
Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Hace dos años se conoció que Jackson Martínez pasaba al fútbol chino. El Guangzhou Evergrande pagó 42 millones de euros por el delantero colombiano, quien estaba llamado a ser una de las estrellas de esta liga. En su momento, fue una transacción inesperada, porque a inicios de la temporada 2015/16 había llegado al Atlético de Madrid después de tres campañas con el Porto en las que marcó 94 goles. El colombiano parecía ser el refuerzo necesario para el equipo colchonero por su olfato goleador. Sin embargo, en los seis meses que estuvo solo marcó tres goles. (Lea: La estrategia de China dentro del fútbol mundial)
Jackson nunca pudo adaptarse al fútbol español, le costó mucho. En China parecía iba a tener un nuevo aire para volver a ser ese goleador que se había destacado en Colombia, México y Portugal. Pero la condición en la que llegó no fue la mejor. Todo empezó a cambiar desde el encuentro entre Chile y Colombia en Santiago por la tercera fecha de las eliminatorias a Rusia 2018 (noviembre de 2015), en el que salió por una torcedura de tobillo. El dictamen médico: esguince. Desde entonces nunca volvió a ser el mismo. En abril de 2016 recayó en la lesión en un partido del Guangzhou frente al Henan Jianye. Desde entonces se intervino en dos ocasiones y ha entrenado fuertemente para reaparecer.
Sin embargo, este fin de semana se conoció que el Guangzhou no lo inscribió para afrontar la Liga de China ni la Champions asiática. Incluso, retiró la ficha del jugador de su página web. En los últimos meses se ha especulado sobre la salida del delantero colombiano del equipo chino. No obstante, repite una y otra vez que tiene contrato con el club y pretende cumplirlo. Quiere demostrar la razón por la que el Guangzhou pagó 42 millones de euros por su fichaje en 2016.