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Fueron 36 años de comprar láminas de jugadores extranjeros, de completar las páginas de equipos que ni siquiera sabían que existían. El recuerdo del afro de José Velázquez, de César Cueto, el poeta de la zurda, con la mirada serena, a su lado, el escudo del país reluciente. Eso fue en 1982, cuando los peruanos llenaron por última vez, con sus futbolistas, el álbum de un Mundial.
Pasó México 1986, también Italia 1990, Estados Unidos 1994, Francia 1998, Corea y Japón 2002, Alemania 2006, Suráfrica 2010 y Brasil 2014, eventos en los que había que ver a los demás jugando, cambiar los rostros de otros, buscar las imágenes de equipos ajenos. Sin embargo en Rusia 2018 la historia tendrá un giro, pues Perú aparecerá en el cuadernillo que reúne a los mejores países del mundo cada cuatro años.
Y entendiendo lo que eso significa, el poder que puede tener ese acto para los jugadores convocados por Ricardo Gareca para los duelos contra Croacia e Islandia, el cuerpo técnico le compró a cada uno de los futbolistas un álbum y una caja de sobres para que empezaran a llenar lo que es el símbolo del regreso de los peruanos al torneo de fútbol más importante del planeta. (Le puede interesar: El llanto de Gareca por no ir a un Mundial)
Después de la cena, el comedor del hotel de concentración en Miami, Estados Unidos, se convirtió en el lugar para cambiar láminas, para reírse, para compartir y para volver a sentir la sensación única que da estar clasificado a un Mundial.