Miguel Ángel Russo: “Pienso cumplir el contrato que firmé hasta finales de 2019”

El técnico de Millonarios regresó a Colombia y podría sentarse en el banquillo embajador este martes, en el duelo de Copa Libertadores frente a Deportivo Lara de Venezuela.

Daniel Avellaneda - Buenos Aires
15 de abril de 2018 - 10:00 p. m.
Miguel Ángel Russo, ya recuperado, viajó de Buenos Aires a Bogotá para hacerse cargo de Millonarios. / Cortesía “Clarín”
Miguel Ángel Russo, ya recuperado, viajó de Buenos Aires a Bogotá para hacerse cargo de Millonarios. / Cortesía “Clarín”

De traje impecable, color azul embajador, camisa blanca y corbata al tono. La sonrisa de siempre. Así se mostró Miguel Ángel Russo en la cena de la Conmebol, el miércoles pasado en el campo de polo de Palermo. Encontraron a un hombre fuerte, con ganas de seguir adelante, con la llama de entrenador viva en su cuerpo. El mundo del fútbol, en definitiva, celebró la recuperación del estratega de 62 años. Sobre todo Millonarios, que lo necesita en la etapa más importante del semestre. La clasificación a los cuartos de final de la Liga Águila y a los octavos de la Copa Libertadores son prioridades.

Russo lo tiene claro. No pudo ver la sorprendente derrota contra Leones porque estaba en pleno vuelo a Bogotá. Pero antes de subirse al avión, habló mano a mano con El Espectador en Buenos Aires, esa ciudad que lo cobijó hasta que terminó con el virus hospitalario que puso en peligro su vida. “Ya estoy bien, recuperando el peso, muy activo. No era una enfermedad lo que me afectaba y no había antibiótico. Es algo anormal lo que me pasó. Llegó un momento en el que estaba trabado. Los médicos decían: ‘Tenés una bacteria’. Entonces gana la incertidumbre. Aunque parezca mentira, en pleno siglo XXI no hay medicamento para la situación que atravesé. Los infectólogos tenían que hacer un combo y nada. Hasta que el cuerpo me avisó que estaba mejor”, cuenta Miguelito sobre ese calvario.

¿Lo sorprendió la reacción de la gente del fútbol, que se preocupó tanto por su salud?

Primero, quiero destacar a la gente de Millonarios. Los dirigentes se portaron bárbaro conmigo. Y los clubes de Colombia y Argentina también. Todos estuvieron pendientes de mí. Y de la U de Chile. Eso gratifica mucho.

Eso significa que ha dejado huella en el fútbol, más allá de los resultados.

La parte humana es fundamental. Somos mortales, ganamos, perdemos, pero ese aspecto de la vida es lo más importante, no se negocia. Estuve en la reunión de Conmebol y todo el mundo, de una forma u otra, estuvo cerca.

¿Cuál fue el gesto que más valoró?

Sería injusto nombrar a un solo club o a una persona. Viví muchas cosas halagadoras, reconfortantes. De Bogotá, de Millonarios, del fútbol colombiano, del argentino, cada uno a su manera lo expresó. Y yo estoy muy feliz.

¿Y los hinchas?

Me conmovieron la cadena de oraciones en Bogotá, las banderas que pusieron en Lanús, Central y Estudiantes. Los saludos a través de las webs de Boca y la U de Chile. Humanamente, tuve una respuesta total, importante, partiendo de mi club, Millonarios.

¿Siente que ganó una batalla?

Uno está tranquilo consigo mismo porque pudo superar esto. Tuve una gran respuesta. Tenía que lucharla y no me desanimé nunca, no me quedé quieto. Sí puedo decir que en un momento me enojé. Pero dije: “A mí una bacteria no me va a ganar”. Había pasado una operación, que es más difícil, y me preguntaba: “¿Cómo puede ser que esté pasando eso?”. Pero así son las cosas.

***

Pedro, su nieto de cinco años, revolotea cerca de ese abuelo al que aprovechó durante el último mes. Y si “con amor todo se cura”, tal cual describió Russo después de la intervención quirúrgica de enero, la familia fue un elemento clave. Todavía no ha definido si mañana estará en el banco de El Campín para el partido ante Deportivo Lara. “Vamos a ver cómo estamos. Cuando a uno le pasan estas cosas tiene que ir escalón por escalón. No digo más nada. Pero cuando te tocar reintegrarte, te gusta todo”, dice.

¿Extrañaba las canchas?

Trabajar me hace muy bien y los médicos coinciden conmigo. Me libera. Estando bien, dirigir es lo que mejor me puede pasar; me hace sentir útil. Pero todos los pasos son más cortos. Con los doctores decidimos que es el tiempo de volver a la actividad. Siempre fui prudente. No me quería apurar. Con la bacteria había días que estaba bien y de repente me subía la temperatura a 40 grados. La fiebre me hacía estar cerca de tener convulsiones.

¿Alguna vez pensó en renunciar?

No, en ningún momento. Primero, por como se portó Millonarios conmigo. Después, porque hay mucho por hacer. Están apareciendo chicos que le van a dar mucho al club a futuro y pienso respetar el contrato que firmé hasta diciembre de 2019.

¿Qué jóvenes observa con proyección?

Están Christian Huérfano, Juan Camilo Salazar, Ómar Bertel, Andrés Felipe Román… Ellos vienen trabajando con nosotros desde hace más de un año y nos hemos fijado en la pauta de trabajo y coordinación con el club darles mucha prioridad a estos chicos, más allá de las obligaciones que tienen que ver con los resultados y ser campeones. Millonarios apuesta al futuro y al fogueo de sus jugadores jóvenes. Ellos tienen que aprender a absorber los golpes. Y para eso estamos en este equipo.

¿Ya está el profe Gottardi para hacerse cargo de un primer equipo?

Hugo está muy capacitado. Lo demostró en mi ausencia. Trabajamos juntos hace más de 20 años. Y Guillermo Cinquetti también.

¿Cómo siguió a Millonarios y cómo vio al equipo?

Lo veía por televisión. Uno ya conoce a los jugadores y sabía que no se podía mantener el nivel. Nos costó el arranque, pero estuvimos 16 partidos sin perder. Nos faltan los puntos que nos empataron sobre la hora. Igual, falta mucho y es una exigencia grande la Copa Libertadores.

¿Cree que podrán cumplir con los dos objetivos: entrar a cuartos y seguir en la Copa?

Una de las metas que tenemos después del Mundial es seguir en Libertadores. Es una zona difícil, con un calendario apretado; jugamos cada tres días y hay que tener cuidado con las lesiones. Soy de los que piensan que nos tenemos que acostumbrar a jugar. El fixture es exigente. Hay un viaje por Copa, tenemos que ir a Venezuela, tenemos que recibir a Independiente, hay que ir a São Paulo para jugar con Corinthians. Son muchos partidos bravos.

¿Cómo palpita el duelo con Deportivo Lara, el rival más accesible?

No hay que subestimar. Ellos le ganaron a Independiente, que es un equipo copero. No será fácil.

¿Qué balance hace de este tiempo en el fútbol colombiano?

Me siento cómodo. Ya me adapté, entendí sus formas. Hay diferencias con el fútbol argentino. En la reglamentación, en la forma de proceder, los árbitros dejan jugar más. Se pasa de defensa a ataque muy rápido. Se juega mucho por los extremos. Y los futbolistas colombianos tienen mucho talento, velocidad y potencia. Por eso ya no extraña cuando van a la Argentina y se plantan como, por ejemplo, Wílmar Barrios en Boca Juniors.

Por Daniel Avellaneda - Buenos Aires

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