigos en Carmen de Viboral (Antioquia). Me he enamorado de Colombia”, agrega.

Oriundo en la comunidad del Playón de San Francisco, a 3.000 metros sobre el nivel del mar y al lado de la provincia de Carchi, el mismo lugar donde surgieron su primo Jefferson Cepeda y Jonathan Narváez. “Tuve una infancia bonita. Allá no había llegado la internet y por eso la disfruté jugando. Al comienzo, como a todos los niños, me gustaba el fútbol”.

Desde pequeño Manuel Cepeda y Martha Ortiz les enseñaron a él y a sus hermanas Margarita y Karen el valor del trabajo. Sus padres, jornaleros ambos, se dedicaban a cosechar papas y ordeñar las vacas. Luego, cuando tenía 13 años, Juan Carlos Rosero lo invitó a su escuela. “Empecé a ganar y ganar carreras. Pero nadie me miraba y me dijeron que la única era irse para Colombia, por eso llegué acá. Ahora sí me conocen y me voy para Europa. Richard ya pudo ganar una de las grandes del ciclismo, sé que también puedo lograrlo”.

Está estudiando inglés: “Ya es hora por todo lo que viene. Me toca dejar de lado la tele mientras aprendo” (risas).

Morenos, de alrededor 1,65 metros de estatura, 55 kilogramos, flacos y escaladores puros. Provenientes de Carchi. Montan juntos en manada. Y con una parte de su corazón colombiano.

Thomas Blanco- @thomblalin

Por Thomas Blanco - @thomblalin

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