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Abel Ferreira, cabeza fría, corazón caliente

Es el técnico del Palmeiras, que enfrenta al Atlético Paranaense (7:30 p.m., por Espn), en la ida de una de las semifinales del torneo continental.

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Francisco Buitrago Castillo
30 de agosto de 2022 - 02:00 a. m.
El portugués Abel Fernando Moreira Ferreira ha ganado dos Copas Libertadores consecutivas con Palmeiras.
El portugués Abel Fernando Moreira Ferreira ha ganado dos Copas Libertadores consecutivas con Palmeiras.
Foto: AP
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Los 21 meses de ensueño que la torcida de Palmeiras vive desde noviembre de 2020, celebrando dos títulos consecutivos de Copa Libertadores, así como los triunfos en la Copa de Brasil, la Recopa Suramericana y el Campeonato Paulista, tienen nombre propio: Abel Fernando Moreira Ferreira.

El director técnico portugués, nacido hace 43 años en la pequeña ciudad de Penafiel, estaría en desacuerdo con que se le otorgue todo el crédito por los impresionantes logros del Verdao, porque para él la fuerza del trabajo colectivo y la unión de grupo son la piedra angular de su visión futbolística. A los cuatro integrantes de su staff técnico, Carlos Martinho, Joao Martins, Tiago Costa y Vitor Castanheira, los incluye en cada decisión.

Durante sus etapas infantil y juvenil, Abel Ferreira no fue conformista: mientras jugaba junto a su casa, en la calle 33; o en el campo de fútbol municipal, el estadio 25 de abril, llegó a renunciar a seguir practicándolo. La insistencia de su primer entrenador, Manuel Potinho, sirvió y con el paso del tiempo Abel se convirtió en un futbolista enérgico, técnicamente competente y mentalmente fuerte, jugando como mediocampista o lateral. Ubicado en la banda derecha debutó con el Vitoria de Guimarães en octubre de 2000, nada más ni nada menos que ante el Porto, compartiendo con el colombiano Edwin Congo, a préstamo del Real Madrid.

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Abel jugó para el Vitoria hasta 2004, cuando fue fichado por el Sporting Braga, donde logró excelentes registros antes de dar el salto al Sporting de Lisboa. Con la camiseta de los leones disputó 171 partidos, ganando dos Copas de Portugal y dos Supercopas, jugando además en una treintena de duelos europeos, entre Champions League y Europa League. En 2011, tras una rotura de ligamentos de rodilla, optó por retirarse.

Comunicación y empatía

“La mayor evolución de Palmeiras, luego de la llegada de Abel, está en el aspecto mental. Creó un sentimiento de aprecio y sentido de pertenencia entre todos los trabajadores del club, desde el cocinero, pasando por las plantillas juveniles, hasta el equipo profesional y la dirigencia”, recalca el analista de fútbol Mateus Augustine.

Esa percepción quedó clara el día en que Abel Ferreira fue presentado en el Centro de Excelencia de Palmeiras, en San Pablo, cuando manifestó: “La exigencia, el talento y el respeto serán las consignas aquí. Ayudemos a los más jóvenes, que son jugadores con talento y calidad, pero también hay que respetar al máximo a los veteranos, que deben ser ejemplo para los más pequeños. Sé cómo piensan los jugadores, porque esa ‘escuela’ a la que ellos asisten, yo ya la caminé. Sé cuándo están frustrados. Nadie está por encima de la grandeza de Palmeiras”.

Paulo Bento, el entrenador que dirigió a Ferreira en el Sporting de Lisboa entre 2006 y 2009, le dejó una lección clave: no tener miedo de intercambiar ideas y escuchar a los jugadores, aunque las decisiones finales las tome él. Abel Ferreira usa este principio en Palmeiras, donde las opiniones de veteranos y líderes como Weverton, Gustavo Gómez y Felipe Melo -antes de su salida del club- siempre han sido respetadas e impulsadas por el entrenador, incluyendo momentos tan importantes como las dos últimas finales de Copa Libertadores ganadas por el Verdao, donde preguntó a sus capitanes cómo asumir esos compromisos y ganarlos, delante de toda la plantilla de jugadores. La comunicación y la empatía, sin duda, son dos elementos diferenciales en la línea de trabajo de Abel, que conoce los nombres de la totalidad de trabajadores del club y se interesa por la vida personal de los futbolistas, empezando por los más jóvenes, a quienes aconseja para que sean prudentes con el uso del dinero, se eduquen y, por encima de todo, no se vuelvan conformistas.

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“Mi referente en el fútbol es el conocimiento. Son los libros, la gente, los entrenadores portugueses y brasileños, porque soy el fruto de mis experiencias. Aprendí de todos los técnicos que tuve: el bueno, el malo, el débil, el grande. Es principalmente en los tiempos complicados cuando se adquieren los mayores aprendizajes”, dice.

Talento para potenciar la cantera

Como técnico, Ferreira debutó el 14 de febrero de 2012 dirigiendo la escuadra sub-19 del Sporting de Lisboa. En ese rol y posteriormente al frente del equipo B, tanto la evolución constante que lograba con los futbolistas, como los resultados que obtenían sus equipos, le fueron generando reconocimiento en el balompié portugués. Para la temporada 2014-2015, el Sporting Braga, donde había debutado como jugador 14 años atrás, lo contrató para dirigir su equipo B. Con mejores recursos, tanto humanos como logísticos, marcó la diferencia, destacando como un entrenador con notable habilidad para encontrar talentos emergentes en las fuerzas básicas, potenciarlos y, una vez a cargo del equipo principal, llevarlos a destacar con cada club. Como director técnico de primera división debutó el 16 de diciembre de 2016, enfrentando y derrotando como visitante al Sporting.

