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Egan Bernal sufrió en Sega Di Ala, pero defendió el liderato del Giro de Italia

El colombiano padeció en el ascenso de primera categoría, no pudo aguantar el ataque de Simon Yates y cedió 57 segundos. Daniel Martin ganó la etapa 17.

26 de mayo de 2021 - 03:16 p. m.
El colombiano tuvo la gran ayuda de su compatriota Daniel Martínez, que lo llevó hasta la meta.
El colombiano tuvo la gran ayuda de su compatriota Daniel Martínez, que lo llevó hasta la meta.
Foto: Agencia AFP

En un casa con fachada medieval de Ala, que hace las veces de bar en la ciudad del terciopelo, hay cuatro ciclistas aficionados que toman café, doble espresso, para subir luego a Sega di Ala, el final de la etapa 17 del Giro. Uno de ellos (Lorenzo Moser), con un uniforme de Astana, dice que en 2013 también estuvo en el mismo lugar esperando por el Giro del Trentino, pero que en esa ocasión no llegó hasta la cima, sino que quedó a la mitad porque pinchó y que, sin fuerzas, prefirió esperar al grupo.

Curiosamente, ese día (19 de abril), Vincenzo Nibali atacó y Moser lo vio pasar solo por la ruta desafiante y un rato después presenció cómo Bradley Wiggins, molesto por los problemas mecánicos, arremetió contra su bicicleta y la estrelló en un muro. Escuchó clarito el fuck off que soltó el británico al aire y la manera en la que un asistente del Sky lo empujó con todas sus fuerzas para que descontara terreno.

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Nibali ganó la cuarta etapa y quedó campeón, pero más allá de hablar de eso lo que impactó al aficionado fue un ciclista sardo de 23 años, de pedaleo desgarbado, dientes prominentes y que utilizaba la bicicleta cuando niño para jugar fútbol y tenis. A Fabio Aru le costó aprender a rodar en medio del pelotón, pero con constancia y sin amargura lo logró, fue cuarto en ese carrera y dos temporadas después festejó en la Vuelta a España.

Hace calor en Ala, vuelve a calentar el sol para un Giro que ha padecido del frío, y que desde la salida en Canazei y durante todo el recorrido por valles amplios y custodiados por los Dolomitas, disfruta de la brisa primaveral. Remco Evenepoel, que no se quiere retirar, sonríe y sin presión va a rueda (más adelante se descolgaría, se caería).

El pelotón, con Egan Bernal tan resguardado por su Ineos, transita frente a la iglesia de San Vigilio, en Moena, donde termina el valle de Fassa y comienza el de Fiemme, y deja ir una fuga numerosa que de a poco se reduce. Se hace la selección y uno de los que queda es del Grenadiers (Gianni Moscon) por lo que el equipo británico no tira, otros sí, el Bixe Exchange de Simon Yates, a veces el Bahrein de Damiano Carusso, el más feliz de todos.

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El grupo, muy ordenado, pasa el premio de San Valentino, Evenepoel va por detrás y en un descuido de muchos cae, el belga tan nervioso, también Giulio Ciccone, y hay confusión. El corredor del Deceuninck es evaluado por el grupo médico y, un par de minutos después, sigue en competencia. El italiano cambia de bicicleta y en el plano conecta al pelotón principal.

En una muestra de innovación constante, Ineos toma el control en los primeros kilómetros de la subida a Sega di Ala (son 11,2), Jonathan Castroviejo se ubica a la cabeza (a 16 km/h), habla con Bernal, y entre ambos determinan el paso con Daniel Martínez en el medio. Aleksandr Vlasov sufre, más en las curvas de herradura, y se resigna.

El trabajo hace que el lote de favoritos quede compuesto de ocho hombres. Bernal le ordena a Moscon que se quede, que se una al tren, porque con el colectivo se somete a los rivales.

Y llegan a lo más duro, a las rampas del 18%, y sale Joao Almeida, no representa peligro, nadie va por él. Y las copas de los árboles opacan la luz y ese cambio de matiz lo aprovecha Yates para salir y responde Bernal y Martínez.

Y entonces, a la antigua, Yates vuelve y prueba, y Bernal, que a veces nos hace olvidar que es tan humano como cualquier otro, revienta, y hay agonía, y al colombiano le cuesta y Martínez lo anima, le muestra el puño, y el “vamos, vamos”. Yates se va con Almeida, mira para atrás, para buscar al colombiano. Y no lo ve.

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Martin festeja, Yates llega tercero y bonifica, Bernal, mostrando dientes, pierde 57 segundos con el británico y la cabeza al manillar, a tomar aire, a intentar respirar. Se salvó la jornada, que es lo importante, se padeció, como es normal en este deporte, y se abre el abanico de la pelea por vestirse de rosa sabiendo la montaña que falta. Por ahora, el colombiano se defiende.

Por: Camilo Amaya, enviado especial a Ala

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Raúl(6779)27 de mayo de 2021 - 05:21 a. m.
No entiendo este fatalismo. Sólo ha faltado que digan que ya perdió toda opción de ganar e incluso se quedará fuera del podio. No tuvo su mejor día, punto. Sólo un corredor del top10 le recortó algo de tiempo. El mismo que hace dos días perdió tres minutos con Egan. Por cierto, el señor Camilo Amaya bien podría escribir crónicas de farándula, su estilo es más apropiado para ello.
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