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Atlético Bucaramanga estuvo a cerca de escribir una de las páginas más grandes de su historia internacional. Con un cabezazo agónico de Jefferson Mena al filo del primer tiempo, igualó la serie frente a Atlético Mineiro en el Arena MRV de Belo Horizonte. Fue 1-0 en los 90 minutos, suficiente para forzar la definición por penales. Pero ahí, la jerarquía del equipo brasileño y los errores del ‘leopardo’ pesaron más. El cuadro galo se impuso 3-1 desde los doce pasos y selló su clasificación a los octavos de final de la Copa Sudamericana.
El planteamiento de Leonel Álvarez fue valiente desde el inicio. Su equipo, con orden y personalidad, resistió los embates iniciales de Mineiro, que se volcó al ataque con Hulk, Scarpa y Dudu buscando romper el bloque defensivo. Pero el muro fue Aldair Quintana, figura indiscutible en el primer tiempo con al menos tres atajadas clave que mantuvieron con vida al conjunto colombiano.
A la espera del error rival, Bucaramanga apostó por la pelota quieta y fue justo ahí donde encontró el premio: Sambueza cobró con precisión un tiro libre y Mena se elevó para meter el frentazo que empataba la serie (1-1 en el global).
La segunda mitad fue una historia de resistencia. Bucaramanga aguantó con orden, sufrió en varias ocasiones –incluidos dos remates en el palo por parte de Dudu y Alonso– y respondió con cambios defensivos para proteger la ventaja. Mientras tanto, Mineiro se llenó de ansiedad. Pese a la presión de su hinchada y el dominio territorial, nunca logró vulnerar la última línea ni quebrar la solidez de Mena y compañía. Con el tiempo cumplido, la serie se definió desde el punto penal.
Ahí fue donde la ilusión se quebró. Mientras Hulk, Menino y Everson anotaban para el Galo, Bucaramanga se desdibujó desde los once pasos. Mena, héroe en los 90, envió su disparo por encima. Henao y Zárate tampoco pudieron con Everson, mientras que Chávez fue el único colombiano que convirtió. Quintana atajó un penal, pero no fue suficiente. El resultado final: 3-1 en la tanda y clasificación para los brasileños.
Pese a la eliminación, la actuación de Bucaramanga fue más que digna. Supo competir en un escenario hostil, ante un rival de mayor peso y con una plantilla mucho más costosa. La entrega, el orden táctico y la valentía del conjunto santandereano son dignos de reconocimiento. El equipo dejó una grata imagen en su primera participación en una fase decisiva internacional y mostró que, con trabajo, puede estar a la altura de los grandes.
Atlético Mineiro, por su parte, pasó con sufrimiento, y con más nervios que fútbol. El equipo de Cuca mostró fisuras preocupantes y deberá mejorar si quiere avanzar en las fases venideras. Para Bucaramanga, queda el consuelo de haber dejado todo en la cancha y el aprendizaje que deja una noche de Copa donde por poco se escribe historia.
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