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Colombia goleó a Estados Unidos antes del inicio de la Copa América, elevando significativamente las expectativas de ver a la selección coronarse campeona del torneo por segunda vez. Se habla mucho de que esta podría ser la oportunidad ideal. Sin embargo, ¿está obligada a ganar, sería un fracaso no hacerlo? Realmente no.
Néstor Lorenzo, entrenador de la selección, recibió un equipo que no logró clasificar al Mundial de Catar 2022, carecía de una identidad de juego definida y, según rumores, tenía divisiones internas en el vestuario.
Hoy, el equipo de Lorenzo está invicto en veintidós partidos, mostrando un fútbol rápido, intenso y reconocible. Además, se percibe una gran sensación de unión en el plantel, a pesar de estar en medio de un cambio generacional.
Nuevas caras, como Richard Ríos y John Arias, ya se destacan, mientras que grandes figuras como Falcao García y Juan Guillermo Cuadrado han quedado atrás. Esta transición no es fácil para ningún entrenador dada la importancia de estos jugadores en la última década, pero Lorenzo lo ha sabido gestionar.
Todo esto habla del buen trabajo que ha hecho este entrenador. Ha levantado un equipo y eso no se lo puede quitar nadie. Es claro que merece respaldo, independientemente de lo que suceda en la Copa. Y aunque Colombia aún no ha ganado un título bajo su dirección, ya ha conseguido resultados importantes.
Poco se habla de que, aunque tantos partidos invictos son una auténtica hazaña, no significa necesariamente que Colombia pueda mantener este rendimiento en la Copa. Lorenzo se enfrenta a un nuevo escenario en el que no ha estado anteriormente con la selección: un torneo con fase de eliminación directa.
No es lo mismo planear un partido en el que se juegan tres puntos y se tienen muchos más encuentros para corregir errores, que uno en el que cualquier fallo puede significar la eliminación. Esto condiciona, y bastante.
Poner el listón muy alto significa que se está normalizando la victoria, por lo que cualquier resultado distinto podría considerarse un fracaso. Sin embargo, la realidad es que, históricamente, Colombia solo ha ganado la Copa América una vez, en 2001. La mayoría de los jugadores de la selección no están acostumbrados a ganar títulos, y ni siquiera Colombia como selección nacional lo está.
Si no llegamos a una etapa final en el torneo, se minimizará el trabajo realizado. Dirán que el invicto no sirvió y que en el momento crucial la selección defraudó. Eso es terriblemente dañino, pues el entorno influye y es capaz de tirar al suelo un proyecto que de continuar así, dará éxitos en el futuro.
La sociedad nos ha enseñado a valorar solo las medallas, pero la verdadera grandeza está en el esfuerzo y la capacidad de competir con nosotros mismos, en dar todo lo que esté en nuestras manos para alcanzar los objetivos. Se trata de valorar de dónde venimos y dónde estamos, y esa es la mayor victoria. Si la selección no gana la Copa América 2024, que no se haga ver como un fracaso.
Thomas Feris Riaño (thomas.feris@mail.escuelaing.edu.co)
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