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La historia de los equipos colombianos en torneos internacionales ha sido una montaña rusa de luchas institucionales, talento desbordado y momentos que definieron épocas. Desde 1960, cuando Millonarios inauguró la presencia del país en la Copa Libertadores de América, Colombia ha tenido momentos de ser un participante periférico y de protagonismo habitual en el escenario continental.
Cada década ha dejado su sello. Los primeros pasos de los sesenta, las irrupciones poderosas del Cali y América en los setenta y ochenta, el título de Nacional en 1989, las finales de los noventa, la epopeya de Once Caldas en 2004 y la consagración moderna de Nacional en 2016.
Más de sesenta años de historia que, contados en conjunto, trazan la evolución de un fútbol que aprendió a competir y a creer. Con la celebración de los 10 años de la Copa Sudamericana de Santa Fe, el último de Colombia a nivel internacional, repasamos la historia del país en los torneos Conmebol.
Los pioneros: Millonarios y Santa Fe (1960–1961)
El debut colombiano en la Copa Libertadores coincidió con el nacimiento mismo del torneo. En 1960, Millonarios representó al país en la primera edición de un campeonato que reunía apenas a siete equipos. Era el heredero directo del “Ballet Azul”, aquel conjunto que en la década anterior había maravillado con figuras como Di Stéfano, Rossi y Pedernera. Aunque esos tiempos de esplendor habían quedado atrás, la impronta de grandeza seguía viva.
En la fase inicial, Millonarios superó a la Universidad de Chile, con una goleada memorable 6-0 en Bogotá, y avanzó a las semifinales, donde enfrentó a Peñarol, el gran dominador del continente. El equipo bogotano cayó 5-1 en Montevideo y empató 1-1 en El Campín, quedando eliminado, pero dejó la sensación de que Colombia podía competir.
Un año después, en 1961, Independiente Santa Fe tomó la posta y también alcanzó las semifinales. Eliminó a Bolívar de La Paz y cayó ante Palmeiras, campeón brasileño, con actuaciones destacadas de Osvaldo Panzutto y Alberto Perazzo. Aquellas primeras campañas fueron más simbólicas que triunfales: marcaron la entrada de Colombia en el mapa continental y encendieron una llama que ni las crisis institucionales pudieron apagar.
Las ausencias y el regreso (1965–1970)
La década del sesenta estuvo atravesada por un conflicto que afectó a todo el fútbol colombiano. Entre 1965 y 1966, el país quedó fuera de la Copa Libertadores debido al enfrentamiento entre la Fedebol, que representaba a los clubes profesionales, y la Adefútbol, que contaba con el reconocimiento de la FIFA.
Los campeones nacionales de esos años, Millonarios (1964) y Deportivo Cali (1965), no pudieron participar.
El retorno se dio en 1967 con Santa Fe e Independiente Medellín, y a partir de entonces Colombia nunca volvió a ausentarse. Deportivo Cali empezó a consolidarse como un club constante en el plano internacional, y a finales de la década, junto a Unión Magdalena, protagonizó las primeras clasificaciones colombianas a cuartos de final (1969). Eran señales de progreso: el país empezaba a construir historia más allá de sus fronteras.
El despertar competitivo: Millonarios y Deportivo Cali (1973–1974)
Los años setenta marcaron el salto real del fútbol colombiano en la Libertadores. La profesionalización del torneo local y la estabilidad de los clubes grandes empezaron a reflejarse en el rendimiento internacional. En 1973 y 1974, Millonarios y Deportivo Cali llevaron la bandera del país a las semifinales y demostraron que podían competir en igualdad de condiciones con los colosos del Cono Sur.
En 1973, Millonarios, dirigido por Gabriel Ochoa Uribe, superó al Deportivo Cali y al Jorge Wilstermann boliviano en la fase inicial. En semifinales se midió ante San Lorenzo y Colo-Colo, quedando a un paso de la final. Al año siguiente, repitió presencia entre los cuatro mejores, esta vez ante rivales argentinos y uruguayos de gran peso. Aunque no logró coronar, esos años consolidaron una generación de jugadores que elevó el estándar competitivo del fútbol colombiano.
