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Colombia, con un pie afuera en las pesas de los Juegos Olímpicos por el dopaje

Yenny Sinisterra, Ana Iris Segura y Juan Felipe Solís, quienes tuvieron un analítico adverso por boldenona, fueron sancionados por cuatro años. Hoy por hoy, el país está fuera de Tokio 2021. Se unen a Yeison López y Mauricio Caicedo: los cinco cuentan el suplicio que viven.

Thomas Blanco- @thomblalin
16 de diciembre de 2020 - 04:12 p. m.
Las disciplina de pesas es la principal fuente de medallas olímpicas de Colombia.
Las disciplina de pesas es la principal fuente de medallas olímpicas de Colombia.

Final de año amargo para el deporte colombiano. Los pesistas Yenny Sinisterra, Ana Iris Segura y Juan Felipe Solís fueron sancionados por cuatro años por la IWF debido a que arrojaron resultados analíticos adversos. Otra vez la boldenona: ya son cinco los contaminados por esta sustancia en la disciplina. Y, a falta de la apelación, aparece el fantasma latente de una posible exclusión del equipo nacional en las pesas en los Juegos Olímpicos de Tokio 2021 si no demuestran su inocencia.

“El proceso no ha terminado, la IWF solo publica cuando ya se ha fallado en última instancia y estamos lejos de ella. En la primera instancia no nos fue bien, pero el proceso no ha terminado, estamos expectantes de que el proceso siga y al final miraremos qué sucede. Si los declaran culpables nos metemos en un lío porque quedamos fuera de los Olímpicos, pero nos tendrán que iniciar un proceso a la federación. Tenemos que demostrar que no tenemos nada que ver con los casos de dopaje, que son netamente personales”, le indicó William Peña, presidente de la Federación Colombiana de Pesas, a este diario.

Por política de la Federación Internacional de Pesas, cuando un país presenta tres o más casos de dopaje en un año calendario queda sancionado. Hoy por hoy, Colombia está afuera de los Olímpicos en una disciplina que le dio el primer oro de su historia y que ha sido su principal fuente de metales olímpicos. Potenciales medallistas como Jhonatan Rivas, Luis Javier Mosquera y Leidy Solís, entre otros, esperan una certeza en un presente gaseoso sin muchas garantías.

Los cinco implicados, al unísono, lanzan la misma declaración: “Somos inocentes”.

El suplicio que viven

Cuando recibieron ese lapidario correo electrónico con la suspensión provisional en marzo pasado, Yenny Sinisterra (20 años), Juan Felipe Solís (21) y Ana Iris Segura (29) se estrellaron con una dura realidad: no tenían recursos económicos para defenderse. Como el Ministerio del Deporte y la Federación Colombiana de Pesas están obligados a mantener un principio de neutralidad y no pueden destinar dinero del Estado para la defensa, los deportistas decidieron armar una colecta con el reloj en contra: hoy por hoy faltan 219 días para los Olímpicos.

“Estoy muy triste, muy frustrada. Es como si de repente se te quemaran los sueños. Sobre todo si uno sabe que no ha hecho nada”, son las palabras de Sinisterra, quien hasta hace unos meses brillaba en el Mundial de Pesas con un récord en la categoría júnior en la modalidad de envión, con 116 kilogramos, y levantaba el trofeo de Deportista del Año de El Espectador, que la acreditaba como la tercera mejor atleta juvenil de 2019 en el país.

Lea también: Las lecciones de la boldenona a Robert Farah

“Son $215 millones para defendernos los tres. Nosotros mandamos la solicitud para tener la muestra B y estamos esperando a que nos respondan, a ver cuándo puede empezar el juicio”, agregó Yenny hace unos meses, quien sigue entrenando, pero confesó que está haciendo los trámites para empezar a estudiar fisioterapia.

A Ana Iris Segura, la mayor de los tres, en un tono derrotista similar al de Yenny, cuesta sacarle las palabras por obvias razones. Tiene en su hoja vida los bronces en arranque y total en el Mundial de Pesas de 2017 y las platas en los Panamericanos de Toronto 2015 y Lima 2019. “No podemos decir que saldremos de esto a la velocidad de la luz que tuvo Farah, él tenía el dinero. Pero hay que decirlo: nosotros estamos en las pesas, un deporte en el que duramos años ahorrando para una vivienda, no hay plata. Los tres esperamos ir a los Olímpicos, somos inocentes, no hemos hecho nada malo. Hay que dejar de comer carne. El video de la colecta es viral, pero no nos ha ido tan bien”, reconoce.

“Soy testigo de que no es un proceso fácil, muy costoso, en el que hay muchos que se rinden. Es una situación compleja, la WADA tiene que modificar sus medidas y controles”, complementa Farah.

“Estamos exigiendo a las autoridades que les den a los pesistas las garantías procesales. No los pueden castigar sin que se defiendan. No me cabe la idea de que se hayan dopado y aparte en vacaciones. Llevo mucho en las pesas. Confío en que demuestren su inocencia y estemos en Tokio 2020, somos potencia mundial”, dijo William Peña, presidente de la Federación Colombiana de Pesas apenas conoció el resultado de sus pesistas en marzo pasado.

Las otras dos medallas olímpicas que esfumó la boldenona: Mauricio Caicedo y Yeison López

El guión que ambos tenían en su cabeza era estar preparándose para subirse a lo más alto del podio en los Juegos Olímpicos de Tokio, candidatazos. Dos de los prospectos más importantes de las pesas a escala mundial; pero la realidad es diametralmente opuesta: no tienen dinero ni trabajo y se sienten solos, porque están suspendidos por cuatro años, desde noviembre de 2018, por dar positivo en el control al dopaje. La sustancia: boldenona, la misma que ha aquejado a varias figuras del deporte nacional, como el tenista Robert Farah y el ciclista Fabián Puerta. Y el discurso de ellos, como el de todos, es que son inocentes. Y les cortaron los brazos.

