Un Tour Colombia que hará historia

El Tour Colombia 2.1 que terminó el domingo puede ser una carrera que pasará a la historia, no solamente para el ciclismo nacional, sino para el del mundo, que atraviesa un mal momento por la forma en que se están corriendo las pruebas más importantes que provocan el aburrimiento tanto de los espectadores como de quienes las ven por televisión.

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Rafael Mendoza / Especial para El Espectador
18 de febrero de 2019 - 08:47 p. m.
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Comencemos por lo más sorprendente. Hace tres semanas pudimos ver la Vuelta a San Luis, en Argentina, que ganó Winner Anacona, una competencia similar a la nuestra en la que estuvieron importantes equipos europeos. Fue una copia de las carreras del Viejo Mundo en las que solamente hubo emoción en los kilómetros finales. Lo de acá fue otra historia: etapas que se peleaban casi desde la salida, fugas masivas, ataques a diestra y siniestra en el pelotón. Es el ciclismo que todo el mundo quiere ver, el que evoca las jornadas legendarias de las Grandes Vueltas, las de Coppi, Bartali, Ocaña y Merckx y las que en tiempos recientes protagonizó Alberto Contador.

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En una corta frase de Carlos Arribas, enviado especial de El País de España, el mejor cronista de ciclismo que he leído, lo resume todo: “ser campeón ciclista es algo que colmaría de felicidad a muchos; ser campeón ciclista en Colombia es quizás una de las máximas aspiraciones que cualquiera puede tener en su vida”. Y el exciclista y periodista asturiano Enrique Cima me envió un correo que dice: “Acabo de ver por internet las dos últimas etapas del Tour Colombia y fue espectacular tanto por el ambiente como por la grandeza de los ciclistas que disputaban el triunfo.... Así que tengo envidia sana desde aquí de lo que pudisteis haber disfrutado con la carrera y más teniendo a tantas estrellas... Me alegro mucho de que, con este nuevo concepto del ciclismo, ahí en Colombia, pudisteis disfrutar de tan bello deporte. Algo que ya se merecía Colombia.”

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Los técnicos, los ciclistas y los dirigentes de equipos de primer nivel se llevan la imagen de un ciclismo que puede darle de nuevo alas a este deporte tan rudo y tan sublime y con el recuerdo de un país en el que los aficionados viven con una pasión desenfrenada que se desborda en carreteras y calles, como sólo se ha visto en las grandes cumbres alpinas o pirenaicas.

Pero vamos a lo nuestro. En Colombia hemos vivido dos grandes épocas ciclísticas, la de Lucho Herrera y Fabio Parra que se batieron en grande con los ídolos de su época, Hinault, Fignon, Delgado etc., sin que pudieran arrebatarles un gran título, pero haciéndoles sombra con sus podios y sus títulos de montaña. Cuando ya estaban en su ocaso brillaron Álvaro Mejía y Oliverio Rincón.

Siguieron años de sequía en los que lo más destacado fueron los éxitos de Santiago Botero en las jornadas a cronómetro y las numerosas victorias de etapa ganadas por colombianos que formaban en escuadras foráneas.

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Hasta que llegó Nairo Quintana, con sus títulos en el Giro y en la Vuelta y con la batalla sin tregua que libra en el Tour. A su lado apareció Rigoberto Urán, segundo en Italia y en el Tour. Pero antes de que ellos pasen a la historia surgió una generación que hizo decir a Euzebio Unzúe hace un año que en el futuro las grandes vueltas serían peleadas por colombianos: Chaves (casi olvidado hoy por una mononucleosis de muy difícil recuperación), y luego “Superman” López y Egan Bernal a los que se considera como los grandes campeones de un futuro inmediato. ¡Como para bailar en una pata! Y con este Tour Colombia nos vinimos a enterar de que en esta lista también entran Iván Ramiro Sosa y Daniel Martínez que empujan con fuerza porque ya muestran la fibra de los privilegiados y así mismo tras ellos hay otros muchachos que tienen clase, ganas y sacrificio como para aspirar a engrandecer la historia que no solamente tiene pasado sino un futuro que nos invita a soñar.

No es una quimera. No lo digo o lo pienso yo. Como también lo cuenta Carlos Arribas, “Dave Brailsford, el jefe del Sky, que habla con el presidente Duque y con el responsable del deporte en Colombia y con los presidentes de Ecopetrol y Postobón, la principal empresa pública y la gran empresa privada, a todos les calienta la oreja. El futuro del ciclismo es Colombia, les dice. Sois casi los mejores, solo un pequeño paso os separa de ser los números uno del mundo. Ya sabéis, ¿eh? Si necesitáis ayuda, ya sabéis dónde estoy”.

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Mientras tanto Julian Alaphillipe, actual campeón de montaña del Tour de Francia y candidato al título en julio, único extranjero que se metió entre los diez primeros de la general, quien confesó que aquí sería imposible ganar, debe haberse ido con el convencimiento de que sus grandes rivales en el Tour serán estos muchachos humildes tostados por el sol, pero hambrientos de gloria.

Por Rafael Mendoza / Especial para El Espectador

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