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Su nombre no tiene nada de australiano. De hecho, su padre es de Kalamata, en Grecia, la tierra de las aceitunas, en el Peloponeso, un lugar en la que el verde de las montañas contrasta con el azul del Mediterráneo, perfecto para el descanso, para huirle al fuerte invierno europeo. Thanasi Kokkinakis nació en Australia, se crió con las costumbres australianas y hace parte de la nueva generación de tenistas de ese país talentosos, temperamentales, insolentes en la cancha.
Un poco más atrasado en el circuito que su amigo Nick Kyrgios, pero igual de virtuoso con la raqueta, este jugador de 21 años eliminó a Roger Federer el Masters 1.000 de Miami logrando la victoria más importante de su carrera. Kokkinakis se impuso en tres sets con marcador de 3-6, 6-3 y 7-6 (4) en dos horas y 21 minutos. Y puede que el suizo no haya tenido un gran día, que haya enganchado muchas derechas, que su revés no funcionara, pero lo hecho por Thanasi es de admirar, pues encontró la manera de vencer al Federer vencible, al número uno del mundo que tuvo un mal día y que, valga la redundancia, dejará de ser a partir de este lunes el mejor del escalafón ATP, pues defendía los puntos logrados hace un año cuando se quedó con el título.
A pesar de tener menos puntos ganadores que su rival, el australiano falló menos, aprovechó el efecto de la pelota y siempre jugó profundo generando incomodidad en un Federer que miró a la tribuna, a Ivan Ljubicic, buscando una explicación. (Le puede interesar: Roger Federer, las lágrimas de un eterno campeón)
Lo cierto es que más allá de lo que haya pasado en la cancha, de las situaciones del partido, Kokkinakis dio la sorpresa, se dio el lujo de vencer al considerado mejor de todos los tiempos, a su ídolo para seguir teniendo un torneo de ensueño, un certamen que inició para él en la clasificación.
Ahora, su próximo rival también será un jugador experimentado: el español Fernando Verdasco, quien eliminó a su compatriota Guillermo García López (4-6, 6-0 y 6-2)