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El 11 de enero, en el estadio Defensores del Chaco, Colombia derrotó 2-1 a la selección de Bolivia con goles de John Jairo Tréllez y Felipe Pérez. Pero más allá del auspicioso debut, lo que ilusionó a los televidentes colombianos que vieron el partido, fue advertir un cambio sustancial en el funcionamiento del plantel, y la aparición de una serie de jugadores que pocos conocían.
Tres días después, el rival de turno fue la selección de Argentina, orientada por el exfutbolista Carlos Pachamé. El resultado final fue 1-1, y el gol del empate lo logró el delantero John Edison Castaño en el minuto 80. Ese día, no solo hubo elogios para el autor del gol, sino en general para todo el plantel, con nombres aparte como René Higuita, Jairo Ampudia, Álvaro Núñez y James Rodríguez.
Cuando se jugó el tercer partido el 18 de enero, y Colombia logró el empate a cero goles con Brasil, ya se hablaba en el torneo del equipo de Luis Alfonso Marroquín y, además de los citados, se hacían elogios a José Romeiro Hurtado, Nilton Bernal, Nelson “Piraña” Díaz o Carlos Augusto Álvarez. La clasificación a la segunda fase se logró el 20 de enero al apabullar a Chile 3-0.
Ese día marcaron James Rodríguez, Jhon Jairo Tréllez y Álvaro Núñez. Esa rotunda victoria le permitió a Colombia jugar el cuadrangular final, donde inició con un aguerrido empate 1-1 con el local Paraguay, comandado por su arquero José Luis Chilavert. Después vino una derrota con Brasil 2-1, por lo que las posibilidades de clasificar quedaron supeditas al último juego con Uruguay el 30 de enero.
El juego se resolvió por goleada 4-1, con dos goles de la “Turbina” Tréllez, y anotaciones de James Rodríguez y Felipe Pérez. De esta manera por primera vez, Colombia logró el tiquete para la Copa Mundial de fútbol juvenil a disputarse en la Unión Soviética. El hombre de la hazaña fue el técnico Luis Alfonso Marroquín, un exfutbolista amateur que siempre tuvo claro que quería ser técnico.
Fue así como, en 1981 tomó la selección de Antioquia, con notables éxitos. Tantos que lo nombraron como entrenador de la selección juvenil de Colombia tres años después. Con la asistencia técnica de Hugo Castaño, el profesor Luis Alfonso Marroquín no solo logró clasificar al mundial de la URSS, sino que acudió al torneo internacional, donde logró entrar a la segunda fase.
Después de sendos empates 2-2 y 1-1 con las selecciones de Hungría y Bulgaria, el equipo de Luis Alfonso Marroquín, reforzado por Eduardo Niño, John Córdoba u Orlando “Pony” Maturana, una victoria 2-1 sobre Túnez 2-1, con goles de Castaño y Tréllez, le permitió jugar en la segunda fase con Brasil. Y hasta ahí llegó el sueño. El equipo auriverde goleó a Colombia 6-0.
A su regreso a Colombia, Marroquín entregó la dirección técnica de la selección juvenil, pero continuó vinculado estrechamente al desarrollo del fútbol antioqueño. De su grupo de 1985, quedaron jugadores que hicieron historia en el fútbol nacional como René Higuita que llegó a ser el arquero de la selección de mayores y campeón de la Copa Libertadores de América de 1989 con Atlético Nacional.
John Edison Álvarez fue defensa de Santa Fe y Deportivo Cali. Álvaro Núñez pasó por el Cúcuta, Santa Fe y Sporting de Barranquilla. Jairo Ampudia triunfó en el América de Cali, y tuvo una larga figuración en el fútbol nacional como jugador del Bucaramanga, Unión Magdalena, Millonarios, Cúcuta, Junior y Deportivo Cali. José Romeiro Hurtado pasó por América, Santa Fe, Tolima y Bucaramanga.
James Rodríguez, padre del estelar jugador del mismo nombre, jugó en Tolima y Cúcuta. John Jairo Tréllez tuvo una destacada carrera en el Atlético Nacional y la selección Colombia, pero además jugó en el Zurich de Suiza, Boca Juniors de Argentina, Palmeiras de Brasil y también fue parte de algunos equipos de China, Arabia Saudita, Marruecos y Estados Unidos.
Felipe Pérez fue un destacado volante del Atlético Nacional, Medellín y Envigado. Desafortunadamente fue asesinado en octubre de 1996. John Edison Castaño, de quien se llegó a decir que iba a ser el mejor jugador de Colombia, tuvo una rápido periplo por el fútbol local en Pereira, América, Nacional, Deportivo Cali, Santa Fe, Caldas, Huila, Tolima y Quindío.
Esta fue la generación de Luis Alfonso Maroquín, fallecido este jueves en Medellín. La liga antioqueña de fútbol, la dirigencia deportiva, y muchos jugadores que oyeron sus consejos dentro y fuera de las canchas lamentaron su adiós. En 1987, cuando ya había dejado una huella en el fútbol nacional, Marroquín fue asistente técnico de Francisco Maturana que impuso un nuevo capítulo en la historia colombiana.