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El 11 de mayo de 1984, en el municipio de Fuentealbilla al sureste de España, nació Andrés Iniesta Luján. A los 12 años y luego de hacer una destacada participación en el torneo nacional de fútbol en el país ibérico, el F.C. Barcelona lo ficha y se traslada a La Masía, una de la fábrica de jugadores más reconocidas del mundo. Así es como comienza la historia de uno, sino el más importante futbolista español de todos los tiempos.
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En 2002 hizo su debut con el Barça bajo el mando del neerlandés Louis Van Gaal en un partido por la fase de grupos de la Champions League ante el Brujas. Unos meses después jugó su primer encuentro de Liga frente al Mallorca en condición de visitante: el cuadro culé se impuso por 4-0. Fue en la temporada 2004-2005 en la que Iniesta empezó a formar parte del primer equipo y mostró sus dotes de calidad al ser el jugador que más encuentros disputó en el torneo local, pero siempre entrando desde la banca.
El entrenador de esa época del cuadro blaugrana, Frank Rijkaard, quien salió del equipo en 2008, aseguró algunos años después que no confiaba en el español en la posición de mediocampista por su despliegue físico y su mentalidad ofensiva. Entre ambos hubo un choque fuerte cuando en la final de la Champions en 2006 frente al Arsenal, el neerlandés decidió alinear en el equipo titular a Mark Van Bommel y el nacido en Fuentealbilla empezó en el banco. “Fui a pedirle explicaciones a Rijkaard ya que había sido titular durante la mayoría de la temporada. Me dijo algo muy fuerte, que no tenía coherencia con mi puesto en el banquillo, pero me dolió mucho”, afirmó el manchego en una entrevista tras lanzar su biografía, titulara La Jugada de mi Vida.
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Ese encuentro fue uno de los momentos claves de la carrera de Iniesta, ya que tras ir perdiendo en el medio tiempo y con un hombre de más, el técnico decide mandarlo al campo junto al sueco Henrik Larsson y son ellos quienes conducen al equipo a la obtención de la ‘orejona’. Con ese partido, el español conseguiría un tiquete para entrar en la élite del fútbol mundial y consolidarse como un gran mediocampista, pero faltaba algo más. En 2008 llegó Pep Guardiola a la dirección técnica del Barcelona y cambiaría la historia del deporte por siempre con Andrés Iniesta como uno de los pilares del equipo.
Aquella temporada 2008-2009 fue inolvidable tras conseguir el triplete de Liga, Copa del Rey y Champions y un posterior sextete tras levantar la Supercopa de España, la Supercopa de Europa y el Mundial de Clubes. Iniesta ya era aclamado en todo el mundo por su visión de juego, su capacidad de quitarse jugadores de encima con su regate y los pases quirúrgicos que destruyen cualquier defensa. Pero todavía le faltaba algo.
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Para la Copa del Mundo de 2010, la selección española de fútbol llegaba como la favorita con la columna vertebral del Barcelona en su equipo titular. Para la final del torneo, que enfrentó a ‘La Roja’ con los Países Bajos, Andrés quería hacerle un reconocimiento a su amigo, Dani Jarque, el jugador del Espanyol que había fallecido un año atrás por un infarto en Florencia, Italia. Antes del partido decisivo, Iniesta le pidió al utilero de la selección que le ayudara a conseguir una camiseta y que le escribiera ‘Dani Jarque siempre con nosotros’. “Nunca tuve la posibilidad de hacerle un reconocimiento deportivo y quería que estuviera presente cuando levantamos el trofeo del Mundial. Nunca me imaginé que haría el gol para ganar el título, pero por suerte ahora él hace parte de ese momento también”, rememora el mediocampista.
Otro momento ilustre en la carrera del eterno ‘8’ del Barcelona fue el día en el que se despidió del club que lo vio crecer y convertirse en leyenda. El 20 de mayo de 2018, Andrés Iniesta jugó su último partido con los colores blaugranas frente a la Real Sociedad. El partido terminó 1-0 a favor de los catalanes y hubo una ceremonia de despedida para El Cerebro. Algunas palabras, mucho color y el trofeo de campeón de Liga cerraron un ciclo que será difícil de olvidar para los aficionados culés. Para Andrés eso no podía terminar así. Necesitaba su momento a solas con el escenario que le dió todo. A las 2 de la mañana en Barcelona, Iniesta salió por el túnel por una última vez y se sentó en la mitad del campo. Mirando las gradas y capturando el momento fue lo que las cámaras retrataron. Llamó a su familia y se despidió de su santuario sintiéndolo con las plantas de sus pies y la camiseta del equipo de su vida aún puesta.
Andrés Iniesta fue mucho más que los tres momentos mencionados anteriormente. El ‘Iniestazo’ en la semifinal de Champions frente al Chelsea, los 39 títulos a su nombre, la ovación en cad estadio de España por el gol frente a los Países Bajos, uno de los mejores jugadores de los últimos tiempos y un personaje que quizás merecía uno que otro premio, pero se topó con dos genios del deporte como lo son Lionel Messi y Cristiano Ronaldo. Actualmente juega en el Vissel Kobe de Japón y sueña con regresar al Barcelona para que su legado sea aún más grande de lo que ya es.