Mucho se dijo, se discutió y hasta se puso en tela de juicio, las posibilidades de llevar a la práctica los cambios que empezaron a aplicarse en el juego del béisbol de las Grandes Ligas. Pero al concluir la primera temporada con esos formatos, han sido de buen recibo.
La mayor preocupación estuvo al rededor del cronómetro para disminuir el tiempo de juego entre lanzamiento y lanzamiento, pero todo salió bien. Sirvió muchísimo para los partidos.
La llegada de la era moderna para las comunicaciones entre los receptores y los lanzadores, ciertamente, es una maravilla, a pesar de los ajustes que seguramente se harán en el inmediato futuro. La ampliación del tamaño de las bases, ofreció buenos dividendos, especialmente, para aquellos peloteros que les gusta andar con velocidad sobre las almohadillas.
El tiempo para los bateadores permitió, igualmente, disminuir el tiempo de juego; y, finalmente, determinar el número de virajes de los lanzadores intentando sorprender a los corredores en las bases, sirvió para ver más en acción a los receptores y descontar muchos minutos de juego.
Al final de cuentas, los cambios llegaron para quedarse y mejoraron, sin duda alguna, el espectáculo del béisbol en las Grandes Ligas.
Tres de cien
Los Bravos de Atlanta, con 104 victorias, la novena con el mejor guarismo de la campaña; los Orioles de Baltimore, con 101 triunfos, y los Dodgers de Los Ángeles, con 100 ganados, no llegaron a la Serie Mundial. Y no es que sean malos equipos. ¡No!, de ninguna manera.
Es que una cosa es la temporada y otra es la postemporada. En la post, todos empiezan de cero, y hay que ganar partido por partido, de lo contrario, se quedan en el camino.
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Los Vigilantes de Texas, que llegaron como comodín en la Liga Americana, arrasaron a sus rivales: vencieron a los Rayas de Tampa, el segundo club con mejor guarismo de ganados en su circuito, 99 triunfos; luego superaron a los Orioles de Baltimore, en la jornada divisional; más tarde a los Astros de Houston en la disputa por la corona del circuito; y, finalmente, se llevaron para su casa el trofeo de la Serie Mundial al vencer a los Cascabeles en 4 de los 5 desafíos que jugaron.
Mientras tanto, los Cascabeles de Arizona, llegaron alcanzando el último comodín de la Liga Nacional, con los 84 triunfos y 78 derrotas, igual que los Marlins de Miami, ganadores de la otra agónica tarjeta de invitación; pero también dieron buena cuenta de sus contrincantes en la post, venciendo en el comodín a los Cerveceros de Milwaukee; enseguida superaron a los Dodgers, en la ronda divisional; y derrotaron en la disputa por el título del circuito a los Filis de Filadelfia. Y, finalmente, cayeron frente a los Vigilantes en la Serie Mundial.
Los tres equipos de 100 triunfos en la campaña regular, se quedaron a mitad de camino, porque la postemporada es otra cosa, es a otro precio, es ganar día a día, juego por juego, hasta sumar, eventualmente, hasta 13 triunfos.
Y saben ¿qué? Los Vigilantes acaban de establecer una marca bien difícil de superar: los 11 desafíos que jugaron como visitantes en la post —dos ante Tampa; dos en Baltimore; cuatro (sí) cuatro en Houston, y tres en Phoenix —, todos los ganaron. ¡Qué marca, caballeros!
Dos por uno
Para llegar a la Serie Mundial, las dos novenas clasificadas, los Cascabeles de Arizona y los Vigilantes de Texas, ganaron 9 partidos, para el caso que nos ocupa, debido a que ambas llegaron a la postemporada vía tarjeta de invitación, y por lo tanto, tuvieron que jugar 2 encuentros adicionales.
Todos los peloteros de los dos equipos fueron valiosos para llegar a Cita de Octubre, pero fueron destacados, a la manera de reconocimiento deportivo, a cuatro formidables jugadores, cuyas actuaciones fueron tan sobresalientes que dejaron a un lado las posibilidades para otros aspirantes en ser los mejores.
