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Los 74 años de Millonarios y el propósito de no desdibujar su historia

Fue en la notaría tercera de Bogotá donde Alfonso Senior Quevedo firmó la escritura pública N° 2047. Con ella se fundó formalmente el Club Deportivo Los Millonarios el 18 de junio de 1946.

Andrés Osorio Guillott
18 de junio de 2020 - 05:55 p. m.
De izquierda a derecha: Alfredo Mosquera, Alfredo Di Stefano, Adolfo Pedernera y Antonio “Maestrico” Báez, referentes de Millonarios en la época de El Dorado.
De izquierda a derecha: Alfredo Mosquera, Alfredo Di Stefano, Adolfo Pedernera y Antonio “Maestrico” Báez, referentes de Millonarios en la época de El Dorado.
Foto: Archivo El Espectador

Antes de ser Club Deportivo Los Millonarios se llamó Unión Juventud, Unión Bogotá, Deportivo Municipal y Millonarios. Hasta el 2011 tuvo el nombre con el que fue fundado en el 46. Luego de ese año se llamó Millonarios Fútbol Club. Hace nueve años, aunque así ha sido siempre, fue su hinchada la que lo salvó de caer en la quiebra. Un poco más de 3.000 personas se hicieron socios del equipo, y con sus acciones lograron capitalizar a una institución que ha tenido más crisis que épocas de gloria.

Cuando fue el Deportivo Municipal vistió de camiseta blanca y pantaloneta negra. Luego, cuenta la leyenda que el azul se adaptó por una fotografía de El Gráfico sobre un jugador que militaba en el Club Atlético Tigre. Desde la primera mitad de la década de 1940 el azul y el blanco son los colores insignes de Millonarios. Muchos otros clubes discuten por ser el único rojo, o el único verde, pero azul en Colombia solo hay uno, y ese uno ha congeniado con el azul de un cielo que tiende a ser más frío en Bogotá y con el blanco que sí suele acompañar todos los colores del fútbol.

El nombre no ha correspondido casi nunca a su economía. Bastante pretensioso resultó llamarse “Millonarios”, pero por el poderío que mostró en los inicios del fútbol colombiano en cuanto a su capacidad de contrataciones extranjeras, en especial argentinos, varios medios hablaron del equipo de los ‘millonarios’. Alfonso Senior Quevedo, un ícono en la historia del balompié nacional, tenía todos los medios para hacer del club que fundó lejos de su natal Barranquilla un ejemplo para el país y para la región.

El Club Deportivo Los Millonarios se fundó y tuvo un valor nominal de $10.oo. Su capital suscrito fue de $ 30.000.oo. En la plantilla del club bogotano se bailaba tango y también algunas cumbias. Mauro Mórtola, vicepresidente del club, fue quien convenció a Alfonso Senior para unirse y potenciar a Millonarios. En su llegada a la capital, el dirigente barranquillero había tenido algunos acercamientos con dirigentes de Santa Fe, pero finalmente se decidió por un camino labrado a punta de convicciones y añoranzas.

“No se cansaba de repetirnos a sus hijos: quiero que recuerden la historia del Club, precisamente por eso, ‘porque todo lo que hizo fue bien hecho’, refiriéndose a la contratación, por ejemplo, de los grandes-grandes como Rossi y Pedernera. También recordaba, desde luego, la gloria de los años posteriores, cuando lograron contratar a genios del fútbol nacional como el “Caimán” Sánchez, o más adelante al inolvidable Willington Ortíz o a tantos y tantos que escribieron la historia del Club con su competencia como seres humanos y como futbolistas”, dijo Alfonso Senior Jr., en el prólogo de Las 1001 anécdotas de Millonarios, libro escrito por Jorge Mario Neira.

Muchos fueron los logros que los embajadores consiguieron con Alfonso Senior como presidente del club. 13 de las 15 estrellas que Millonarios tiene en el torneo local se consiguieron bajo la dirigencia del barranquillero que vistió siempre de saco y corbata, con la elegancia que se veía anteriormente en las calles de Bogotá, en los que alguna vez fueron pasadizos limpios, carentes del caos y de la inseguridad de ahora. Por esa intemperie se reunía con los jugadores para tomarse un café o un whisky, también estos se veían con quienes vestían de rojo y blanco para jugar tejo. La Bogotá de antaño también permitió que los jugadores fueran más humanos y menos estrellas de un espectáculo que desfiguró la esencia del juego, que alejó a las hinchadas que antes llevaban la olla del almuerzo al estadio y que no iban al ‘Coloso de la 57’ tapándose la camiseta, paisaje que se ve ahora por algunos focos de violencia que ha dejado muertos en nombre de los equipos de fútbol.

A don Alfonso Senior lo tildaron de loco cuando quiso traer a Adolfo Pedernera. Su gallardía y convicción le dieron la razón. La huelga de futbolistas en Argentina, donde se dice que llegaron a salir más de 900 jugadores, provocó ese gran éxodo por toda América Latina, y junto a Pedernera llegarían Alfredo Di Stéfano y Nestor Raúl Rossi, figuras de ese mítico Millonarios que lo ganó todo en 1949, 1951, 1952 y 1953.

