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Todo comenzó como un juego. Una tanda de penales después de una práctica en el Centro Sportivo Fulvio Bernardini di Trigoria, la sede deportiva de la Roma. Una comida como penitencia para el perdedor. Así terminaban los días entre el egipcio Mohamed Salah y el colombiano Jaime Pabón, entrenador personal del futbolista en el equipo italiano: con cinco cobros por lado desde el punto blanco. Pero un día Pabón le cambió las reglas. “Sólo haremos un cobro”, le dijo. El delantero lo miró asombrado y le preguntó la razón de la decisión. “En la vida real, únicamente tenemos una oportunidad, ¿no?”, fue la respuesta del colombiano. (Puede leer: "Puedo casi asegurar que Salah está para jugar": técnico de Egipto)
Previo a ese disparo, el entrenador trabajó la mente del egipcio. Lo hizo pensar que se encontraba en un partido definitivo, le metió presión para que cobrara bajo circunstancias casi tan reales como las que habitualmente un jugador debe afrontar, y antes de pegarle al balón, Pabón se acercó a Salah para darle un consejo: “la mejor manera de patear en momentos claves es haciéndolo a tu manera. Nunca la vayas a cambiar”. El delantero terminó anotando casi sin esfuerzo. Curiosamente, ese conocimiento le sirvió después para tener la personalidad de tomar el balón en una instancia importante.
El 8 de octubre de 2017, en un partido frente a la Selección de Congo por las eliminatorias a Rusia 2018, Mohamed Salah cogió el balón al minuto 93. El árbitro recién había pitado un penal a favor de Egipto. El encuentro se encontraba igualado 1-1 y los faraones necesitaban el triunfo para clasificar a un Mundial después de 28 años. Un cobro definitivo. El goleador del Liverpool inglés se paró frente al esférico, respiró, se humedeció los labios con la lengua y recordó las palabras de Pabón. Remató a su estilo: zurdazo cruzado y pase directo al campeonato del mundo. Egipto estalló en una alegría sin precedentes.
Todo el trabajo realizado dio sus frutos. Y no solo en los penales. El entrenador trabajó con Salah en la Roma, equipo al que llegó a finales de 2016. Fue contactado por el agente del egipcio, Ramy Abbas, un colombiano radicado en Abu Dhabi. Una vez aceptó el trabajo empezó a estudiar al jugador para saber cómo entrenarlo. vio su forma de moverse, de jugar. Potenció todo lo bueno que el jugador tenía porque hizo énfasis en sus virtudes y poco a poco fue encontrando otras características que le sirvieron para mejorar su rendimiento. “Comenzamos un trabajo de base en la parte técnica, en la parte de conocimiento de juego, de sus movimientos ofensivos y poco a poco fui encontrando una persona muy receptiva”, le dijo a El Espectador, Jaime Pabón. (Le puede interesar: Los futbolistas nacionalizados que disputarán el Mundial de Rusia 2018)
El proceso se hizo para fortalecer al egipcio en todos sus aspectos. Le mejoró la pegada, la forma de ubicarse dentro del terreno y cómo aprovechar su velocidad contra la defensa rival, porque cuando lo vio por primera vez se encontró con un jugador muy ansioso a la hora de tomar decisiones. Hacía recorridos muy largos con el balón, no se perfilaba bien al momento de sacar el remate y terminaba enviando la pelota para cualquier parte. “Empecé a trabajar para que fuera más preciso técnicamente, que al momento de impactar el balón, este saliera dirigido para donde él quería. Así que aprendió a corregir la postura y algunos detalles adicionales. Lo otro era en el juego. Aprendió a leer bien las jugadas, a posicionarse de tal manera que tuviera un buen perfil hacia el balón y hacia el arco, que fuera más ambicioso y marcara diferencia con su velocidad”.
El entrenamiento se llevaba entre tres y cuatro veces a la semana, era aparte de los que realizaba con la Roma y consistía en potenciar a un delantero que generaba muchas opciones de gol, pero no tenía buena definición. “Aposté porque hiciera su propia marca, para que se identificara como un jugador de alto nivel y lo entendió bien. Nos pusimos algunos objetivos en cuanto a anotar goles continuamente, en aprovechar sus capacidades, que fuera más libre. Para mí fue importante que tomara esa decisión de ir adelante para estar posicionado entre los mejores de Europa”. (Le puede interesar: Un Mundial de primíparos)
Su trabajo con Salah terminó cuando salió del equipo italiano. La idea entre los dos era continuar en el Liverpool, pero los contratos en Inglaterra son diferentes, por la visa y la legislación laboral. Sin embargo, las puertas quedaron abiertas para que ambos volvieran a entrenar. Precisamente, antes de la final de la Liga de Campeones entre Liverpool y Real Madrid, llegaron a un preacuerdo con el agente para volver a estar juntos después del Mundial de Rusia y continuar su camino de la mano de un colombiano para convertirse en el mejor futbolista del mundo.