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Uno de los males del fútbol es la simulación. Esa trampa con la que el jugador busca engañar al árbitro para que cobre una falta a favor de su equipo es una de las prácticas más comunes en el balompié. "Le tenemos temor a los piscinazos", dijo Jorge Luis Pinto sobre Arjen Robben previo al partido de cuartos de final en el Mundial de Brasil 2014 entre Costa Rica y Holanda.
Aunque Robben ha sido uno de los más criticados por reincidir en estas acciones, jugadores como Cristiano Ronaldo y Neymar también han simulado en varias ocasiones. Sobre el primero, Alex Ferguson, quien fue su entrenador en el Manchester United reveló que cuando llegó del Sporting de Lisboa, lo hizo "con esos fallos 'latinos' tan habituales. Pero era uno que se podía corregir con disciplina: era un piscinero. Tras un año y medio no volvió a hacerlo, pero la prensa insistió. Y ya no era cierto, no se tiraba, entonces", recordó. (Vea también: Diez grandes escándalos arbitrales en la historia del fútbol)
Pero estos intentos de engaño al parecer también parecen ser emulados por los defensores. En un partido correspondiente a la edición juvenil de la Europa League entre el Celtic de Escocia y el Valencia de España el jugador David Pascual tuvo una acción antideportiva. El jugador disputaba un balón con un delantero del cuadro escocés pero sorpresivamente prefirió lanzarse al césped como si lo hubiesen agredido. Para sorpresa de todos, el árbitro central del encuentro sancionó de una falta que jamás existió, quitándole una opción de gol al conjunto local.
Al final Valencia logró la clasificación para los octavos de final de la Youth League. El equipo español logró el pase después de una larga tanda de penaltis (se lanzaron hasta 14).En los 90 minutos reglamentarios empataron 1-1 gracias a un tanto de Ismael Martínez a tres minutos del final, que sirvió para equilibrar el tanto marcado por Jack Aitchison en el 40. En los lanzamientos desde el punto de penalti los cobradores fallaron en siete oportunidades. El Valencia se impuso por 4-3.
Repudio total contra este tipo de engaño. En otros deportes como en el baloncesto se ha buscado la forma de eliminar estas prácticas, en 2012 la NBA dio a conocer mediante un comunicado que habrá sanciones, “a partir de ahora, no hay lugar dentro de nuestro deporte para este tipo de acciones de engaño a los árbitros y falta de respeto con el jugador que defiende de forma legal y limpia”.
La liga de baloncesto estableció que el jugador que sea encontrado culpable de exagerar o fingir una caída tendrá una primera advertencia, y a partir de ese momento la siguiente violación de la norma le costará 5.000 dólares de multa; la tercera será de 10.000; la cuarta de 15.000 y la quinta de 30.000.
El fútbol no se queda atrás en ese intento para terminar con estas acciones ya en Colombia se han sancionado a jugadores por incurrir en estas prácticas. Uno de los más recordados es el exdelantero del Júnior, Émerson Acuña, quien en los cuadrangulares de 2008 engañó al árbitro José Luis Niño con una simulación dentro del área que terminó siendo penal y gol a favor del equipo barranquillero.
Otro de los casos fue el de Edwin Cardona en el fútbol mexicano, quien simuló una falta en el área, ante Tijuana, que se convirtió en penal y gol para aventajar a Rayados. “Edwin Andrés Cardona, de los Rayados de Monterrey, fue sancionado con un encuentro por engañar al Cuerpo Arbitral y como consecuencia otorgar el beneficio directo a su Club en el resultado del partido”, indicó la Disciplinaria en abril, en el torneo de Clausura 2015.
A pesar que existen castigos para este tipo de prácticas, los jugadores siguen en la búsqueda de triunfos a través de acciones que no van de la mano con los valores del deporte. Así como se vio en Glasgow el miércoles, estas son prácticas en las que habitualmente los jugadores reinciden.
Pero no todos los jugadores buscan sacar ventaja a través de los engaños. El año pasado en la liga colombiana Roberto Ovelar tuvo un magnífico gesto en un partido entre Júnior y Uniautónoma. Los 'tiburones' perdían 0-1 y en la primera llegada del cuadro local, el árbitro del partido, Gustavo González, pitó penal. Los jugadores de Autonoma se fueron encima del central reclamando la inexistencia de lo cobrado y por esa insistencia el árbitro le pregunta a Ovelar, quien afirma que la mano había sido de él, por lo que se ganó la amarilla.
"Soy muy sincero en ese sentido, yo hice la mano pero fue sin intención y el árbitro me sacó la tarjeta. Yo le dije que fue mano, no fue penal y ahí se echó para atrás", afirmó en su momento el delantero paraguayo. Júnior perdió el partido 0-2. También se recuerdan gestos como el protagonizado por Robbie Fowler con la camiseta del Liverpool, o el de Miroslav Klose con la camiseta de la Lazio. Son gestos plausibles que deberían ser más repetidos en un deporte tan seguido como el fútbol.