El fútbol se ancló desde entonces al sistema capitalista. El que tiene los recursos aumenta las probabilidades de éxito. Con las figuras de antaño se creó un equipo de ensueño, un equipo que nunca más volvió a tener Millonarios y el que sigue siendo un lugar común en los argumentos de los hinchas a la hora de hablar de la grandeza de su historia, ¿y cómo no volver a él? “Quien lo vive es quien lo goza” reza un adagio popular.

“Con el correr de los años, ante el olvido de los detalles de la historia que empezaba a afectar a los hombres de su generación y el desconocimiento de los nuevos hinchas, sacaba a colación cualquier hecho y decía que ahí estaba la impronta de Millonarios. Sabía que, como buenos colombianos, había también intereses ocultos de desdibujar el pasado, para posesionar dudosos presentes. Por ello se entusiasmaba, como los juglares del Medioevo, contando y volviendo a contar, hasta que le alcanzó la voz, las historias de sus héroes deportivos, con la mayor veracidad y precisión posibles”, afirmó también Alfonso Senior Jr., en el prólogo de Las 1001 anécdotas de Millonarios.

El legado que dejó Alfonso Senior Quevedo atraviesa la historia del fútbol colombiano, pero la de Millonarios es la que más se recuerda en la capital. Por él también se logró que el primer técnico en llevar a la selección de Colombia a un Mundial fuera un exjugador del equipo albiazul: Adolfo Pedernera en 1962. Por él fue que el balompié nacional traspasó las fronteras y llegó tenerse en cuenta para disputar torneos en otras latitudes a las que los equipos del torneo local ya no suelen llegar.

Contar los 74 años de historia de Millonarios es volver al San Bartolomé, al centro de Bogotá donde se fraguó el origen de uno de los clubes más importantes del fútbol colombiano; es volver a la época de El Dorado; es construir un equipo utópico vestido de un azul que ardió, como lo dice Neruda en uno de sus poemas, de un azul que arropó a Alfredo Di Stéfano, Adolfo Pedernera, Alfredo Castillo, Amadeo Carrizo, Marino Klinger, Efraín El “Caimán” Sánchez, Alonso El “Pocillo” López, Delio La “Maravilla” Gamboa, Alejandro Brand, Arturo Segovia, Willington Ortíz, Jaime Morón, Juan Gilberto El “Búfalo” Funes, Sergio Goycochea, Óscar El “Pájaro” Juárez”, Arnoldo Iguarán, entre otros.

De 1988 en adelante Millonarios ha sufrido una escasez de títulos. En sus 74 años de historia nunca había tenido una época tan desértica. Una Copa Merconorte, una Copa Colombia, dos títulos de liga y una Superliga es el saldo en los últimos 32 años. Ricardo Lunari, Jhon Marío Ramírez, Héctor Burguez, Andrés Chitiva y Ricardo Ciciliano son algunos de los jugadores que los hinchas recuerdan en estas últimas décadas y que no lograron la gloria con el equipo capitalino. De los títulos de la Copa Colombia en 2011, de las ligas en 2012 II y 2017 II, y de la Superliga 2018, quedan los nombres de Richard Páez, Hernán Torres y Miguel Ángel Russo, directores técnicos; de jugadores como Mayer Candelo, Hárrison Otálvaro, Román Torres, Jhonny Ramírez, Wason Rentería, Andrés Cadavid, Pedro Franco, Rafael Robayo, Wilberto Cosme, Ayron del Valle, Luis Delgado, Nicolás Vikonis, David Macallister Silva, John Duque, Henry Rojas, entre otros.

Desde aquel 15 de agosto de 1948 donde Millonarios jugó su primer partido y venció 6-0 a Once Deportivo de Manizales, hasta el último partido que jugó el embajador este año, y en el que cayó 1-0 frente a Independiente Medellín en la capital de Antioquia el pasado 7 de marzo, han pasado muchas historias, dirigentes, jugadores e hinchas. Quienes copan las tribunas son los que se mantienen y son los responsables de no desfigurar ese pasado que ya le preocupaba a Alfonso Senior que se olvidara.

Más allá de contar con el Museo en el Estadio El Campín, y que no es un dato menor si tenemos en cuenta que es el único equipo en Colombia que ha querido abrir un espacio para contar su historia, a Millonarios y su grandeza lo termina salvando la hinchada que lo sigue defendiendo pese a tantos disgustos. Los 74 años de historia tienen muchos momentos que se convierten en escudos para hablar de la tradición y del peso que tiene la institución en Colombia, pero ni quienes lo dirigen, ni quienes visten su camiseta en la cancha y en las calles pueden volver una y otra vez a las memorias para defender el prestigio, pues más allá de aquellos días épicos y gloriosos, a un equipo como Millonarios lo debe acompañar ese camino enchapado en el oro de los trofeos, del fútbol que tendría que volver a ser rebelde para desligarse del mercado, del espectáculo, y volver a ser ese deporte de hidalguía, de convicciones, de toques precisos y de juego constante. Que a Millonarios lo salven entonces los románticos y los que creen que la historia se escribe en colores, especialmente con el azul y el blanco,  y no solamente con el blanco y el negro que arropan los mejores recuerdos del equipo capitalino.

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