Diego Simeone y una infancia que marcó sus ideales
Este jueves, en el partido de cuartos de final de Champions ante Leipzig (2:00 p.m.), el entrenador argentino de Atlético de Madrid aplicará conceptos que adquirió cuando tenía ochos años de edad.
En la actualidad, Diego Simeone es uno de los directores técnicos más reconocidos del planeta. Ha trasegado un largo sendero para adquirir dicha distinción. Comenzó cuando era niño y ya quería controlar lo que pasaba entre los protagonistas del juego. En ese entonces, su juego era armar partidos entre muñecos de indios y de soldados.
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En la actualidad, Diego Simeone es uno de los directores técnicos más reconocidos del planeta. Ha trasegado un largo sendero para adquirir dicha distinción. Comenzó cuando era niño y ya quería controlar lo que pasaba entre los protagonistas del juego. En ese entonces, su juego era armar partidos entre muñecos de indios y de soldados.
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"Cuando íbamos a la verdulería que estaba a la vuelta de casa, en Palermo, pedía unas cintas de plástico celestes y blancas que venían con los cajones, las cortaba y marcaba el límite de la cancha donde estaba la gente. Ya tenía los arcos de plástico que se compraban para la torta de cumpleaños y con todo eso armaba los partidos: indios contra soldados, rastis blancos contra rastis rojos", cuenta el propio entrenador argentino en su libro Creer.
Él, en el fondo, ya creía que sería importante en el más popular de los deportes. Recuerda: "A los que sobraban los ponía en las tribunas, era como un director de teatro, estaban los jugadores pero también la escenografía. Con 5 o 6 años ya intuía lo que podía pasar en el juego, adentro y afuera, y cuando tenía todo montado hacía que los jugadores se fueran pasando la pelota hasta llegar al arco de enfrente. Cuando hago memoria sobre mi infancia, me veo siempre en esa situación".
No tiene memoria de sí mismo sin una pelota como compañía. La tenía al lado suyo cuando su abuela lo cuidaba y en el instante en que su padre recibía las quejas de sus travesuras y lo tiraba del pelo. El pequeño Diego solo quería divertirse con su sagrado objeto redondo. Empezó en el colegio y luego en Villa Malcolm, un club de barrio.
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Un día arrancó a jugar al baby fútbol. Es de a cinco en cada equipo y la táctica es con dos en defensa, uno en el medio y dos delanteros. Simeone era el mediocampista, porque podía tener el panorama de todo lo que sucedía en la cancha. Le gustaba tener un radar en cabeza y controlar las diferentes situaciones.
Por eso en el equipo Estrella Oro se ideó una estrategia con sus compañeros. "Una de las reglas del baby era que no se podía sacar el lateral hacia el área porque si la pelota picaba ahí se cobraba foul. Pero nosotros teníamos un pibe que sacaba el lateral al vacío con mucha precisión y yo cortaba en diagonal para encontrarme con la pelota. A los ocho años ya tenía timing para conectar la pelota de cabeza atacando el espacio".
Y quizás por esos sucesos, hoy en día, luego de una exitosa carrera como futbolista, ahora como DT del Atlético de Madrid, diga convencido: “Se pasan más minutos sin la pelota que con ella, y en esos minutos que se juega sin la pelota hay que ocupar muy bien los espacios. Entonces, este juego del que todos nos enamoramos por la pelota es sin la pelota”.