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Este jueves sucedió para River Plate el momento que siempre se piensa con la llegada de cada proceso exitoso en el deporte, el final del camino. Este domingo se vivirá en el estadio Monumental la última gala de Marcelo Gallardo al frente del conjunto de la banda cruzada. Tras ocho años y medio, donde lo ganó prácticamente todo (dos Copas Libertadores -2015 y 2018-, una Copa Sudamericana -2014-, tres Recopas Sudamericanas -2015, 2016 y 2019-, la Suruga Bank 2015 y siete copas locales), el Muñeco decidió terminar su vínculo con la institución luego de un evidente desgaste en el rendimiento de su equipo.
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“Todo tiene un final, es el momento de terminar de cerrar un ciclo hermosísimo, muy valioso y, por último, agradecerle al hincha, que en cada pequeño homenaje que me han hecho al entrar a un campo de juego, sobre todo en estos años, será un recuerdo inolvidable, agradecer por las muestras de afecto y si bien voy a terminar mi vínculo como lo he pensado siempre, como debe ser”, firmó Gallardo entre lágrimas. ¿Cómo empezar de nuevo después de despedir al mejor técnico que ha tenido River en su historia? Es el más ganador de todos, solamente Ramón Díaz, su predecesor, logra seguirle la pista en el palmarés y le lleva cinco títulos menos.
El Muñeco regresó a River en 2014 a dirigirlo para escribir una historia que no se va a olvidar jamás. Un romance para toda la vida, al que llegó con el pelo largo y visos de juventud que aún dejaban ver al Gallardo que recién se había retirado en Uruguay tres años atrás. En su recorrido no contaba con más de 40 partidos dirigidos como técnico y aun así fue la apuesta del entonces presidente Rodolfo D’onofrio para comandar uno de los equipos más históricos de Argentina y todo el fútbol suramericano.
𝐋𝐄𝐘𝐄𝐍𝐃𝐀. #MuñecoEterno pic.twitter.com/4rmAiaz1F9
— River Plate (@RiverPlate) October 13, 2022
El Monumental, que el domingo verá desfilar a Gallardo por última vez como jefe de River, vio madurar dos veces a Gallardo. La primera, cuando debutó como jugador en 1992, allí jugó más de 200 partidos y se consolidó como un futbolista de categoría mundial. Ya en 2014 ese mismo Gallardo llegó con 38 años y con los botines recién colgados, pero con la misma hambre de gloria que exige un club de la dimensión de River. Encarnaba eso que tanto anhelan ver los aficionados de un equipo de fútbol, Marcelo Gallardo tiene el ADN de River Plate y fue un clic instantáneo. En ese 2014, y con pocos meses de trabajo, Gallardo tocó a lo grande las puertas de todo el continente ganando la Copa Sudamericana, que rompió 17 años de sequía en cuanto a títulos internacionales para River y terminó de despabilar los fantasmas del descenso que habían sufrido en 2011.
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Lo que vino después fue la consolidación de un sello futbolístico, de un juego agresivo que dominó el continente y supo reponer piezas claves. En ocho años supo reinventar sus planteles y devolverle a River esa impronta de jugar y ganar como una máquina, el mismo apodo por el que se le conoció en los años 40.
“Uno puede ganar un día, dos, pero estar en una liga como la Libertadores que es tan complicada, estar tanto tiempo ahí. Le venden jugadores y sigue estando ahí. Se recicla y sigue”, dijo Guardiola sobre el Muñeco. Justamente el Manchester City del español se encargó de llevarse la última joya que pulió el River de Gallardo, Julián Álvarez. El domingo, Gallardo vivirá contra Rosario Central su último partido en casa, pero aún le queda otro partido visitando a Racing. Aunque la despedida es inminente, escolta a Boca Juniors con cuatro puntos de diferencia, y todavía puede sellar el ciclo con un título.
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