La primera gran conquista simbólica: Deportivo Cali subcampeón (1978)
La verdadera explosión llegó con Deportivo Cali. En 1977 alcanzó las semifinales, y un año después, en 1978, se convirtió en el primer club colombiano en llegar a la final de la Copa Libertadores. Bajo la dirección técnica de Carlos Bilardo, el Cali desplegó un fútbol táctico, disciplinado y efectivo, en una época en que los clubes del sur del continente imponían respeto.
El camino del conjunto verdiblanco fue ejemplar: superó a Cerro Porteño, Bolívar y Alianza Lima, y eliminó en semifinales al poderoso River Plate. En la final enfrentó a Boca Juniors, vigente campeón, con figuras como Pernía y Gatti. Empató 0-0 en Cali, pero fue goleado 4-0 en La Bombonera. A pesar de la derrota, la campaña dejó una huella imborrable: por primera vez, un club colombiano rozaba la gloria continental. Era el preludio de la década más intensa del fútbol nacional.
5. América de Cali: tres finales consecutivas (1985–1987)
Los ochenta fueron los años de la hegemonía americana. Entre 1985 y 1987, América de Cali protagonizó tres finales consecutivas de Copa Libertadores, un logro que pocos equipos en el continente han igualado. Dirigido por Gabriel Ochoa Uribe y con figuras como Falcioni, Cabañas, Gareca y Willington Ortiz, el conjunto escarlata representó la madurez del fútbol colombiano.
En 1985 cayó ante Argentinos Juniors en una final memorable decidida por penales; en 1986 fue derrotado por River Plate, y en 1987 por Peñarol en Montevideo, en los últimos minutos del partido desempate. Fueron tres golpes consecutivos que, sin embargo, cimentaron la reputación de América como una potencia sudamericana.
El equipo vallecaucano cambió la percepción del fútbol colombiano: ya no se trataba solo de competir, sino de aspirar a ganar.
El punto de quiebre: Atlético Nacional campeón 1989
El Atlético Nacional de 1989 fue mucho más que un campeón. Fue una revolución. Bajo el mando de Francisco Maturana, con una base de jugadores nacionales y un estilo de juego moderno y asociativo, el equipo paisa rompió el dominio del sur y conquistó la primera Copa Libertadores para Colombia.
En una campaña épica, Nacional eliminó a Millonarios en cuartos de final, venció a Danubio en semifinales y enfrentó a Olimpia de Paraguay en la final. Tras caer 2-0 en Asunción, igualó la serie en Medellín con idéntico marcador, y en una definición por penales histórica, con René Higuita como protagonista, levantó el trofeo en el Campín.
Fue un título que trascendió el deporte, representó la afirmación de un fútbol con identidad propia y abrió una era de respeto continental hacia los clubes colombianos.
Los años noventa: finales y consolidación (1990–1999)
La década de los noventa consolidó la presencia de Colombia en la élite. Nacional volvió a llegar a semifinales en 1990 y 1991, mientras que América de Cali regresó con fuerza, alcanzando semifinales en 1992 y 1993. El país ya no era sorpresa: era contendiente permanente.
En 1994, Junior de Barranquilla firmó una de sus mejores campañas, llegando a semifinales y quedando eliminado por penales con Vélez Sarsfield, campeón de esa edición. Un año más tarde, Atlético Nacional fue subcampeón (1995), cayendo contra Gremio, y en 1996 fue América de Cali quien repitió el papel, perdiendo la final frente a River Plate.
El cierre de la década trajo otro hito: Deportivo Cali subcampeón en 1999, tras una brillante campaña que terminó con Palmeiras. En apenas diez años, Colombia disputó cuatro finales y varias semifinales: un rendimiento de potencia regional.
Once Caldas: la epopeya de 2004
El siglo XXI comenzó con un milagro blanco. Once Caldas, un club modesto de Manizales, conquistó la Copa Libertadores 2004 en una de las gestas más sorprendentes en la historia del torneo. Dirigido por Luis Fernando Montoya, el “equipo de la fe” eliminó a Santos, São Paulo y Boca Juniors, y se coronó campeón tras vencer a los argentinos por penales en el estadio Palogrande.
