Gisela Robledo, la goleadora del futuro

Las risitas burlonas de los amigos de David Robledo cuando su hermana se ofreció para jugar con ellos y reemplazar a un niño que no había llegado se transformaron pronto en miradas de sorpresa y admiración. Ella tendría once o doce años y hasta entonces había practicado solamente microfútbol, pero apenas pisó la cancha grande demostró sus condiciones y acabó con el prejuicio de la gente de Guacarí, su pueblo, que consideraba que el fútbol era cosa de hombres.

Esa pelea ya la había ganado en casa. Su madre, que no estaba de acuerdo con que Gisela se la pasara corriendo detrás de un balón, había entendido que eso era lo que hacía feliz a la pequeña goleadora de buena técnica, gran velocidad y una habilidad fuera de lo común, aunque era la tía Oliva quien la ayudaba con dinero para comprar guayos y pagar su transporte rumbo a los entrenamientos.

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Con semejante talento, era cuestión de tiempo que llegara a la selección Valle y después a la de Colombia sub-17, que por ser subcampeona suramericana participó en 2018 en el Mundial de la categoría en Uruguay, en el que Gisela Robledo marcó los dos goles colombianos del torneo.

Por entonces jugaba con el Club Deportivo Atlas, de Cali, y aspiraba a conformar uno de los equipos de la naciente Liga Profesional Femenina. Lo que no imaginó es que en 2019 le cambiaría totalmente la vida. América la contrató y conformó con Linda Caicedo, otra gran promesa del balompié vallecaucano, la mejor dupla delantera del torneo. El título fue el premio para las escarlatas, que vencieron en la final a Independiente Medellín de la mano de sus jóvenes figuras.

Como si fuera poco, saltó a la fama al protagonizar un comercial de la marca de bebidas hidratantes Gatorade, al lado nada menos que de estrellas como Serena Williams, Lionel Messi y Usain Bolt.

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En la Copa Libertadores de ese año, Gisela marcó seis tantos. América quedó segundo en su grupo, detrás del Corinthians de Brasil, luego ganó su duelo de cuartos de final y enfrentó nuevamente al equipo paulista, con el que cayó 4-0 en semifinales. Este año, en la edición que se realiza en Argentina, el camino ha sido igual, pero las escarlatas esperan que el desenlace sea diferente en el juego de este miércoles (3:00 p.m., Win Sports).

“Corinthians es un equipo muy bueno, al que conocemos bien. Tiene jugadoras de mucha experiencia y recorrido, son las campeonas defensoras, pero nosotras tenemos muchas ganas de cambiar la historia. No será una tarea fácil, pero vamos a darlo todo por ganar”, aseguró la artillera vallecaucana, nacida el 13 de mayo de 2003, quien marcó los dos goles para el triunfo en la ronda pasada sobre Boca Juniors.

Dentro de dos meses cumplirá apenas 18 años, pero ya tiene un recorrido respetable en el fútbol. No tiene dudas de que con disciplina y constancia seguirá triunfando, seguramente en el exterior, porque admite que aunque se ha mejorado, “a la liga colombiana todavía le falta mucho, sobre todo en temas de apoyo y organización”.

Ya debutó con la selección de mayores, con la que sueña volver a un Mundial y anotar, como aprendió a hacerlo en el coliseo de Guacarí, en donde se imaginaba siendo la goleadora del equipo nacional cuando el fútbol para las mujeres todavía no era una opción de vida, pero ella lo vislumbraba.

Las risitas burlonas de los amigos de David Robledo cuando su hermana se ofreció para jugar con ellos y reemplazar a un niño que no había llegado se transformaron pronto en miradas de sorpresa y admiración. Ella tendría once o doce años y hasta entonces había practicado solamente microfútbol, pero apenas pisó la cancha grande demostró sus condiciones y acabó con el prejuicio de la gente de Guacarí, su pueblo, que consideraba que el fútbol era cosa de hombres.

Esa pelea ya la había ganado en casa. Su madre, que no estaba de acuerdo con que Gisela se la pasara corriendo detrás de un balón, había entendido que eso era lo que hacía feliz a la pequeña goleadora de buena técnica, gran velocidad y una habilidad fuera de lo común, aunque era la tía Oliva quien la ayudaba con dinero para comprar guayos y pagar su transporte rumbo a los entrenamientos.

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Con semejante talento, era cuestión de tiempo que llegara a la selección Valle y después a la de Colombia sub-17, que por ser subcampeona suramericana participó en 2018 en el Mundial de la categoría en Uruguay, en el que Gisela Robledo marcó los dos goles colombianos del torneo.

Por entonces jugaba con el Club Deportivo Atlas, de Cali, y aspiraba a conformar uno de los equipos de la naciente Liga Profesional Femenina. Lo que no imaginó es que en 2019 le cambiaría totalmente la vida. América la contrató y conformó con Linda Caicedo, otra gran promesa del balompié vallecaucano, la mejor dupla delantera del torneo. El título fue el premio para las escarlatas, que vencieron en la final a Independiente Medellín de la mano de sus jóvenes figuras.

Como si fuera poco, saltó a la fama al protagonizar un comercial de la marca de bebidas hidratantes Gatorade, al lado nada menos que de estrellas como Serena Williams, Lionel Messi y Usain Bolt.

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En la Copa Libertadores de ese año, Gisela marcó seis tantos. América quedó segundo en su grupo, detrás del Corinthians de Brasil, luego ganó su duelo de cuartos de final y enfrentó nuevamente al equipo paulista, con el que cayó 4-0 en semifinales. Este año, en la edición que se realiza en Argentina, el camino ha sido igual, pero las escarlatas esperan que el desenlace sea diferente en el juego de este miércoles (3:00 p.m., Win Sports).

“Corinthians es un equipo muy bueno, al que conocemos bien. Tiene jugadoras de mucha experiencia y recorrido, son las campeonas defensoras, pero nosotras tenemos muchas ganas de cambiar la historia. No será una tarea fácil, pero vamos a darlo todo por ganar”, aseguró la artillera vallecaucana, nacida el 13 de mayo de 2003, quien marcó los dos goles para el triunfo en la ronda pasada sobre Boca Juniors.

Dentro de dos meses cumplirá apenas 18 años, pero ya tiene un recorrido respetable en el fútbol. No tiene dudas de que con disciplina y constancia seguirá triunfando, seguramente en el exterior, porque admite que aunque se ha mejorado, “a la liga colombiana todavía le falta mucho, sobre todo en temas de apoyo y organización”.

Ya debutó con la selección de mayores, con la que sueña volver a un Mundial y anotar, como aprendió a hacerlo en el coliseo de Guacarí, en donde se imaginaba siendo la goleadora del equipo nacional cuando el fútbol para las mujeres todavía no era una opción de vida, pero ella lo vislumbraba.