El próximo año, el Deportes Quindío deberá jugar en la Primera B por segunda vez en su historia, luego de haberlo hecho en el año 2000. De allí, y luego de un año de espera, regresó a la máxima categoría del fútbol colombiano de la mano del estratega Eduardo Lara, al derrotar en una gran final al Deportivo Rionegro, el Unión Magdalena y el Chicó Fútbol Club.
Por esa época los dirigentes del equipo buscaron al que hoy es el actual dueño del club y quien para muchos es uno de los directos responsables del mal momento del equipo, el empresario Hernando Ángel, que evidentemente no invierte en una buena nómina y por eso su equipo pasa hoy las duras y las maduras.
Luego de ese doloroso paso por la segunda división, el cuadro cuyabro tuvo varios altibajos, hasta que en 2008 consiguió su primera participación en un cuadrangular semifinal, de la mano del técnico Néstor Otero.
En 2010, luego de una decepcionante campaña en el torneo apertura, donde se ubicó en el último lugar de la tabla de posiciones, el equipo logró reponerse, y en el clausura fue protagonista, llegando a las semifinales de la Liga Postobón.
Al año siguiente, Quindío tuvo campañas irregulares en ambos torneos. Sin embargo, para la temporada 2012 inició con 90 puntos en la tabla de descenso, a sólo cuatro unidades del colero Real Cartagena, que a la postre fue el conjunto que descendió ese año.
En las últimas tres ligas sumó apenas 114 puntos en 108 juegos, y las 27 unidades en los 36 partidos disputados este año son la muestra de los malos resultados, cifras que lo condenaron a caer a la B. Además, este semestre pasaron tres entrenadores por sus filas: Eduardo Cruz, Arturo Boyacá y César Torres.
Ahora la escuadra de Armenia no sólo deberá competir en la B sino salir de una profunda crisis deportiva y financiera. A la espera de anuncios oficiales sobre las posibles salidas a la debacle quindiana, sólo su entrenador César Torres da la cara: “Estoy muy golpeado. La gente tendrá que entender que aquí todo el mundo está involucrado. El equipo está destrozado; los muchachos corrieron y se entregaron y les está doliendo mucho, al igual que a nosotros. Hay que hacerle el duelo a esto rápido. Esta es una profesión que hoy nos deja como los peores en Colombia”.