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Enzo Fernández recibió su convocatoria a la selección de Argentina una mañana monótona y frígida en Lisboa. Las noches se estaban convirtiendo en pequeñas pesadillas; sabía que el anuncio estaba por salir y el silencio lo arropaba con una indiferencia abusiva. No pudo descansar ni cuándo recibió el comunicado en su celular, quería verlo en los medios, en la televisión, oírlo en la radio; para estar seguro, para ahuyentar sus temores, su fragilidad.
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Unos meses después empezó la Copa Mundial de Catar 2022 y toda Argentina estaba pendiente de sus pasos, de sus sensaciones y temores; el equipo estaba representando un sueño colectivo, frágil y difuso. La Albiceleste perdió en su debut contra Arabia Saudita luego de que la suerte decidiera caer del lado de la selección del medio oriente y el silencio se apoderó del plantel.
Debían ganar el siguiente partido si querían luchar por la Copa. Al minuto 85 Rodrigo De Paul tomó el balón, mientras la selección de México se acomodaba en el área, dejando algunos jugadores desperdigados en el medio del campo, preparando un contragolpe. Argentina ganaba 1-0 con gol de Lionel Messi, pero el partido aún no terminaba y el asedio mexicano era asfixiante.
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De Paul jugueteó con su camiseta, se secó el sudor de la frente y, apurado por Messi, le dio un pase en corto desde la esquina de la cancha. Luego Lionel le cedió el balón a Enzo, que hizo una pequeña finta, se liberó de su marca y disparó al arco defendido por Memo Ochoa.
La pelota, inatajable, se escurrió dentro del arco. Argentina selló el marcador; y Enzo, Messi y De Paul corrieron hacia el córner inmortal, gritando, abrazados. Fernández marcó solo ese gol en el torneo, pero fue suficiente para que lo nombraran mejor jugador joven del Mundial, y el Benfica sabía que todos los equipos de Europa se pelearían por su joya, que tenía una cláusula de salida de 120 millones de euros.
Hace 4 meses, Enzo Fernández empezaba a transformar una chance de juego en legado eterno. Le facturaba a México e iniciaba su desbloqueo de niveles hasta convertirse en uno de los mejores mediocampistas del mundo y en el MVP joven de Qatar 2022. 🇦🇷🇲🇽🏆❤️pic.twitter.com/BGsGeIp5YI
— VarskySports (@VarskySports) March 26, 2023
Hace exactamente un año, luego de unas larguísimas y agotadoras conversaciones con el Liverpool, el Real Madrid y con casi todos los clubes poderosos de Europa, que se podían permitir un fichaje de esa magnitud, el Benfica anunció a través de un comunicado que Enzo Fernández sería transferido al Chelsea del fútbol inglés.
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Tras la llegada de Todd Boehly, el club azul había invertido una cantidad exorbitante en fichajes. El afán del nuevo dueño era radicalmente predecible. Quería que su inversión tuviera un retorno rápido y evidente; quería a los mejores talentos y su reflejo instintivo fue hacerse con las jóvenes promesas, estuvieran o no a la venta.
Enzo se convirtió en el jugador de fútbol argentino más caro de la historia, superando los 90 millones que pagó la Juventus por Gonzalo Higuaín. La presión que los millones podrían infligir en él era un tema público, la prensa quería sangre, poder culpar a alguien si todo salía mal, si el jugador no rendía como lo había hecho en el Mundial, si no lograba revivir a un moribundo y lastimado Chelsea.
Llegó a los Blues como una promesa de redención, pero hasta el momento, ni él ni el resto del plantel, ni los entrenadores que han dirigido al equipo, ni la presidencia han logrado rendir al máximo nivel. El desempeño del equipo ha sido mediocre, sobre todo por las grandes cantidades de dinero que han soportado el proyecto en construcción.
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Los fanáticos están cansados. Desde la llegada del argentino al equipo, ha sido dirigido por cuatro entrenadores, primero fue Graham Potter, quien lo recibió, luego fue, temporalmente, Bruno Saltor y seguido por Frank Lampard; y ahora Mauricio Pochettino. Nada de eso salió bien.
Liverpool lead the way by five points 🔝 pic.twitter.com/KVBMpVb6wg
— Premier League (@premierleague) February 2, 2024
La joya argentina solo pudo dar dos asistencias en 22 partidos jugados en la primera temporada con el equipo, su rostro demostraba cansancio y ansiedad; demudó rápidamente la Copa del Mundo por un fracaso futbolístico constante y apabullante.
“Él se siente un poco frustrado porque siempre fue un ganador, entonces pasar por estos momentos no es fácil. Le digo que mantenga la calma, que no lea las redes sociales, que se mantenga entrenando y las cosas van a mejorar” dijo su padre ante la ya evidente incomodidad del centrocampista.
El Chelsea marcha décimo en la Premier League y perdió 4-1 contra el Liverpool de Jurgen Klopp el martes, que le pasó por encima sin piedad, indicando que lo mismo hará, si los Blues se lo permiten, en la final de la EFL Cup que se disputará el próximo 25 de febrero.
Enzo solo ha podido marcar en cinco ocasiones esta temporada, habiendo jugado 27 partidos, casi todos de inicio. Aunque es ridículo exigir que lidere al equipo, los fanáticos del Chelsea sí esperan un poco más de su fichaje más caro. El campeón del mundo con Argentina sigue en deuda, y el público no se cansará de repetírselo con agonía
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