Millonarios venció a Pasto y dio un golpe de autoridad

Santiago Montoya ingresó a la cancha en el minuto 59 por Christian Marrugo. Trotó un poco, busco el espacio libre y la primera pelota que tocó la mandó al fondo del arco sur del estadio El Campín. Y no fue con los pies, fue con la cabeza, tras un pase de César Carrillo, una habilitación del volante que pareció irse al piso, pero que terminó lanzando una pelota englobada para que el antioqueño llegara de atrás y pusiera el 1-0 con el que Millonarios venció 1-0 a Pasto, con el que el cuadro embajador ahora es el único líder del grupo A con 10 puntos.

La anotación de Montoya (la segunda en este semestre), fue el premio para un equipo que buscó una y otra vez, que se chocó contra la muralla que puso el conjunto nariñense de Alexis García. Lo intentó Juan David Pérez, también Fabián González Lasso con un remate que se estrelló en el travesaño en la primera parte.

Y tanto ir, tanto pelear, tanto correr tuvo premio en el que menos esperaba el visitante, en el que los centrales dejaron solo por un segundo, en Montoya que también sabe cabecear y muy bien: al piso para que al arquero se le haga más complicado atajar el balón.

Ese gol obligó a Pasto a salir, a dejar de ser un onceno tímido y crónico. De hecho, tuvieron que pasar 79 minutos para que el visitante tuviera una opción clara. Pero a medida que el cuadro nariñense se volcó al ataque, más grande fueron los espacios atrás, y Millonarios apostó por aprovechar a Pérez, el hombre rápido por las bandas.

Y el partido se volvió frenético, de correr más. Y Millonarios lo hizo como en la primera parte y Pasto como no lo había hecho. Y el local pasó a ser el acorralado en los últimos minutos por la reacción del visitante, no tan contundente. Pero ahí estuvo Wuilker Fariñez para dar como siempre tranquilidad.

Al final, no hubo más goles, Millonarios aguantó, ganó y demostró, otra vez, que la regularidad de la fase previa no se ha ido, que en los cuadrangulares el equipo sigue funcionando como un reloj, con la sincronización que se necesita si se quiere ser campeón.

Santiago Montoya ingresó a la cancha en el minuto 59 por Christian Marrugo. Trotó un poco, busco el espacio libre y la primera pelota que tocó la mandó al fondo del arco sur del estadio El Campín. Y no fue con los pies, fue con la cabeza, tras un pase de César Carrillo, una habilitación del volante que pareció irse al piso, pero que terminó lanzando una pelota englobada para que el antioqueño llegara de atrás y pusiera el 1-0 con el que Millonarios venció 1-0 a Pasto, con el que el cuadro embajador ahora es el único líder del grupo A con 10 puntos.

La anotación de Montoya (la segunda en este semestre), fue el premio para un equipo que buscó una y otra vez, que se chocó contra la muralla que puso el conjunto nariñense de Alexis García. Lo intentó Juan David Pérez, también Fabián González Lasso con un remate que se estrelló en el travesaño en la primera parte.

Y tanto ir, tanto pelear, tanto correr tuvo premio en el que menos esperaba el visitante, en el que los centrales dejaron solo por un segundo, en Montoya que también sabe cabecear y muy bien: al piso para que al arquero se le haga más complicado atajar el balón.

Ese gol obligó a Pasto a salir, a dejar de ser un onceno tímido y crónico. De hecho, tuvieron que pasar 79 minutos para que el visitante tuviera una opción clara. Pero a medida que el cuadro nariñense se volcó al ataque, más grande fueron los espacios atrás, y Millonarios apostó por aprovechar a Pérez, el hombre rápido por las bandas.

Y el partido se volvió frenético, de correr más. Y Millonarios lo hizo como en la primera parte y Pasto como no lo había hecho. Y el local pasó a ser el acorralado en los últimos minutos por la reacción del visitante, no tan contundente. Pero ahí estuvo Wuilker Fariñez para dar como siempre tranquilidad.

Al final, no hubo más goles, Millonarios aguantó, ganó y demostró, otra vez, que la regularidad de la fase previa no se ha ido, que en los cuadrangulares el equipo sigue funcionando como un reloj, con la sincronización que se necesita si se quiere ser campeón.