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Tras dos derrotas consecutivas, el Liverpool dio señales de vida ante el Bournemouth, ante el que tuvo que remontar para imponerse por 2-1, este domingo en Anfield, a cuatro días de la vuelta de octavos de Champions League contra el Atlético de Madrid.
En el último partido antes de intentar la remontada frente al equipo español (en el que cayó 1-0 en la ida), los jugadores de Jurgen Klopp evidenciaron su falta de firmeza en defensa, a imagen del 1-0, en el que Callum Wilson le arrebató el balón a Joe Gomez, muy tierno y desconcentrado, antes de finalizar la acción colectiva poniendo el balón al fondo de la red..
Pero la pegada de los Reds salvó la que hubiera sido la cuarta derrota en cinco partidos, con la ayuda del Bournemouth, que perdió dos balones letales a 30 metros de la portería.
En el primero el egipcio Mohamed Salah ajustó un disparo al poste y en el segundo el senegalés Sadio Mané culminó un pase en profundidad de Virgil Van Dijk.
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El Liverpool pudo recibir más goles, a imagen del cabezazo de Nathan Ake en el que falló el arquero español Adrián, quien reemplazó al lesionado Alisson, antes de que el balón chocara contra el travesaño. James Milner también salvó un balón en la línea tras un globo de Ryan Fraser.
Sin su capitán Jordan Henderson y con un Fabinho que no vive sus mejores horas, los Reds ganaron sin brillo, pero recibieron un serio aviso antes de recibir al Atlético, ante el que necesitan una remontada para seguir defendiendo su corona europea.
En el cuadro visitante, el colombiano Jefferson Lerma jugó 80 minutos y fue reemplazado por el inglés Dan Gosling.
El triunfo, que llega tras perder su imbatibilidad en Premier el domingo ante el Watford, que venció al cuadro de Klopp por 3-0, y caer en la FA Cup el martes ante el Chelsea por 2-0, le sirve para llevar a 25 puntos su diferencia con su primer perseguidor, el Manchester City, que el domingo visita al Manchester United.