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Juan Moreno: la sabiduría de saber esperar

Proveniente de las divisiones menores de Millonarios, el arquero de 21 años espera estar a la altura de los guardametas que han pasado por la institución en los últimos años y reivindicar el proyecto de Alberto Gamero con los juveniles.

Andrés Osorio Guillott
06 de noviembre de 2020 - 10:47 p. m.
Juan Moreno fue campeón del torneo nacional sub-20 con Millonarios en 2019.
Juan Moreno fue campeón del torneo nacional sub-20 con Millonarios en 2019.
Foto: Agencia AFP

Juan Esteban Moreno Córdoba nació en una de las épocas más difíciles para el municipio de Apartadó, ubicado en el Urabá antioqueño. Los paramilitares ingresaron al pueblo al finalizar el milenio. Los cultivos de banano, maíz y cacao muchas veces resultaron salpicados por la sangre de quienes llevaban décadas trabajando la tierra, esa misma que ha sido el eje del conflicto armado en Colombia.

Juan Moreno, que ahora es el arquero titular de Millonarios, es uno de esos casos en los que la vida se mantuvo aferrada a la tierra y no fue asesinada en la primavera, como una vez lo pidió Carlos Pizarro. En medio de la historia trágica de la violencia que andamos y desandamos a diario, el hijo de una tierra fértil y también condenada por sus virtudes logró eludir el ruido de los fusiles con el fútbol, ese deporte que resultó ser el escape y la esperanza para quienes parecía que nunca conocerían esa sensación de soñar más allá de sus casas de madera y de sus calles empolvadas y maltrechas.

Desde los nueve años es arquero. Nunca quiso jugar en otra posición. Su mismo contexto lo hizo valiente para asumir ese rol que no conoce de punto medio, que te hace un héroe o te hace un villano en una sola jugada. A los doce años, cuando muchos aún corren con los tenis desamarrados, Moreno ya se había ido de su casa y había llegado a la capital. Aquí, donde lo recibió la familia Plazas Pedreros, vivió los rigores de una ciudad desenfrenada y absorbente. Sin sus hermanos y sus papás, Juan tuvo que responder por sí mismo, encontrar esa mayoría de edad de la que hablaba Kant en la época de la Ilustración. Y así, con días en los que pensó en volver a sus raíces, fue forjando un corazón dispuesto a mantener la paciencia suficiente para escalar cada peldaño y entender el valor de sus sacrificios.

El Club Sparta fue su primer puerto. En 2015, en unas semifinales del torneo de la liga, se enfrentó a Millonarios. Álex García, entrenador de arqueros del equipo albiazul en ese momento, valoró el desempeño de Moreno y lo invitó a presentar las pruebas para las divisiones menores. Días después lo hizo y logró entrar al cuadro embajador. Un gran logro y un suceso que hacía justicia a sus convicciones.

Desde ese entonces Juan Moreno se ha codeado en los entrenamientos al norte de Bogotá con arqueros como Nicolás Vikonis, Ramiro Sánchez, Wuilker Faríñez, Jefferson Martínez y sus compañeros actuales: Cristian Bonilla y Cristian Vargas. De todos ha aprendido movimientos y estrategias para defender el arco, también sobre aspectos de la vida, pues el fútbol no deja de ser una metáfora de nuestra existencia por sus cumbres borrascosas, plagadas del anhelo por una efímera felicidad y el hastío de un instante de tragedia y derrota.

Aunque no fue titular en ningún partido, una de las épocas más importantes fue la del título de Millonarios contra Santa Fe en el segundo semestre de 2017 y la Superliga ante Atlético Nacional en 2018. La humanidad de Vikonis y la solidaridad de Sánchez le dejaron algo más que un recuerdo alegre al joven portero de Millonarios. El año pasado, en la categoría sub-20, en la que Moreno fue el arquero estelar del equipo, alzó el trofeo del campeonato nacional en dicha categoría. Varias atajadas fueron captadas por los hinchas que acompañaban a las nuevas promesas embajadoras. Junto a Diego Abadía, goleador del campeonato; Kliver Moreno, Emerson Rivaldo Rodríguez y Jorge Rengifo, entre otros compañeros que ahora están con él en la plantilla profesional, Juan supo reconocerse como figura y portó con orgullo una medalla de campeón que significó algo más que la victoria contra Tolima en la final y una campaña de trece partidos ganados, ocho empatados y uno perdido. Esa medalla y esas manos en alto, buscando el cielo que todos añoran, eran el segundo o tercer instante de justicia para su vida y la reivindicación de que todo esfuerzo trae consigo una bienaventuranza.

Con la llegada de Alberto Gamero a la dirección técnica de Millonarios en este 2020, los directivos hablaron de apostarle y reforzar el proyecto de las divisiones menores, de crear un equipo profesional que alternara la experiencia con los talentos de la casa, y Juan Moreno es el resultado de esa intención que parecía perderse, pero que poco a poco ve el alba en un plantel que parece salir del momento más oscuro del anochecer. Esta vez se espera no cometer el error de quemar a los juveniles con la obligación de obtener los resultados que los mayores no han podido. Y en medio de tantos debates y cuestionamientos sobre la llegada de Bonilla y Vargas, las voces y circunstancias fueron sugiriendo que el arco merecía quedar en las manos del campeón del torneo sub-20. Finalmente parece que así será.

Un viejo proverbio dice que “todo tiene su momento y cada cosa a su tiempo bajo el sol”, y el momento de Juan Moreno llegó con las mismas dimensiones con las que ha afrontado su carrera y su vida. En medio de extrañar a su familia y las calles donde aprendió a tapar, el nuevo arquero titular de Millonarios ha sabido sortear su debut ante los grandes. La historia ya dejó escrito que su primer partido con el equipo profesional fue ante Nacional, en una época atípica, sin público, pero con la felicidad de haber terminado el partido del pasado 31 de octubre con el arco en cero y con tres goles azules. Ante Cali por la Copa Sudamericana tuvo un rendimiento favorable, con solo un gol en contra y un penalti atajado en la serie definitiva que perdió el cuadro capitalino, Moreno pudo confirmar que ese es el lugar al que pertenece, y que el tiempo y el fútbol mismo fueron sabios para otorgarle la realización de su sueño.

Ahora, tendrá otra prueba de fuego ante el América. Otro clásico, otro relato que puede determinar que el tintero de su carrera es del mismo oro de las páginas de Millonarios.

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