CTE: la lesión fantasma que acecha a los jugadores de fútbol americano
Esta enfermedad neurodegenerativa provocada por constantes golpes en la cabeza empieza a crecer lenta y silenciosamente en los atletas de la National Football League (NFL).
Valentina Fajardo
Quienes aspiran a llegar a la National Football League (NFL) inician la práctica del fútbol americano desde los 12 años, lo que implica que desde temprana edad empiezan a someterse regularmente a golpes en su cabeza. Usualmente, estos están relacionados con la encefalopatía crónica traumática (CTE por siglas en inglés), una enfermedad neurodegenerativa causada por constantes lesiones cerebrales traumáticas repetitivas.
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Quienes aspiran a llegar a la National Football League (NFL) inician la práctica del fútbol americano desde los 12 años, lo que implica que desde temprana edad empiezan a someterse regularmente a golpes en su cabeza. Usualmente, estos están relacionados con la encefalopatía crónica traumática (CTE por siglas en inglés), una enfermedad neurodegenerativa causada por constantes lesiones cerebrales traumáticas repetitivas.
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Estas pueden son comunes en la práctica de algunos deportes como el boxeo, el hockey sobre hielo y, especialmente, el fútbol americano. El CTE se puede considerar como un “fantasma” que acompaña a los jugadores, ya que empeora lentamente y solamente se puede diagnosticar con certeza después de la muerte con una autopsia cerebral.
Los síntomas del CTE empiezan a aparecer gradualmente, más o menos 10 años después de ocasionadas las lesiones. Uno de los principales problemas es que aquellos son tan comunes que pueden asumirse como patologías de otra enfermedad. Por ello, cuando un deportista o exdeportista empieza a presentar depresión, perdida de la memoria, agresividad, conducta impulsiva, cambios de ánimo e incluso la adicción a algunas sustancias, es una alerta de un posible caso.
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Jugar al fútbol americano se asoció con un 15 % más de probabilidad de un diagnóstico de CTE. Por cada 1000 golpes estimados en la cabeza del jugador se incrementa en un 21% adicional la probabilidad de ser un caso positivo.
En un estudio publicado por el Centro CTE de la Universidad de Boston en abril de este 2023, la directora Ann Mckee anunció que, tras hacer las respectivas autopsias cerebrales a 376 exjugadores de la NFL, diagnosticaron a 345 de ellos con CTE, lo que equivale al 91,7%.
Esto obedecía a la acumulación de la proteína Tau hiperfosforiada al interior de las células nerviosas y las neuronas que llevaron a la reducción del cerebro.
Aaron Hernández, un caso extremo de CTE
Uno de los casos más sonados de CTE en la historia de la NFL es el de Aaron Hernández. Nacido en 1989, este jugador de línea defensiva inició su carrera en la Universidad de Florida y rápidamente llamó la atención de los Patriotas de Nueva Inglaterra, quienes lo ficharon en 2010.
Hernández se había vuelto una estrella desde su llegada, pero en 2013 sucedió algo que rompió su vida en dos. En agosto de ese año, fue arrestado por el asesinato del jugador semiprofesional Odin Lloyd. Encontraron el arma homicida en su casa y los Patriotas acabaron con su contrato inmediatamente.
En 2015, dos años después de un largo y mediático juicio, el exjugador fue sentenciado a cadena perpetua y fue llevado a la cárcel de Souza Baranouwski en Massachusetts. El 19 de abril de 2017, Hernández fue encontrado colgado en su celda en el reclusorio. Tras su muerte, su cerebro fue donado a la Universidad de Boston para realizar algunos estudios, como aconteció con otros jugadores de deportes de alto impacto.
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La misma doctora Mckee fue quien llevó a cabo el estudio y anunció que este era “el caso de CTE más avanzado en alguien de su edad [27 años]”. El deterioro cerebral que presentaba Hernández era el que tendría una persona 10 años mayor a él, que lo ubicaba en la etapa tres, siendo la cuarta la más alta. Incluso, el caso más grave que habían registrado fue en el cerebro de un exjugador de 46 años tiempo atrás.
A pesar de los resultados en el laboratorio, nunca se confirmó una conexión patológica con su comportamiento agresivo. Sin embargo, se evidenció que las secciones más afectadas fueron el hipocampo y el lóbulo frontal, estructuras del cerebro que controlan el juicio, las emociones y los impulsos. Mckee agregó que Hernández nació con un marcador genético asociado a enfermedades neurodegenerativas y eso pudo haber contribuido a su rápido desarrollo del CTE.
Las medidas tomadas por la NFL
Desde mediados de los años 2000, el Centro del CTE había intentado promover la prevención este tipo de lesiones mediante guías y programas informativos, pero solo hasta el 2007 la NFL empezó a tomarse el asunto más en serio. Los dirigentes de los equipos comenzaron a exigir pruebas neuropsicológicas y exámenes regulares para que los jugadores volvieran a la cancha después de un traumatismo craneoencefálico, pero no mencionaron los riesgos que esto implicaba.
Tomó ocho años reconocer públicamente una conexión entre el fútbol americano y el CTE. Jeff Miller, en ese entonces vicepresidente de políticas de salud y seguridad de la NFL, anunció mediante un cartel el riesgo que trae una conmoción cerebral para sus jugadores y el efecto que pueden tener los traumatismos a largo plazo.
Tras las múltiples contusiones presentadas en todas las temporadas, en 2018 se empezó un rediseño de los casos para brindar una “mayor seguridad”. El equipo del investigador Jeff Crandall, un ingeniero biomecánico de la Universidad de Virginia, buscó tendencias, especialmente en lo relacionado con el rendimiento de estas piezas que están diseñados principalmente para prevenir fracturas de cráneo.
Las investigaciones demostraron que durante mucho tiempo las fuerzas de rotación o los impactos contundentes eran los principales responsables de las conmociones cerebrales. Algunos expertos advierten que si bien rediseñar los cascos no eliminarán los casos de CTE, si pueden ser los primeros pasos en dirección a una mejora de la situación actual y generar innovación en la industria.
A pesar de los continuos intentos de la NFL de actualizar su Protocolo de Conmociones Cerebrales, la organización continúa enfrentando crecientes preocupaciones de negligencia por parte de jugadores, entrenadores y propietarios. Ya que en algunas ocasiones los síntomas de una lesión en la cabeza o una conmoción cerebral pueden pasar desapercibidos inicialmente, pues estos algunas veces tardan horas o días antes de que los síntomas sean completamente evidentes.
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Un caso actual es el de Tau Tagovailoa, el mariscal de campo de los Delfines de Miami. El hawaiano sufrió dos contusiones en una sola semana en octubre de 2022, y lo más probable es que ocurrió una tercera no registrada por el equipo, lo que lo mantuvo más de cuatro meses fuera de las canchas. Sin embargo, en una rueda de prensa en abril de este año dijo que, a pesar de las advertencias médicas sobre un posible desarrollo de CTE, afirmó volvería a jugar, ya que esto “no iba a ser un problema” para él.
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