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Por ejemplo, el dominicano Ketel Marte, fue el Jugador Más Valioso en la serie por el campeonato de la Liga Nacional, con los Cascabeles, acumulando 12 indiscutibles en 31 turnos, para ofensiva de 387; con 4 dobles, 1 triple, 3 carreras remolcadas, 2 anotadas y sumando una OPS de 987; pero dejando establecida la marca de 20 partidos consecutivos de postemporada, conectando al menos un indiscutible en cada uno de ellos.
Pero Kyle Schwarber fue otro ‘caballo’ en la final del Viejo Circuito pero para los Filis de Filadelfia, con una memorable actuación, con 5 tablazos de circuito completo, 8 indiscutibles en 22 turnos para 364 de ofensiva; 5 carreras impulsadas y 8 anotadas, con 1.169 puntos en la OPS. ¡Qué final la que jugó!
‘Caballo’ cubano
Todo el mundo tiene en la retina, y, desde luego, en su mente, el tablazo de circuito completo que el cubano Adolis García conectó en la undécima entrada del primer juego de la Serie Mundial en el ‘Globe Life Field’, de Arlington, para darle la victoria a los Vigilantes de Texas sobre los Cascabeles de Arizona, para dejarlos tendidos en el campo, por pizarra de 6 carreras a 5. ¡Fue espectacular!
Sin embargo, nadie puede olvidar que este pelotero, desechado por las organizaciones de la Gran Carpa, que tocó todas las puertas para firmar con una franquicia, que jugó en el béisbol profesional de Japón, por fin tuvo oportunidad con los Vigilantes, y miren lo que consiguió con Texas, la divisa que esperó 62 años para poder ganar una Serie Mundial.
Adolis fue el pelotero ‘Más Valioso’ de la final por el título de la Liga Americana, en los 7 partidos frente a los favoritos Astros. Este ‘caballo’ cubano de los Vigilantes, además de su poderoso brazo, probado en todos los momentos de los partidos en donde intervino, despachó 10 imparables en 28 turnos, para ofensiva promedio de 357; con 5 estacazos de vuelta completa; 15 carreras impulsadas y otras 7 anotadas, para una OPS de 1.293.
No hubo otro mejor que él en esa cerrada y durísima serie de los Vigilantes frente a los Astros, y quizás, si no es por su lesión, en las postrimerías del tercer juego de la Serie Mundial frente a los Cascabeles de Arizona, Adolis hubiese sido otro ‘caballo de fuerza’ para los Vigilantes en la lucha por el título del Clásico de Otoño, que finalmente conquistaron.
Ya ha probado, hasta la saciedad, que no es un pelotero del montón y que su clase y su talento, tienen precio especial.
Marca de Corey
Corey Seager es el pelotero que lo tiene todo para surgir como grande entre los grandes, en los momentos difíciles, cuando se necesita dar el batazo ganador, atrapar esa pelota que sirva para el out de la victoria o empezar una jugada que arrastre a sus compañeros a mantener vivas las esperanzas del triunfo.
No lo ha hecho una vez. Lo ha conseguido en más de una ocasión. Y con los Vigilantes, no ha sido la excepción. Su encomiable labor tanto en la parte defensiva como en la ofensiva, así como a ser el ‘bastón de mando’ frente a sus demás compañeros, lo han catapultado como una de las estrellas de los nuevos campeones del béisbol de las Grandes Ligas.
Por eso, a nadie sorprendió que cargara con los honores de ser el ‘Jugador Más Valioso’ de la Serie Mundial 2023, para erigirse en el cuarto pelotero en la historia de las Grandes Ligas en conquistar dicho galardón en dos ocasiones en el Clásico de Otoño; el segundo con dos equipos diferentes y el primero en obtenerlo en los dos circuitos.
