Guichón, el nuevo cerebro de Santa Fe y la esperanza para enfrentar a Millonarios

Se acabó la espera. Los equipos capitalinos se medirán esta noche por tercera vez en su historia en un torneo internacional (7:45 p.m. Fox). Los cardenales se aferran a las ideas del charrúa en los octavos de final de la Copa Sudamericana.

Thomas Blanco Lineros
18 de septiembre de 2018 - 02:51 a. m.
Guichón ha jugado siete partidos con Santa Fe, dos de esos como titular, y no ha perdido.  / Mauricio Alvarado
Guichón ha jugado siete partidos con Santa Fe, dos de esos como titular, y no ha perdido. / Mauricio Alvarado
Foto: MAURICIO ALVARADO

Las crónicas de los partidos de Independiente Santa Fe en esta campaña tienen muchas cosas malas en común. Que no genera fútbol, que no hay juego asociado, que falta claridad en el último cuarto de cancha, que el único cartucho es la pelota quieta, en fin. Y solo tiene una positiva recurrente: Facundo Guichón, un uruguayo de 27 años que siempre ha respondido y ha roto ese statu quo amargo que vive el conjunto cardenal.

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El charrúa ha sido el hombre diferente y desequilibrante del plantel. Y es uno de los principales protagonistas de la senda de tres triunfos al hilo que registran los capitalinos en la Liga Águila. En los dos últimos juegos ha sido titular y ha dado dos asistencias. Es una de las cartas de Guillermo Sanguinetti para seguir enderezando el camino, que podría tener un punto de quiebre esta noche (7:45 por Fox Sports) cuando Millonarios y Santa Fe se enfrenten por la ida de los octavos de final de la Copa Sudamericana.

Lo llaman “El Pipas” desde su salto al fútbol europeo, en donde jugó en el Alcorcón, Llagostera, Murcia y Alavés de España y en el SJK Seinäjoki, club finlandés con el cual disputó la Europa League. “En España nunca habían escuchado el nombre Facundo. Y allá hay una marca de pipas que se llama así y por eso me empezaron a decir de esa manera”, dice el volante creativo uruguayo horas antes del clásico capitalino número 295.

(Puede leer: Radiografía del arbitraje colombiano).

Este será el tercer capítulo entre ambos por un torneo continental, pues en 1976 compartieron el Grupo 4 de la Copa Libertadores y se enfrentaron dos veces, con un saldo de un empate y un triunfo para Santa Fe.

Acaba de llegar, pero su almohada ha sido su peor enemiga desde el domingo pasado. Está ansioso: sabe la magnitud que tiene este partido para el país.

De 27 años y oriundo en la ciudad de Florida, en Uruguay, Facundo empezó su carrera en el fútbol en el club aficionado Avenida de su barrio. Su buen desempeño, tras ganar el campeonato departamental, hizo que Peñarol volcara sus ojos en él. Con 18 años partió hacia la capital (Montevideo) a cumplir su sueño. Todo pasó muy rápido, un día jugó en la sub 19, en la cuarta división, y al otro recibió el llamado para integrar el primer equipo, en el cual estaban todos sus ídolos y “dioses”, como él mismo los llama.

No pudo evitar su bautizo en el conjunto cinco veces campeón de la Copa Libertadores.

—Vení nene, que te tenemos que mechonear —le dijo Darío Rodríguez, uno de los pesos pesados del vestuario y de la selección uruguaya, a Facundo.

—¡No! Cómo se te ocurre. A mí me gusta mi pelo así: larguito —respondió Facu con inocencia.

Al final el chico no pudo resistirse y le pasaron la cuchilla cero por una parte de su cabeza. “Me terminaron pelando varios jugadores en la alcoba (risas). Y mientras Darío hacía esa catástrofe, yo solo le decía: ‘Recuerdo bien de niño cuando le hiciste ese gol a Dinamarca en el Mundial de 2002’”.

¿Su tiempo libre? Compartir con su mujer y bebé. También le gusta juntarse con los otros uruguayos del plantel. En las reuniones siempre hay un común denominador: el mate. Ahora está listo para seguir ganándose a la hinchada en su primer clásico vestido de rojo.

¿Cuáles son las impresiones de Colombia en los dos meses que lleva acá?

Me ha impactado el tráfico de Bogotá. Pero estoy demasiado feliz: eso pasa cuando llegas a un lugar donde querías estar.

¿Cómo fue ese contacto con Sanguinetti? Coincidieron en Peñarol en 2011 cuando era asistente técnico de Gregorio Pérez...

Había ofertas de Argentina y del América. Pero Guillermo mostró interés, ya que me había perdido el rastro. Ahí le dije a mi agente que dejara todo: me iba para Santa Fe.

¿Cómo se respira el ambiente antes del clásico?

No he podido dejar de pensar en eso. Lo vivo desde que le ganamos a Chicó. Sé que lo vamos a sacar adelante. Hay un gran grupo humano.

Y es una oportunidad para sacarse la espina de la final de 2017.

Sé lo que pasó. Cada clásico es distinto. Si hay que sacar una espinita, bien, pero hay que ganar como sea. El arco se cerró y por suerte se nos está abriendo en los últimos partidos.

Desde la salida de Ómar Pérez, Santa Fe sigue buscando alguien que le dé ideas en el medio.

He escuchado de él. Es un excelente jugador y gran profesional. Admiro la huella que dejó, pero no quiero espejos y menos comparaciones. Facundo quiere ser Facundo. Juegue bien o mal, nunca negociaré las ganas. Quiero dejar mi propia marca.

Por Thomas Blanco Lineros

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