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El pasado venezolano de Carlos Bacca

El ahora goleador del Milán de Italia y figura de la selección colombiana, jugó en 2007 en el Minervén FC, equipo de segunda categoría del fútbol de Venezuela. Ese año fue goleador y subió a primera.

Luis Guillermo Montenegro – enviado especial a Barranquilla
31 de agosto de 2016 - 05:06 p. m.
Carlos Bacca en 2007 cuando jugaba en el Minervén de Venezuela. /Minervén FC.
Carlos Bacca en 2007 cuando jugaba en el Minervén de Venezuela. /Minervén FC.

Después de tener que trabajar como pescador y cobrador de pasajes de buses, Carlos Bacca por fin podía vivir del fútbol. No tenía lujos ni le sobraba nada, pero con los $500.000 pesos que le pagaba el Barranquilla FC –filial del Júnior- le bastaba para cubrir sus gastos de alimentación, trasporte y ayuda a sus padres Gilberto y Eloisa.  Tras haber marcado 12 goles en el torneo de la B, en 2006, entrenaba en diciembre de ese año con el Júnior, equipo que en ese semestre no clasificó a los ocho finalistas. Justo por esos días había un veedor del Minervén de Venezuela, quien estaba interesado en llevar a un par de jugadores que le ayudaran al club del vecino país a lograr el ascenso en 2007. Bacca, que no contaba para el DT del cuadro tiburón, marcó dos goles esa tarde y por eso se interesaron en él.

Las prioridades para el veedor venezolano eran el defensor Jorge Amara y el volante Luis Coronel, pero tras el show de Bacca las prelaciones habían cambiado. El problema era que no había presupuesto para adquirir  a los tres jugadores. Fue por eso que se le solicitó al Júnior un préstamo por el nacido en Puerto Colombia. Lo increíble es que la operación no costó un peso. Por Coronel y Amara se pagó un valor, pero Bacca fue la “ñapa”.

Eso sí, Carlos comenzó a ganar mejor. 1500 dólares mensuales le pagaba el Minérven, con lo que podía enviarle una ayuda más significativa a sus padres. Esa fue la primera vez que Carlos salió del país. Vivía en la ciudad de Puerto Ordaz, en un apartamento pequeño, junto a sus compatriotas. La vida social era poca y su vida no iba más allá de jugar fútbol. Su entrenador era José Hernández, quien se sorprendió con Bacca desde la pretemporada y rápidamente le dio la oportunidad de ser titular.

Pero consolidarse no sería fácil. Incluso el presidente del club llegó a dudar de él y pedir que lo devolvieran a Barranquilla. En un juego por la quinta fecha del torneo, el Minervén perdió 4-3 ante Zulia y a Bacca no le entró ni una. Se comió varios goles debajo del arco. “Bacca que se vaya en el primer bus que salga mañana para Colombia”, dijo el presidente del club, Luciano Chávez, tras ese juego. Pero el técnico se opuso a esa salida y por eso el colombiano tendría revancha.

A pesar de la crisis, Bacca seguiría como titular en el partido de la semana siguiente y le pudo pagar la confianza a su entrenador con un triplete ante la Universidad Central de Venezuela. Luego terminaría como goleador del torneo, con 13 tantos, y además con el ascenso a la primera categoría. El mismo Luciano Chávez le terminó pidiendo una camiseta autografiada y declarándolo la gran figura del club. Claro que le pareció mucho pagarle al Júnior de Barranquilla 25 mil dólares por el préstamo del jugador por un año más. Así que Carlos regresó a Colombia, esta vez, para jugar en el equipo del que había sido hincha desde niño, el Júnior, club en el que brilló, marcó 50 goles y dio el salto a Europa en 2011.  Desde ahí no han parado los logros personales: figura del Brujas de Bélgica, Sevilla de España y ahora del Milán de Italia, uno de los grandes clubes del mundo. Su paso por Venezuela fue corto, pero fundamental en su carrera como futbolista. El jugador que llegó de “ñapa” al Minervén, ahora está avaluado en 40 millones de euros.

Por Luis Guillermo Montenegro – enviado especial a Barranquilla

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