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La Primavera es la finca de la familia Corredor, a cinco minutos de Tunja (Boyacá). Allí, entre pastizales, animales y árboles frutales, nació la pasión por el fútbol de Diego Andrés Corredor. Era costumbre que por lo menos una vez a la semana se reuniera la familia entera a compartir un almuerzo y un partido de fútbol. “Tengo once tíos, de los cuales nueve son hombres, así que, sumados a algunos amigos, formamos un equipo. Cada fin de semana jugábamos junto a mis primos. Era un plan casi sagrado”, cuenta Diego, el hoy técnico del Patriotas de Boyacá, uno de los ocho finalistas de la Liga Águila en este primer semestre de 2018.
Edilberto Corredor fue el primero de la familia que llegó al fútbol profesional. Estuvo cerca de jugar con Millonarios, sin embargo, debutó con Lanceros Boyacá. Fue él el ídolo de sus sobrinos Diego e Iván, quienes desde niños soñaron con seguir sus pasos. El ciclismo, deporte número uno en el departamento de Boyacá, tentó a los hermanos Corredor. De hecho, Diego recuerda el día en que llegó a su casa Serafín Bernal y le dijo a su padre que sus hijos tenían el prototipo para ser grandes pedalistas, por lo que los invitaba a su club de ciclismo. “Mi papá, amante del fútbol, le agradeció por la invitación, pero por dentro se motivó a seguirnos entrenando”.
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Iván debutó en el Independiente Medellín y Diego en el Deportes Tolima. Las lesiones le impidieron a Diego tener una larga carrera profesional y, por eso, siendo jugador activo de Patriotas, recibió la oportunidad de volverse entrenador, dirigiendo el equipo sub 20. Estudió educación física en Tunja e hizo el curso de técnico de la ATFA (Asociación de Técnicos de la Federación Argentina).
“Aprendí a ver el fútbol de la misma manera que me lo inculcaron mi papá y mis entrenadores, pero además de eso creo que me modernicé tratando de seguir las enseñanzas de Pep Guardiola o el profe Juan Carlos Osorio. Me encaminé por ese lado y comencé a desarrollar mi carrera como DT”, reconoce Diego, quien está casado con Kelly González y es el orgulloso padre de Sofía y Celeste.
Este semestre cambió en un 95 % la nómina de Patriotas, le apostó a un nuevo proceso trayendo a jugadores a los que les veía potencial, pero que no estaban teniendo mucha continuidad en sus clubes. Sin duda, el gran acierto fue la contratación del argentino Ómar Sebastián Pérez. “Desde que me hablaron de la posibilidad de que viniera siempre me mostré ilusionado en que podría recuperar su confianza. Sabía que un jugador como él no estaba para 15 o 20 minutos, como estaba en Santa Fe, sino para ser el eje del equipo. Él ha respondido con las expectativas y no sólo nos aporta dentro del terreno de juego, sino que con su jerarquía y experiencia motiva al resto del grupo”, asegura Corredor, quien confía en que llegar a los cuartos de final no es el techo de su equipo.
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“Creo que el éxito fue estar convencidos de la renovación de la nómina. Conocernos y darnos cuenta de que lo que había llegado era mejor de lo que habíamos tenido. Comenzamos la pretemporada con la idea de mostrar una identidad de juego. Desde el comienzo se obtuvieron resultados, el grupo se fue convenciendo de la idea. Ahora todos pensamos en grande y somos conscientes de que podemos pelear por el título”, dice con certeza este boyacense que sueña no sólo con seguir dejando huella en el equipo de su tierra, sino motivando a los niños a practicar este deporte. “No tengo nada en contra del ciclismo, pero es hora de que se entienda que el ciclismo no es el único deporte en esta región. En Patriotas ya tenemos equipos en Duitama, Sogamoso y Tunja”.