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Le ofrecen a Muricy Ramalho la Selección de Fútbol de Brasil

La Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) quiere que él reemplace a Dunga.

Con información de EFE
23 de julio de 2010 - 05:31 p. m.

Muricy Ramalho, propuesto este viernes por la CBF como nuevo seleccionador de Brasil, es un fiel ejemplo del modelo de técnico marcial, que aplicará en la selección 'tácticas militares' parecidas a las de Dunga, su predecesor en el cargo.

Este profesional abnegado alcanza el escalón más alto del fútbol brasileño a sus 54 años después de una larga carrera labrada a base de éxitos deportivos, apoyados en la disciplina y en el trabajo duro. Alumno aventajado del histórico Telé Santana, su mentor en el Sao Paulo y considerado uno de los mejores entrenadores brasileños de todos los tiempos, Ramalho se convirtió en el primer técnico de Brasil en ganar tres años seguidos la Liga (2006-2008).
 
Esos triunfos le han valido para ser elegido como mejor entrenador del país en cuatro ocasiones, entre 2005 y 2008, la primera de ellas, cuando aún estaba a cargo del Internacional. Con el Sao Paulo ha vivido su época más gloriosa y tan solo dejó el cargo a mitad del año pasado, tras cuatro años de éxitos, después de que su modelo se agotara.

Tras un breve e infructuoso paso por el Palmeiras, asumió las riendas del Fluminense el pasado abril y ayer logró dejar al equipo en la cumbre del Campeonato Brasileño. este viernes negocia con el club la rescisión de su contrato para asumir la selección.

De carácter antipático, malhumorado y proceloso, Muricy promete continuar con la política de Dunga de mano dura con los jugadores, de trato con guante de hierro a la prensa y de pocas concesiones al juego bonito. En cada equipo que pasa, Ramalho aplica una receta de fútbol competitivo, muy estudiado en todas sus líneas y, en definitiva, gris, aburrido y de resultados.

En la selección tendrá el cometido de emular el tanque arrollador del Sao Paulo de 2007, que apisonó a casi todos sus rivales y ganó la Liga con una holgura inusitada, 15 puntos sobre el Santos. Aquel año, el que mejor funcionó su maquinaria, apenas necesitó anotar 55 goles, una cifra bajísima, que habría sido claramente insuficiente si no fuera por una defensa férrea que tan solo cedió a los adversarios 19 tantos en 38 partidos y apenas siete derrotas.

Sus reiterados fracasos en la Copa Libertadores y el desgaste de su sistema, que cosechó menos triunfos en los años siguientes, le costaron el puesto. Ramalho inició su carrera como técnico en el Puebla mexicano (1993) , donde había terminado la de centrocampista entre 1979-1985 después de haber militado en el Sao Paulo entre 1973 y 1978.

Las dos temporadas siguientes dirigió al Sao Paulo, con el que ganó la Copa Conmebol de 1994 y después fue destituido en abril de 1997 tras un pésimo inicio en el Campeonato Paulista. Después de su destitución pasó por nueve equipos en 10 años: Guaraní, Shanghai Shenhua de China, Ituano, Botafogo, Santa Cruz, Náutico, Figueirense, Internacional de Porto Alegre y Sao Caetano, tiempo en el que facturó cinco campeonatos regionales brasileños y una Copa de China.

Siempre vestido con el chándal del club en el banquillo, lejos de la elegancia de otros colegas en el cargo, Ramalho, al que muchos jugadores consideran un padre, rehuye entablar amistades con sus pupilos fuera del ámbito laboral.

En Brasil es sabido que siempre rechaza asistir incluso a las fiestas de cumpleaños o a las típicas barbacoas de fin de semana organizadas por cualquiera de sus jugadores. Con su elección para el cargo de seleccionador, la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) deja entrever que su prioridad no es recuperar el juego bonito que se patentó en estas tierras, sino obtener un triunfo en el Mundial de 2014, un título que en el país del fútbol se ve como una obligación por el hecho de ser el anfitrión.

Precisamente Ramalho es un hombre que no se va a dejar impresionar por el fantasma del Maracanazo, la célebre final perdida en Río de Janeiro ante Uruguay en 1950, un infausto recuerdo que aún sobrecoge a los brasileños y que él pretende borrar de forma definitiva con su fútbol recio y competitivo.

Por Con información de EFE

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