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Hacer memoria puede ser, a veces, la peor manera de recordar algo, pues los sucesos llegan mejor a la mente cuando no se les evoca. En este caso fue más sencillo porque no se hizo necesario ir hasta los escondrijos para traer al presente las grandes hazañas del pasado.
Todo lo contrario, la tarea resultó asequible porque fueron los mismos protagonistas quienes rememoraron los hechos más importantes del deporte colombiano en las últimas seis décadas, el tiempo que lleva el Deportista del Año de El Espectador, ceremonia que en esta ocasión no tuvo la presencia física de los atletas por una causa de fuerza mayor -como lo es la pandemia- y que recurrió a la tecnología para juntarlos en un espacio que no fue locación, pero que sirvió para demostrar que, cuando de deporte se trata, la vida corre de otra manera.
La energía de la virtualidad, tan diferente, se notó con las palabras de Martín Emilio Cochise Rodríguez desde Medellín, elegido como el Mejor de la década del 60, en la que también se conmemoró a otros ganadores de esos años como el boxeador Bernardo Caballero, el atleta Álvaro Mejía y Rodrigo Rockie Valdez, tan alegre e inteligente sobre un cuadrilátero.
“El deportista es el mejor embajador de un país”, repitió Cochise. Luego, cuando fue el turno de la década de los 70, apareció en pantalla Antonio Cervantes, el hombre que cambió la percepción de los deportistas, pues, tomando las palabras de Juan Gossaín, “nos enseñó para siempre lo que es pasar de las victorias morales a las reales”.
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Y entonces Kid Pambelé, apodado así por un hermano de su mamá, habló de Bernardo Caraballo, su referente y de quien escuchaba las peleas en la radio mientras vendía cigarrillos de contrabando y lustraba botas en el Parque Centenario de Cartagena. “Le di mucha gloria a Colombia”, dijo con una voz balbuceante quien nunca dejó de hablar, para cualquier cosa, en primera persona. Y hubo tiempo para referirse a Alfonzo Peppermit Frazer, el panameño al que venció el 28 de octubre de 1972 para quedarse con el título de la categoría wélter júnior de la AMB, para que un colombiano, por primera vez, fuera el mejor del mundo en una disciplina.
En los 80, con tanto boxeador galardonado en el Deportista del Año (Miguel Maturana, Miguel Happy Lora, Fidel Bassa, entre otros), el reconocimiento fue para Luis Herrera, el ciclista que conmovió a un país entero el 13 de julio de 1985, en la etapa 14 del Tour de Francia, tras caerse en una curva que tenía brea en el pavimento y ganar la jornada con un tajo de sangre en el rostro. Sacudiría a la afición nacional dos años después con el título de la Vuelta a España 1987, el primero en una de las tres grandes para un pedalista colombiano. “Es lindo que todavía se acuerden de uno y que lo tengan presente”, dijo desde su casa en Fusagasugá, Cundinamarca.
En la década de los 90, con la atleta Ximena Restrepo entre las ganadoras y el piloto Juan Pablo Montoya, la distinción fue para María Isabel Urrutia, la primera medallista de oro que tuvo nuestro país en unos Juegos Olímpicos (Sídney 2000). “Ese triunfo era lo último que me quedaba por hacer en mi carrera. Por eso después vino un retiro tranquilo y sin reproches”, apuntó desde Bogotá y con la calidez de siempre la entrenadora del equipo de pesas de la capital.
Con el nuevo siglo el elegido de los primeros 10 años fue Édgar Rentería, el pelotero que generó un efecto magnético en un país en el que solo se hablaba de béisbol en la costa Caribe, el campo corto que ganó dos Series Mundiales (1997 con los Marlins y 2010 con los Gigantes) de una manera inesperada, pero no sorprendente. “Es lindo recordar para enseñar”, dijo el barranquillero desde Miami.
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En la siguiente década los ganadores fueron dos: Caterine Ibargüen, medallista olímpica en el salto triple (oro en Río 2016) y Nairo Quintana, vencedor del Giro de Italia en 2014 y de la Vuelta a España en 2016. “No te puedes enfocar en las dificultades, eso es limitarse”, aseguró la antioqueña desde Portugal.
Páez, el mejor de un atípico 2020
Luego de recorrer 60 años de historia, el turno fue, como siempre suele ser, para los mejores de un 2020 en el que el deporte supo eludir los inconvenientes de la pandemia para retomar, en la medida de lo posible, su normal curso. En ese orden de ideas, el deportista más votado por los seguidores fue Rigoberto Urán, el corredor del Education First, mientras que la revelación del año quedó en manos de Paula Patiño, la ciclista del equipo Movistar, que fue octava del Giro de Italia femenino.
La tenista María Angélica Bernal, semifinalista del US Open, fue la mejor en la categoría de Deportista Paralímpica y el patinador Diego Amaya fue el Juvenil del Año tras lograr la primera medalla (plata en los cinco mil metros) para Colombia en unos JJ. OO. de la Juventud de Invierno. El nadador paralímpico Miguel Ángel Rincón fue elegido como el Ejemplo de Vida, y otro nadador, Jonathan Gómez, ganó el premio al Juego Limpio Guillermo Cano por la labor que hace con su fundación Flor de Mayo.
El podio de la categoría de mayores lo integraron el beisbolista Dónovan Solano, Bate de Plata de la Liga Americana de la MLB (tercer puesto), el ciclista Daniel Felipe Martínez, vencedor del Critérium del Dauphiné (segundo), y Leonardo Páez, ciclomontañista que este 2020 repitió el título mundial en el marathon de MTB en Turquía, triunfo que le significó el primer lugar. En esta oportunidad no importó el cómo y el dónde para seguir con una tradición que lo único que busca es enaltecer a quienes nos representan -o nos han representado- alrededor del mundo, para quienes con sus hazañas deportivas siguen derrotando una vez más al tiempo.