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Cuando perder es ganar...

Medellín, que tenía la mejor propuesta técnica, dio la pelea hasta el final, pero cayó ante la capital argentina por 49 votos contra 39. El presidente Juan Manuel Santos encabezó la delegación nacional.

Luis Guillermo Ordóñez / Lausana, Suiza
04 de julio de 2013 - 10:00 p. m.
El momento en el que el presidente del COI, Jacques Rogge anuncia la sede ganadora. /  EFE
El momento en el que el presidente del COI, Jacques Rogge anuncia la sede ganadora. / EFE
Foto: EFE - MARTIAL TREZZINI

No hubo lágrimas, pero sí mucha tristeza. “La ciudad que hará los terceros Juegos Olímpicos de la Juventud es… Buenos Aires”, dijo el presidente del COI, Jacques Rogge, cuando mostraba un cartel con el nombre de la capital argentina. El presidente Juan Manuel Santos, sentado en la primera silla del bloque que le correspondía a Medellín frunció el ceño y se puso de pié, mientras que a unos 20 metros de distancia un pequeño grupo de argentinos celebraba.

El legendario atleta británico Sebastian Coe fue el primero en acercarse al primer mandatario y estrechar su mano. Luego lo hizo el múltiple campeón olímpico y mundial de ciclismo Chris, hoy miembro de la candidatura de Glasgow, que minutos antes había quedado eliminada en la primera votación.

Los integrantes del equipo colombiano, afectados por la decisión, salieron cabizbajos del salón principal del Palacio de Congresos de Beaulieu, en Lausana. El presidente Santos y Andrés Botero, director de Coldeportes y miembro del COI, se dirigieron al otro costado de la sala para felicitar a los ganadores y luego pasaron a un cuarto privado. Hablaron un par de minutos y luego atendieron a los medios.

“Lo hemos dado todo”, sentenció el presidente, quien se puso la camiseta de Medellín 2018 y peleó hasta el final, hombro a hombro, con Aníbal Gaviria, alcalde de la ciudad; las deportistas Mariana Pajón y Catherine Ibargüen; el director de la candidatura, Juan Camilo Quintero, y todo su grupo de trabajo. “Vamos a seguir peleando por cosas grandes”, agregó Santos. Y más adelante explicó que este proceso había servido para seguir mejorando la imagen de Colombia en el mundo”.

Después atendió a los medios internacionales un par de minutos y partió con su comitiva hacia Ginebra, para regresar desde allí a Bogotá. Los pocos argentinos que había en el recinto asumieron con calma la decisión, como si supieran de antemano lo que iba a pasar. En la primera ronda de votaciones Buenos Aires recibió 40 sufragios, Medellín 32 y Glasgow 13. En la segunda, 49 personas apoyaron a la capital argentina y 39 a la antioqueña.

Pero quien sí festejó orgulloso fue el jeque Sheikh Ahmad Al-Fahad Al-Sabah, de Kuwait, un influyente miembro del COI que promovió a Buenos Aires. Según los especialistas en olimpismo, él maneja buena parte del caudal electoral en la entidad e incluso pronostican que llevará al alemán Thomas Bach a la presidencia, como sucesor de Jacques Rogge.

El dirigente, miembro del COI desde 1992 y presidente del Consejo Olímpico Asiático, aspira a que su país organice los Juegos de 2024 y desde ya está amarrando votos y prestando favores para cuando necesite apoyo.

Lo cierto es que aunque Buenos Aires será la sede de los Juegos Olímpicos de la Juventud en 2018, Medellín también ganó. Primero porque estuvo a la altura de las expectativas. Cumplió con creces con todas las exigencias del COI, que no son pocas. Mostró un trabajo serio, profesional y efectivo, pues al fin y al cabo superó a Glasgow, Guadalajara, Rotterdam, Poznan y seis ciudades más. Segundo, porque hizo que su nombre sonara con fuerza en las altas esferas del olimpismo. Y tercero, revivió el amor y el orgullo de los paisas por su capital.

Terminó el sueño olímpico de Medellín, el de Colombia entera. No habrá revancha cercana, porque pasarán muchos años para que los Olímpicos de la Juventud vuelvan a Suramérica y muchos más para que alguna de nuestras ciudades esté en capacidad de postularse para unos de verano. Sin embargo, la capital de la montaña, cayó dignamente, sin ahorrar esfuerzos, y logró despertar la simpatía entre buena parte de la dirigencia mundial. A veces, perder es ganar.

lordonez@elespectador.com

@Memordonez

Por Luis Guillermo Ordóñez / Lausana, Suiza

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