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“Qué mal partido vieron los que vinieron al estadio”, dijo el técnico de La Equidad, Luis Fernando Suárez, luego de la victoria de su equipo 1-0 sobre Independiente Santa Fe, el sábado pasado en El Campín. El antioqueño fue sincero y, lejos de sentarse a hablar de las cosas que ha hecho bien a lo largo del semestre, lo que le permite estar clasificado ya a las finales de la Liga Águila a falta de tres fechas para el final de la fase de todos contra todos, se mostró crítico, sincero y preocupado por el mal nivel que se está mostrando por estos días en el fútbol colombiano.
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La suya no es una lucha individual, es un pedido de varios de los técnicos de la Liga Águila, que consideran que el espectáculo es malo por culpa de un calendario mal diseñado en el que hay muchos partidos, escasos jugadores disponibles y pocos días para trabajar. “Gastamos más tiempo en aeropuertos y aviones que entrenando”, dice con ironía Hubert Bodhert, técnico del Once Caldas, uno de los clubes más regulares del semestre. Por su parte, Fernando Pecoso Castro, DT del América de Cali, cree que “ese es un tema que no debemos discutir los entrenadores sino los directivos. Ellos son los que aprueban el diseño del torneo y a nosotros como técnicos lo único que nos toca es dirigir. Acomodarnos a lo que hay”.
En este semestre, en particular, no se ha consolidado un equipo dominador. No hay supremacía de alguno que en este momento pueda catalogarse como máximo favorito para el título de diciembre. Ha sido un torneo parejo por lo bajo, que ha estado marcado por una gran cantidad de lesionados producto de un estilo de juego físico, de choque, en el que prima el orden táctico sobre la habilidad técnica, típica del futbolista colombiano. En un torneo corto y tan rápido no se puede errar, así que los planteamientos de los entrenadores de la Liga son, en la mayoría de los casos, pensados en cuidar el cero, antes que marcar goles.
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“El torneo es muy complicado y creo que habría que hacer una revisión al diseño del campeonato. Acá se juega tremendamente fuerte, con un fútbol demasiado físico. Si queremos mejorar el espectáculo, debemos pensar más en los jugadores, en darles descanso, en el tiempo para recuperarlos”, dice con vehemencia Luis Fernando Suárez, quien tiene en su equipo cinco lesionados, en una nómina de 25 futbolistas.
Justamente el cupo de inscritos que se permite en Colombia es un limitante para los entrenadores, porque cuando se juega tan seguido y se sufre por problemas físicos de los futbolistas no hay muchas alternativas. “Creo que una primera solución debería ser ampliar el cupo de inscritos. Eso permitiría hacer una mejor administración de la nómina para poder sobreponerse a las lesiones”, destaca Bodhert.
Y si esa queja la hace un técnico de un equipo que no tuvo competencia internacional en este año, como el Once Caldas de Manizales, qué dirán los de los clubes que llegaron a jugar hasta tres torneos al tiempo en este semestre (copa internacional, Copa y Liga Águila). Guillermo Sanguinetti, el DT uruguayo que no ha tenido éxito al frente de Independiente Santa Fe, cree que “sí sería importante tener la posibilidad de tener una plantilla más grande y así tener más opciones con tantas competencias”.
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Por la cantidad de juegos en pocos días, el tiempo de trabajo en entrenamientos es mínimo. Hay que pensar más en la recuperación física y en el aspecto motivacional que en corregir las cosas que salen mal en los partidos. En ese sentido, Miguel Ángel Russo, el técnico de Millonarios, club que este año lo único positivo que ha logrado es el título de la Superliga ante Atlético Nacional, confiesa que “tenemos muchas cosas por corregir, pero jugando cada tres días no hay tiempo para trabajar. No es una queja, porque esas son las condiciones que hay para los equipos que participan de varios torneos. Para mejorar se necesita tiempo y trabajo. Repeticiones para corregir los errores. En medio de viajes y partidos eso es casi imposible. Uno se limita a hablar las cosas y hacer todo muy teórico”.
Los directivos mismos de los clubes del fútbol colombiano son conscientes de que el espectáculo no es el mejor. Tanto así que una de las principales razones por las que se cayó la idea de crear un canal prémium fue que “¿quién iba a pagar por ver este fútbol?”. La preocupación es grande y por eso desde la Dimayor están abiertos a la posibilidad de reestructurar los puntos que sean necesarios, como, por ejemplo, ampliar el cupo de jugadores inscritos o incluso cambiar el formato del torneo, creando un certamen de un año en el que solo haya un campeón, pero en el que se puedan tener más días de descanso para los futbolistas, que al fin y al cabo son los principales protagonistas del espectáculo.