A partir de entonces su carrera como DT ha ido en ascenso permanente. De 2017 a 2019 consolidó al Braga como el cuarto equipo de Portugal, logrando en 2018 la mayor cantidad de puntos en la historia del club durante una misma temporada, con 75, superando además el registro de goles anotados (74) y el número de victorias obtenidas (24), con la clasificación directa de la escuadra “arzobispa” a la Europa League como punto culminante.

Pasó luego por PAOK Salónica, que lo fichó pagando más de dos millones de euros para rescindir su contrato. Allí logró el subcampeonato griego en 2019-2020 y durante la fase eliminatoria de la Champions League 2020-2021 su modesto equipo sacó a un Benfica que llegaba como vigente campeón de Portugal y que había invertido más de 100 millones de euros en refuerzos para el naciente proyecto de Jorge Jesús, que venía de sumar el triplete en Suramérica, con el Flamengo, obteniendo Copa Libertadores, Brasileirao y Recopa Suramericana. “A lo largo de mi carrera he ido creando nuestro equipo técnico, concretando lo que cada uno de los integrantes tendría que hacer dentro de la organización. Carlos, Joao, Tiago y Vitor no son mis auxiliares ni mis ayudantes, ellos son mis entrenadores”, admite.

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Aceptó luego la oferta del Palmeiras en medio de la pandemia por covid-19 y sin el beneplácito de su esposa, que se quedó junto a sus dos hijas en Portugal, preocupada por la crisis que Brasil padecía con el virus. Abel Ferreira arribó a São Paulo convencido de que iba a representar el escalón hacia los títulos que le hacían falta, en una institución que le ofrecía lo necesario para el éxito futbolístico.

Flexibilidad futbolística

Desde el punto de vista táctico, Ferreira ha implementado con brillantez su idea de juego: los 11 jugadores participan en la fase ofensiva, generando bastante amplitud cuando atacan, obligando a los adversarios a estirar sus líneas. A partir de esa disposición, el Verdao produce juego en profundidad de forma constante, explotando espacios internos y verticalizando con acierto. Asimismo, la participación activa de todos los jugadores en la fase defensiva, empezando por los delanteros, ha hecho de Palmeiras un conjunto que explota como ninguno las transiciones rápidas, teniendo en cuenta el altísimo nivel de preparación que dedican a estructurar su modelo de juego, en función de explotar las debilidades de cada adversario.

“La expresión ‘juego propositivo’ u ofensivo no significa que tendremos la pelota todo el tiempo. Ningún equipo en el mundo puede tener el balón siempre. Debemos entender los momentos del partido: cuando es hora de tener el balón, vamos a controlarlo. Pero si tenemos que reunir tropas y defender, lo haremos”, explica.

Abel no está casado con ninguna escuela futbolística en especial. Si bien se formó bajo el manto de la periodización táctica en Portugal, cuna de José Mourinho y Jorge Jesús, ha tomado ideas y conceptos del juego de posición de Pep Guardiola, cuyo trabajo ya ha observado en Inglaterra. Admira la intensidad y la presión de los equipos de Jürgen Klopp y, en el ámbito de la Conmebol, el enfrentamiento ante River Plate, durante las semifinales de la Copa Libertadores 2020, la primera de las dos que levantó Palmeiras, le permitió adaptar algunas ideas de Marcelo Gallardo a su propuesta de juego.

Tras renovar en marzo de este año su contrato con Palmeiras hasta 2024, y ya con su familia instalada y adaptada a la vida en San Pablo, Abel Fernando Moreira Ferreira continúa trabajando sin descanso, desde los principios que les han valido, en menos de dos años, ser parte de la historia grande del equipo más ganador de Brasil. “Es un formador muy completo y marca diferencia en su manera de entender todas las áreas de especialización de un equipo: entrenamiento, gestión de grupo y comunicación”, conceptualiza el periodista portugués Tomás da Cunha, que trabaja para Eleven Sports, TSF Radio y Tribuna Expresso.

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Ferreira está muy cerca de superar a Felipao Scolari como el técnico más ganador con Palmeiras. Tiene en la mira quedarse con el título del Brasileirao, en el que es líder con siete puntos de ventaja sobre Flamengo, y obtener la tercera Copa Libertadores, en la que juega la semifinal frente a Paranaense.

“Creo que quien tiene el mejor equipo tiene más posibilidades de ganar. No prometo resultados ni títulos. Prometo trabajar siempre y que haremos todo para que Palmeiras, en cada partido, juegue para ganar, desde el primero hasta el último segundo”, señala.

Tarde o temprano, el llamado para volver a cruzar el Atlántico, ya no para ir de vacaciones a su amada Penafiel, de donde es hijo ilustre, sino para medirse con el resto de la élite del fútbol de Europa, llegará a su puerta y Abel Ferreira estará listo para repetir el mantra que le identifica como un ganador: Cabeça Fria, Coração Quente.

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Por Francisco Buitrago Castillo

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