Alberto Gamero, un técnico a la medida del Tolima

Alberto Gamero grita de igual forma en las prácticas y en los partidos. De hecho, en los entrenamientos apela al método didáctico del exfutbolista que es entrenador. Por eso no es raro verlo mostrar a sus dirigidos cómo se hace un pase, cómo hay que cubrir un espacio, incluso cómo tirar un centro.

Así transcurre la cotidianidad para el entrenador del Deportes Tolima, para el hombre fanático del oficio que volvió a dirigir el club de Ibagué el 23 de agosto de 2017 luego de un paso efímero por el Júnior. “Repetición, repetición”, dice, entendiendo que el cuerpo apela a la memoria, la mente también. Y así es más sencillo jugar al fútbol. Desde su regreso al conjunto pijao, el samario ha dirigido 31 partidos, de los cuales solo perdió siete, empató nueve y ganó 15. Una efectividad del 58 %, algo bastante alto en un fútbol tan cambiante y fluctuante como el colombiano.

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Este semestre, a pesar de comenzar con una derrota y un empate (solo pudo ganar en la tercera fecha, cuando superó 3-1 a Alianza Petrolera), Gamero logró estructurar un equipo equilibrado que hoy en día está arriba en la tabla de posiciones, que no pierde hace cinco fechas y que en la misma cantidad de duelos ha marcado 11 goles (2,2 tantos por encuentro) y apenas ha recibido tres. “Estamos trabajando para eso: para que no nos anoten y para poder ser efectivos en la portería rival”, dijo luego del triunfo 1-0 sobre Leones en Itagüí.

Gamero ha logrado una comunión con el grupo de jugadores, con sus ayudantes y con la directiva para conformar un proyecto serio, para llegar a 28 puntos en 16 partidos jugados, es decir, a un paso de la clasificación a las finales. En sus etapas al mando del Tolima llegó a la final del segundo semestre de 2016 y a semifinales el torneo pasado, perdiendo en ambas ocasiones con Independiente Santa Fe.

De asegurar un cupo a la siguiente ronda, será la sexta vez que lo haga en siete intentos como DT, una marca que avala su labor desde el banco, que minimiza el mal episodio con Júnior. Más allá de acceder a la otra fase, el objetivo para Gamero es garantizar la mayor cantidad de puntos para que el equipo vuelva a una competencia continental. “Si no podemos ganar la liga ahora, iremos por el tiquete a un torneo internacional. El equipo está para esos desafíos”, dijo el fin de semana pasado.

Mañana, frente a Millonarios, en el estadio Manuel Murillo Toro, Gamero deberá defender el invicto del equipo tolimense sobre el embajador en su casa, pues los azules no ganan en Ibagué desde el 26 de mayo de 2013 (hace cuatro años, 10 meses y 21 días), cuando se impusieron 2-1 con goles de Fredy Montero y Érick Moreno. “No hay presión por esos números. La hay por jugar bien, por seguir haciendo las cosas a conciencia”, apuntó el hombre que parece haber encontrado su lugar en el mundo, uno donde lo dejan trabajar de manera silenciosa para que sean sus jugadores los que demuestren en la cancha que el Tolima es, por ahora, el equipo con la armonía perfecta.

Alberto Gamero grita de igual forma en las prácticas y en los partidos. De hecho, en los entrenamientos apela al método didáctico del exfutbolista que es entrenador. Por eso no es raro verlo mostrar a sus dirigidos cómo se hace un pase, cómo hay que cubrir un espacio, incluso cómo tirar un centro.

Así transcurre la cotidianidad para el entrenador del Deportes Tolima, para el hombre fanático del oficio que volvió a dirigir el club de Ibagué el 23 de agosto de 2017 luego de un paso efímero por el Júnior. “Repetición, repetición”, dice, entendiendo que el cuerpo apela a la memoria, la mente también. Y así es más sencillo jugar al fútbol. Desde su regreso al conjunto pijao, el samario ha dirigido 31 partidos, de los cuales solo perdió siete, empató nueve y ganó 15. Una efectividad del 58 %, algo bastante alto en un fútbol tan cambiante y fluctuante como el colombiano.

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Este semestre, a pesar de comenzar con una derrota y un empate (solo pudo ganar en la tercera fecha, cuando superó 3-1 a Alianza Petrolera), Gamero logró estructurar un equipo equilibrado que hoy en día está arriba en la tabla de posiciones, que no pierde hace cinco fechas y que en la misma cantidad de duelos ha marcado 11 goles (2,2 tantos por encuentro) y apenas ha recibido tres. “Estamos trabajando para eso: para que no nos anoten y para poder ser efectivos en la portería rival”, dijo luego del triunfo 1-0 sobre Leones en Itagüí.

Gamero ha logrado una comunión con el grupo de jugadores, con sus ayudantes y con la directiva para conformar un proyecto serio, para llegar a 28 puntos en 16 partidos jugados, es decir, a un paso de la clasificación a las finales. En sus etapas al mando del Tolima llegó a la final del segundo semestre de 2016 y a semifinales el torneo pasado, perdiendo en ambas ocasiones con Independiente Santa Fe.

De asegurar un cupo a la siguiente ronda, será la sexta vez que lo haga en siete intentos como DT, una marca que avala su labor desde el banco, que minimiza el mal episodio con Júnior. Más allá de acceder a la otra fase, el objetivo para Gamero es garantizar la mayor cantidad de puntos para que el equipo vuelva a una competencia continental. “Si no podemos ganar la liga ahora, iremos por el tiquete a un torneo internacional. El equipo está para esos desafíos”, dijo el fin de semana pasado.

Mañana, frente a Millonarios, en el estadio Manuel Murillo Toro, Gamero deberá defender el invicto del equipo tolimense sobre el embajador en su casa, pues los azules no ganan en Ibagué desde el 26 de mayo de 2013 (hace cuatro años, 10 meses y 21 días), cuando se impusieron 2-1 con goles de Fredy Montero y Érick Moreno. “No hay presión por esos números. La hay por jugar bien, por seguir haciendo las cosas a conciencia”, apuntó el hombre que parece haber encontrado su lugar en el mundo, uno donde lo dejan trabajar de manera silenciosa para que sean sus jugadores los que demuestren en la cancha que el Tolima es, por ahora, el equipo con la armonía perfecta.