Su victoria fue el triunfo del orden, la disciplina táctica y la fe colectiva sobre los presupuestos millonarios. El pequeño club colombiano se convirtió en símbolo de esperanza para todo el país.
El nuevo siglo: Cúcuta y el renacer de Nacional
La primera década del siglo XXI también tuvo capítulos notables. En 2007, el Cúcuta Deportivo sorprendió a todos al alcanzar las semifinales de la Libertadores, eliminando a Nacional de Montevideo y a Toluca, y cayendo solo ante Boca Juniors, el campeón de esa edición. Fue una campaña efímera pero histórica, que marcó a una ciudad entera.
Pero el punto culminante de esta nueva era fue el regreso triunfal de Atlético Nacional, que en 2016 ganó su segunda Copa Libertadores. Bajo la conducción de Reinaldo Rueda y con una generación brillante —Macnelly Torres, Guerra, Berrío, Franco Armani—, Nacional desplegó un fútbol ofensivo, moderno y dominante, superando a rivales de todo el continente con autoridad.
Ese título selló el lugar de Colombia como uno de los países más influyentes del fútbol sudamericano en el nuevo milenio.
Colombia en la Copa Sudamericana
La historia de los equipos colombianos en la Copa Sudamericana comenzó en 2002, cuando la Conmebol decidió reemplazar los torneos del segundo semestre —Mercosur y Merconorte— por un único certamen regional. La idea original había sido la Copa Panamericana, pero las diferencias logísticas y económicas entre Conmebol y Concacaf impidieron que ese proyecto avanzara.
Con el calendario ya avanzado y sin tiempo para más ajustes, la Sudamericana nació como un torneo exclusivo de clubes sudamericanos. Brasil no pudo sumarse en esa primera edición porque su calendario ya estaba cerrado, por lo que ingresó recién en 2003. Entre 2005 y 2008, el certamen incorporó invitados de Concacaf, sobre todo equipos mexicanos.
El debut de Colombia en la competición se dio con un subcampeonato. Atlético Nacional llegó a la final de 2002, pero San Lorenzo lo superó con autoridad: ganó 4-0 en Medellín y cerró el título en Buenos Aires con un empate sin goles. El equipo argentino, dirigido por Rubén Darío Insúa, venía de conquistar la última edición de la Copa Mercosur y contaba con un plantel experimentado que marcó la diferencia.
Doce años después, Nacional volvió a una final. En 2014, enfrentó a River Plate, que completó una campaña invicta y terminó coronándose campeón. La ida en Medellín terminó 1-1, pero en la vuelta el equipo argentino resolvió la serie 2-0 en el Monumental. Esa Sudamericana quedó en la memoria por el tramo final de River, que eliminó a Godoy Cruz, Libertad, Estudiantes y Boca, y encontró en figuras como Marcelo Barovero, Leonardo Pisculichi y Teófilo Gutiérrez a los pilares de su título.
El gran logro colombiano llegó en 2015. Santa Fe se convirtió en el primer club del país en ganar la Sudamericana, luego de una campaña sólida y sin excesos. El equipo de Gerardo Pelusso se hizo fuerte fuera de casa y tuvo en Wilson Morelo a uno de los goleadores del torneo, acompañado por rendimientos clave de Luis Seijas, Yerry Mina, Róbinson Zapata y Francisco Meza. Eliminó a Liga de Loja, Nacional de Uruguay, Emelec, Independiente y Sportivo Luqueño antes de quedarse con el título frente a Huracán. Los argentinos no perdieron ningún partido en juego, pero cayeron en los penales de la final.
En 2016, el fútbol colombiano quedó ligado de manera dolorosa a la historia del torneo. Atlético Nacional había llegado nuevamente a la final, esta vez contra Chapecoense. El accidente aéreo del club brasileño, ocurrido antes del partido de ida, dejó sin sentido la disputa. Nacional pidió oficialmente que se otorgara el título a Chapecoense como gesto de homenaje, decisión que Conmebol confirmó días después.
El periodo reciente dejó otro subcampeonato. En 2018, Junior estuvo cerca de sumar la segunda Sudamericana para Colombia. La serie contra Athletico Paranaense terminó 1-1 en ambos partidos, pero el equipo brasileño fue más preciso en los penales y se quedó con el título.
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