Es la historia de Andrés Mauricio Caicedo (23 años) y Yeison López (22). El primero, con 18 años y cinco días de vida, ocupó el sexto puesto en los Juegos Olímpicos de Río 2016 en la categoría de los 77 kilogramos y obtuvo, como todo un adolescente, un diploma olímpico. El segundo, también, con una hoja de vida hipnotizante: cuatro veces campeón mundial, cinco veces campeón panamericano y una vez campeón centroamericano, declarado en 2016 como el joven más fuerte del planeta. Pero todo ese gran equipaje y esos sueños con metales olímpicos se esfumaron.

“Es un karma, poco a poco te va destruyendo la vida a nivel moral y psicológico. Te sientes acabado. Uno se prepara toda la vida para algo, de forma limpia, y pff... todo cambia”, comenta Andrés Mauricio Caicedo, quien está haciendo los trámites de su libreta militar para conseguir un trabajo. “Me gasté todos mis ahorros en mi defensa. Estoy buscando trabajo, no tengo nada. Ni siquiera puedo dormir”, agrega.

Quiere limpiar su nombre, seguir en las pesas. Ganar una medalla olímpica, esta vez en París 2024, pero la tristeza le ha quitado la motivación para seguir. “Yo a veces entreno, otras veces se me baja la moral y quiero dejar todo por la rabia. A veces sí, otras no. En esas me la paso, porque es muy difícil que te acusen por algo que no hiciste”.

En esos momentos tan oscuros, Emmanuel, su hijo, de dos años, quien nació un mes antes de conociera el resultado adverso, lo saca adelante. “Él me motiva a seguir dándole”.

Hipótesis, teorías, no tiene ninguna. Tampoco se decanta del todo por el consumo de carne. “La verdad es muy extraño todo. El Gobierno debería investigar el tema. Yo nunca he consumido boldenona, no entiendo de dónde salió eso; quedé anonadado, ni siquiera tomaba vitaminas”. Andrés Mauricio sufrió en 2018 una grave lesión que lo obligó a parar. Seis días antes de la muestra que salió positiva, lo habían operado en Bogotá.

El caso de Yeison López también tiene varios interrogantes: le hicieron tres pruebas en menos de un mes. La primera fue el 14 de septiembre de 2018 en Manizales. La segunda el 24 de ese mes en Cali y la última el 9 de octubre en Tokio, mientras se concentraba con la selección colombiana preparando el mundial de pesas. ¿La positiva? La de la mitad. Es decir, la boldenona estuvo pocas semanas almacenada en su cuerpo.

“Nadie le ha encontrado explicación a ese fenómeno, ni un científico. Algo raro está pasando y manifestándose en el país, muchos me juzgaron, tengo la conciencia tranquila, siempre he sido una persona honesta. A veces pienso que hay una mano negra que quiere dañar el deporte colombiano y lo está consiguiendo”, apunta Yeison, quien subraya su inocencia.

Al igual que Mauricio, se ha gastado una gran porción de sus ahorros. A veces trabaja como instructor de crossfit, otras veces sube un post en sus redes sociales; así se gana la vida. Y se alista para empezar a estudiar una licenciatura en deporte.

“Todos esos que te apoyaron en la gloria te están dando la espalda. Uno pasa al olvido. ¿Que si sigo entrenando? ¡Claro! Porque sé que soy inocente y creo en mi honestidad, eso me motiva a no rendirme. Salgo a demostrarle a la gente en la calle que no he usado nada para mejorar mi rendimiento”.

Su meta, su nuevo guión, es París 2024. Quiere el oro, quiere expulsar toda esa turbulencia y demostrarle al mundo que no se va a derrumbar. No le interesa nada más: de hecho, con 22 años, vaticina que se va a retirar cuando se suba en el podio de las olimpiadas de la capital francesa.

“Sé de mi inocencia, mis sueños siguen intactos. A mí esto me ha enseñado a encontrarme conmigo mismo, me ha llevado a conocer quiénes son mis verdaderos amigos. He aprendido a ser más humilde, a valorar los pequeños detalles. De las cosas malas también nacen cosas buenas”.

Pero el ser humano, por naturaleza, tiende a amplificar las negativas. “Yo estuve al borde de una depresión, todo pasó cuando estaba a seis días de pelear un campeonato mundial. Ahora que veo mi camino un poco nublado, yo no pierdo la fe y a mis compañeros de la selección les pido que se cuiden, que miren a quién tienen al lado. Yo no le daré el gusto a quienes me quieren ver mal. Yo no voy a quitarme la vida y desaparecer del deporte y darles gusto a ellos. Yo quiero darle el triunfo a mi familia, a mi país. Habrá Yeison para rato”, dice con voz inclemente, convencida.

Eso sí, con un paréntesis: “Les quiero decir que una sanción no es para toda la vida. Cuando triunfe no los quiero ver en mi camino dirigiéndome la palabra, ellos saben quiénes son. No los quiero ver en la gloria”, sentenció.

Mauricio y Yeison, dos hombres destinados a una medalla olímpica. Dos tipos a quienes las pesas convirtieron en amigos y los látigos del dopaje, en hermanos.

tblanco@elespectador.com

Por Thomas Blanco- @thomblalin

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Giovanni(38945)16 de diciembre de 2020 - 08:07 p. m.
O sea para participar demostrando inocencia hay que pagar 215 millones. Quien es más corrupto, el COI o los los atletas supuestamente dropados?... me parece una jugada sucia de federaciones o países ricos...
  • Giovanni(38945)16 de diciembre de 2020 - 08:08 p. m.
    Atletas dopados...
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