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El fuego de Esnéider Muñoz

Perdió sus pies cuando era un bebé de ocho meses, a causa de un incendio en su casa. En Bogotá encontró el rumbo de su existencia: el ciclismo y las prótesis. Las que utiliza actualmente están a punto de romperse y aguarda por unas en las que trabajan dos instituciones militares.

Sebastián Arenas
07 de julio de 2020 - 02:00 a. m.
Esnéider Muñoz compite en la categoría C3 y consiguió diploma paralímpico en los Juegos de Río 2016, tras finalizar cuarto en la prueba de ruta.
Esnéider Muñoz compite en la categoría C3 y consiguió diploma paralímpico en los Juegos de Río 2016, tras finalizar cuarto en la prueba de ruta.
Foto: Cortesía

La tiniebla era constante. Las velas, también. Era la manera de generar algo de luz en una humilde casa de la vereda Puerto Saldaña, municipio de Rioblanco (Tolima). En una cama descansaba el bebé de ocho meses: Esnéider Muñoz. Alguien cerró la puerta de la habitación y el objeto que iluminaba cayó. El fuego se adueñó de las sábanas, de los pies del pequeño y de la mayoría del espacio. Su mamá y su primo oyeron el llanto e ingresaron a socorrer a la criatura.

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A Esnéider le amputaron los dedos, producto de un mal procedimiento, pues le vendaron los pies con la quemadura viva y se le deformaron e infectaron. “Mis padres no dejaron que me amputaran arriba de los pies, aunque era lo recomendable”, le relató a El Espectador el hoy hombre de 31 años. Uno de sus pies quedó equino varo, es decir, fuera de su posición natural. El otro, con el empeine pegado a la parte delantera de la pantorrilla. “Quedé andando con el tobillo y sin los dedos”.

Su niñez fue desdichada. Muchas veces las lágrimas fueron sus amigas. Se mudó a Bogotá junto a su familia y a los 13 años decidió que algo debía cambiar. Se fue para su EPS y buscó alternativas. ¿La mejor? Amputar lo que quedaba de pies y adaptar prótesis. “Me dijeron que eso cambiaría totalmente mi vida. Decidí que me amputaran más, y sí, fue como volver a aprender a caminar”, agregó Muñoz, el luchador que se montó por primera vez en una bicicleta diez años más tarde que la mayoría de los niños.

Y se enamoró de ella. Era rápido y mejor que los demás con los que montaba por diversión. Uno de sus amigos conocía a un profesor de la Liga de Ciclismo de Bogotá y lo llevó a probarse. Se quedó, y desde los 18 años compite por medallas, por amor a los pedales y por esa obsesión de victorias que poseen los diferentes. Gracias a sus triunfos, hace cinco años, Coldeportes (hoy Ministerio del Deporte) le dio unas prótesis especiales para la bicicleta. No generan flexión al pedalear, y eso ayuda a que se sienta más cómodo en el momento en el que solo piensa en ser más rápido que el resto.

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Sin embargo, esas prótesis ya se encuentran desgastadas y a punto de romperse porque las propiedades del carbono, elemento con el que están ensambladas, se pierden con el paso del tiempo. Por eso, el previsivo Óscar Rubiano, profesor del Instituto Distrital de Recreación y Deporte (IDRD), le ha ayudado desde hace tres años a buscar alternativas para conseguir unas nuevas con mejor aerodinámica y peso, aspectos claves en el ciclismo. Tocaron puertas en el Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena), pero no obtuvieron la respuesta deseada.

Finalmente, se contactaron con la Escuela Militar de Cadetes General José María Córdova, de Bogotá, que cuenta con personas expertas en ingeniería y aerodinámica y que, además, posee un túnel de viento para ensayos. Inicialmente esa institución solo se haría cargo del diseño y Muñoz debía encontrar quién realizara la manufactura. No obstante, hace poco recibió la noticia de que la Escuela Militar se hará cargo de todo, lo cual ha significado un gran alivio, así como una enorme ansiedad, porque desea que ya estén listas para poder correr aún más rápido sobre su bicicleta.

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“Ya estaba un poco estresado y escéptico, porque llevo mucho detrás del proyecto y no puedo esperar a que haya una ruptura de prótesis en plena competencia. Ellos tienen un plazo máximo de cuatro meses. Ya está la plata, pero falta la legalización para que el Hospital Militar Central empiece con la construcción. Además, la adaptación tomará un tiempo, porque no es una prótesis convencional únicamente para caminar: es algo que no se había hecho, que será a prueba y error, y que debe ir totalmente alineada e integrada para que no se pierda”, explicó el pedalista paralímpico, quien utiliza las prótesis que le dio Coldeportes solamente para entrenar, con el objetivo de alargar su tiempo de uso.

Mientras aguarda por sus anheladas prótesis, con las que espera conseguir nuevos títulos nacionales en ruta y pista, Esnéider Muñoz pasa la cuarentena en Bogotá junto a su esposa y sus dos hijos. Piensa en Egan Bernal, quien le “ha enseñado a cambiar la mentalidad y a ser consciente de que se puede”. Recuerda con nostalgia el himno de Colombia inundando el ambiente al mismo tiempo que sus medallas de oro rozaban su pecho en los Parapanamericanos de Guadalajara 2011. Y se emociona porque sabe que los 15 centímetros que le faltan de una pierna, y los 20 que se ausentan de la otra, son suplidos y multiplicados por su fuego interior.

@SebasArenas10

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