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Alexis García: descifrando al maestro de Equidad

El entrenador chocoano de 60 años tiene al club bogotano con la ventaja sobre Nacional en una de las llaves de cuartos de final de la Liga colombiana.

Camilo Amaya - @CamiloGAmaya
02 de mayo de 2021 - 02:00 a. m.
ALEXIS GARCIA- T…CNICO DE INDEPENDIENTE SANTA FE
ALEXIS GARCIA- T…CNICO DE INDEPENDIENTE SANTA FE

Volver en medio del recuerdo tiene que ver, casi siempre, con buscar las mismas cosas en un ejercicio de nostalgia, también de inspiración. Y sirve para comprender y procurar retratar el fútbol, la vida en el fútbol y -valga la redundancia- los sueños en el fútbol.

Entonces para entender el éxito de Alexis García como entrenador hay que ir al principio, a la niñez y a las pelotas que armaba con las cabezas de las muñecas que encontraba en la basura para jugar con sus amigos. O las veces que con sus hermanos arrumaban los muebles de la sala para improvisar una cancha y correr durante horas antes de que su mamá volviera de la fábrica de polímeros en la que trabajaba.

Claro, había que dejar todo como estaba para evitar que se llamara a la disciplina a punta de juete. Y a la lectura obligada de Las venas abiertas de América Latina (Eduardo Galeano, 1971).

“Mi hermano Eduardo me forzaba a hacerlo si quería salir. Me acuerdo que por el afán de ir a pegarle al balón le dije que el libro trataba de una cirugía en un brazo y, obvio, me cogió en la mentira y me devolvió”.

García, el entrenador que hoy tiene a Equidad muy cerca de las semifinales del fútbol colombiano, con la ventaja sobre el poderoso Nacional (1-0), entendió que tenía que acomodarse a las circunstancias para salir adelante.

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Incluso, cuando la lectura dejó de ser una imposición y se hizo un hábito, se encontró con el libro póstumo e inconcluso de Albert Camus (El primer hombre), y quedó marcado con la lealtad, la rectitud y la generosidad del escritor francés. Y se encontró con anécdotas que sintió muy propias, como la de Camus siendo arquero, más allá de la vocación de delantero que decía tener, pues su familia era muy pobre y no podía gastar la suela de sus zapatos.

“Hay una historia muy particular, y es que en el colegio de Camus había un niño al que le decían enano culo bajo, por lo pequeño, pero cuando jugaban fútbol se convertía en el rey de la escuela, se ganaba el respeto de todos”.

Entonces aparece una frase muy suya, que aplica día tras día con Equidad: “La necesidad te vuelve creativo”. Y eso se entiende en el tener que desarrollar cualidades que, hasta ese instante de penuria, parecen inexistentes, que conllevan a sacar lo mejor de cada quien. Y ahí lo bueno para la cabeza resulta siendo mejor para las piernas. Y entonces la pasión no le gana a la paciencia, pues cuando se está bajo las órdenes de Alexis García se entrena para el hoy, pero pensando en el mañana, cuando ya no sea necesario pegarle a la pelota.

Empecemos con esas palabras que usted pregona con tanta convicción y cómo las ve aplicadas al ahora.

El simple hecho de que Equidad no esté en el grupo de las ocho mejores nóminas del país. Y así estamos haciendo grandes cosas, pues usamos la inspiración como el motor para el entendimiento del juego y de los rivales. Entonces vos analizas, detallas y con lo que cuentas tratas de mirar por dónde se puede contrarrestar al otro, alterar su funcionamiento si es que es mejor. Eso ha dado frutos y es otra manera válida de ganar.

Más allá del resultado, que usted siempre ha encontrado como algo banal al final de cuentas, ¿qué es lo que busca y espera de sus jugadores antes de un partido?

Que se visualicen y sepan cuál puede ser su mejor versión. Y no me refiero a ilusiones alejadas de la realidad, sino a verdades concretas, nada de falacias. Buscarles un propósito, por qué juegan, por qué hacen lo que hacen, con qué fin. Qué quieren en sus vidas. Y ahí sí me dedico a preparar los partidos.

Y eso quiere decir…

Ver videos del rival con la paciencia de un cirujano para saber cómo podemos causar daño. En esto se me van horas y horas. Después hago un análisis y una conclusión que les expongo a mis jugadores. Socializamos, hay retroalimentación, porque esto se construye con base en el diálogo, y acordamos un plan. Eso, hasta ahora, nos ha funcionado.

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¿Qué destaca de su relación con sus futbolistas?

Procuro saber los intereses de cada uno, qué buscan haciendo lo que hacen. Hay primero un contacto muy personal, muy cercano. Y si se logra, hay un abanico de oportunidades. Es que más allá de que me quieran he logrado hacer que me crean. Y por eso mi tarea se facilita. Luego de eso ya puedes hablar de táctica, de formas y movimientos. Si no hay ese proceso el éxito puede ser fugaz.