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Su nombre se inscribe al lado de los inmortales Sandy Koufax, de los Dodgers de Los Ángeles y Bob Gibson con los Cardenales de San Luis, ambos con dos premios cada uno con la misma novena; Reggie Jackson, uno con los Atléticos de Oakland y otro con los Yanquis de Nueva York, los dos en la Liga Americana; y, finalmente, Corey Seager, ganador de dos, uno con los Dodgers de Los Ángeles, en la Liga Nacional, en el 2020, y ahora, el 2023, con los Vigilantes de Texas, en la Liga Americana. ¡Hecho histórico! Nada más y nada menos.
¿Y que hizo para merecerlo? Fuera de su aclamado liderazgo dentro del campo, sus formidables jugadas defensivas, su disciplina y compañerismo, tuvo 1.137 de OPS en el clásico, con 6 indiscutibles en 21 turnos, para ofensiva promedio de 286; se fue para la calle en 3 ocasiones; remolcó 6 carreras y anotó otras 6; y defensivamente fabricó 5 outs y 21 asistencias, sin cometer errores e intervenir en 3 jugadas de doble-out. ¡Nada qué hacer, valioso de verdad!
Otro aclamado
Cuando Chris Young llegó a la organización de los Vigilantes, fue el encargado de decir, a voz en cuello, que la novena ‘tenía que cambiar la semblanza que traía, antes de cualquiera otra cosa. Y lo importante, era empezar a ganar’.
Esas palabras de Young, un hombre de béisbol, quien estuvo 14 años en la Gran Carpa jugando como lanzador para 5 equipos, incluyendo a los Vigilantes, daba por descontado que la novena no podía seguir pensando en más derrotas que triunfos, que dos años antes de ganar el Clásico de Otoño, acumularon 102 reveses ante apenas 62 triunfos. Eso fue en el 2021.
Además de diseñar con suma cautela la integración de la nómina, conquistando al torpedero Corey Seager, cuando quedó como Agente Libre tras salir de la organización de los Dodgers, caviló mucho para encontrar al estratega que, con nómina batalladora, pudiera darle el cambio de rumbo necesario y definitivo para que los Vigilantes se convirtieran en ganadores.
Y la pieza la encontró casi que en el cuarto de San Alejo: el francés Bruce Bochy, quien había abandonado por su propia voluntad el mundo del béisbol, pero cuya virosis no había pasado del todo de su sangre y de su mente, pues después de dejar a los Gigantes de San Francisco, en la Liga Nacional, con tres títulos de la Serie Mundial en los anaqueles de la organización, regresó a la actividad para dirigir a Francia para las eliminatorias del Clásico Mundial de Béisbol. Y lo persuadió para volver a los diamantes de la Gran Carpa como dirigente.
Y Bochy es ahora el tercer capataz en las Grandes Ligas, que conquista títulos de Series Mundiales en los dos circuitos, acompañando nada más y nada menos que a Sparky Anderson, ganador de la corona con los Rojos de Cincinnati, en la Liga Nacional, y los Tigres de Detroit, en la Liga Americana; y Tony LaRussa, triunfador con los Atléticos de Oakland, en la Liga Americana, y los Cardenales de San Luis, en la Liga Nacional. Bochy tiene tres anillos del clásico con los Gigantes de San Francisco, en la Liga Nacional: 2010, 2012 y 2014 y ahora, el de los Vigilantes, en la Liga Americana.
Cuando Josh Sborz abanicó a Ketel Marte para el out 27 del quinto y último juego de la Serie Mundial del 2023, para ganar el partido 5 carreras por 0, transcurrieron más de 10 mil desafíos jugando los Vigilantes de Texas (los 10 primeros años como Senadores de Washington como equipo de expansión entre 1961 y 1971, en cuyo año llegaron a Texas) para poder conquistar el Clásico de Otoño.
Esta Serie Mundial 2023 deja mucho para insertar en la historia del béisbol de las Grandes Ligas, pero para los seguidores de los Vigilantes, es haber conquistado el esquivo trono que por más de seis décadas estuvieron persiguiendo sin poderlo alcanzar. ¡Enhorabuena a los nuevos campeones!
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