Cuando dirige se le nota muy calmo, muy pausado, como si ya no hubieran nervios, incluso cuando el marcador no está a favor...

Tengo que reconocer que ahora disfruto más esto. Pero, claro, hay nervios, solo que procuro mantener la serenidad para transmitirla a mis jugadores. No es sencillo, pero lo hago. Además, los nervios lo mueven a uno en la vida. Una parte de ti tiene que ser retada constantemente, y para eso está esa excitación constante.

Entonces, ¿qué le saca el mal genio, o mejor, qué lo saca de casillas?

Las injusticias o cuando alguien quiere pasarse de vivo o por encima de otra persona. Eso me enerva. Y hablando del fútbol, los provocadores. Eso no es parte del juego, es una herramienta tan baja y que denota tan poca capacidad que me da rabia.

Si hace un balance del camino recorrido desde 2006, cuando ascendió con Equidad, ¿qué cambiaría en su proceso desde entonces?

Sabés que nada. He hecho esa introspección y me he dado cuenta de que todo lo que he vivido ha sido necesario para aprender lo que sé hoy, lo que me falta por aprender. En ese entonces era una persona imperfecta, más que ahora, pero comprometida con su proceso de formación. Y quizás en un par de años, cuando mire atrás, encontraré errores, muchos, pero me quedaré con estos como bases para futuros aciertos.

¿Qué está leyendo ahora?

Se llama Ramtha, el libro blanco, de Judy Zebra, una escritora estadounidense. Ya lo estoy terminando. En resumen, es bastante espiritual, sobre el creer en uno mismo como principio de todo. Y el amor por uno mismo, el más importante. No sé si sea el mejor libro que he leído, pero sí el que más me ha cuestionado.

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¿Y sí le queda tiempo para leer?

Me lo busco. Procuro siempre tener lecturas a la mano. Esperas en aeropuertos, llegadas a hoteles, todos los tiempos muertos para mí son de lectura. Es algo necesario y que me alimenta constantemente.

Unos padres orgullosos

Alexis García repite de manera sacrosanta que si su mamá (Neiva Vega) se encargó de corregirlo para bien, hubo dos hombres -buenos, todavía hay- que lo arroparon como unos padres y no solo en una cancha de fútbol: Francisco Maturana y Herán Darío Gómez.

“Es un entrenador que va más allá del buen o mal resultado, y que procura hacer énfasis en el camino recorrido. Seduce al futbolista y le hace entender que si bien su trabajo es importante, debe estar al servicio de la estructura, de lo colectivo. Se ha formado gracias a su propio andar”, dice Maturana.

El Bolillo, que siempre ha resaltado que en el deporte se entrena como se juega, lo resume en principio en una palabra. “Orden. Usted le mira la vida a Alexis y es tan ordenada como su Equidad. Y esa palabra es sinónimo de éxito. Incluso me la enseñó hace mucho, en 1991, cuando era el capitán de Nacional. Andaba medio perdido y me soltó una frase que me marcó: ‘Profe, nosotros lo necesitamos para salir campeones. Ordene su vida y verá que todo será más sencillo. Lo hice y obtuvimos la quinta estrella”.

Gómez reconoce que cuando enfrentó a Equidad este semestre sintió que iba a ser como un duelo especial por el modo en el que ambos conciben el desempeño de sus dirigidos en la cancha.

“Somos gemelos en ese aspecto del trabajo. Nos criamos juntos y nos conocemos tanto, que todo se torna complicado. Les dije a mis hombres: va a ganar el que logre mantener su estructura. Y no es fácil tener 23 hijos concentrados, 11 en la cancha, y que se mantengan alerta durante 90 minutos. Y él lo ha logrado”. Ese día, el 5 de marzo, el encuentro entre Medellín y Equidad terminó 1-1 en el Atanasio Girardot.

Alexis García es un entrenador que cree en que el balón siempre debe ir al espacio, que siempre hay que atacar, pero no del mismo modo. Y que la velocidad del juego la da la pelota.

“Le comenté a la gente de Nacional que les había tocado el rival más duro de todos. Lo demostró en el partido de ida, veremos qué sucede en el de vuelta”, concluye El Bolillo, no sin antes destacar que García nunca, nunca critica, solo corrige, tal cual lo hace un buen maestro.

Por: Camilo Amaya

En Twitter: @CamiloGAmaya

Por Camilo Amaya - @CamiloGAmaya

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Jaime(9903)02 de mayo de 2021 - 12:38 p. m.
Una porqueria como ser humano, este Sr fue el que le metio los dedos en los ojos al recogebolas .
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