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Por un té con coca: el infierno que vivió Alejandro Gómez y lo hizo dejar el tenis

La Federación Internacional de Tenis lo suspendió cuatro años por un control antidopaje donde se le encontraron rastros de cocaína. Aunque logró reducir la sanción y limpiar su nombre, se mantuvo la suspensión. El deportista asegura que se le obligó a dejar su pasión y piensa en retirarse del todo.

Hugo Santiago Caro
15 de noviembre de 2022 - 11:06 p. m.
Alejandro Gómez. // Copa Ibagué destino
Alejandro Gómez. // Copa Ibagué destino
Foto: Copa Ibagué destino

Hayo (hoja de coca), menta piperita y cardamomo. Esos son los ingredientes que contenía la bolsa de té que consumió en octubre de 2021 el tenista vallecaucano Alejandro Gómez después de cenar en un restaurante en Bogotá, y por el cual su carrera deportiva está al borde de acabar.

En diciembre de ese año, mientras se encontraba disputando el Challenger de Río de Janeiro en dobles e individual, la Federación Internacional de Tenis (ITF) le notificó que pesaba sobre sus hombros una suspensión de cuatro años, ya que, en un control antidopaje, su muestra arrojó rastros de cocaína.

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Según comunicó la Federación, el tenista había sido notificado desde el 30 de noviembre, sin embargo, una confusión con sus datos le impidió acceder a la plataforma y que conociera la noticia hasta el día en que estaba en competencia en Río.

“El Sr. Gómez tenía (y conserva) el derecho de solicitar al presidente del Tribunal Independiente convocado para escuchar su caso por qué la Suspensión Provisional no debería imponerse (o debería anularse), pero no ha ejercido ese derecho hasta la fecha”, reza el comunicado en el que la ITF interpretó esa confusión como un silencio por parte del deportista.

Sin embargo, no fue así. Cuando se enteró, el deportista seguía en competencia y en ese mismo día comenzaba a regir su sanción, el 15 de diciembre. En esa jornada enfrentaba al tenista local Gabriel Decamps por la segunda ronda del torneo. “Yo no sabía qué hacer, me tomó por sorpresa, le dije a mi abogado, ¿qué hago?, él me dijo que jugara, y que a menos de que me sacaran de la cancha, siguiera para adelante”, cuenta.

Y así fue, el juego terminó 3-6, 6-4, 6-1 a favor del brasileño y ese día fue la última vez que Gómez, de entonces 30 años, pisó una cancha de tenis de forma profesional. De ganar dos títulos en sus últimos meses de competencia haciendo dupla con Nicolás Barrientos, Alejandro se sintió forzado a dejar la actividad a la que le había dedicado su vida.

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“Yo sentía que íbamos muy bien, que teníamos un buen nivel. Sin demeritar a su pareja actual, creo que complementaría mejor a ‘Nico’ que él”, afirma. Paradójicamente, mientras Gómez se fue de las canchas de golpe, Barrientos gozó con otra pareja de una racha importante en el 2022, en el cual ganó cinco torneos a nivel Challenger en dobles, resultados que le alcanzaron para jugar varios grand slams durante el año.

Desde ese día hasta el sol de hoy, la decisión de Alejandro Gómez fue el silencio. No como lo interpretó la ITF, pero jamás, hasta esta ocasión, habló con los medios de comunicación ni hizo pública su versión de los hechos.

“Me despegué mucho del tenis. Estuve tres meses en que no quería ir a una cancha de tenis. Fue muy duro emocionalmente, no quería pasar por una cancha ni siquiera. Me traía mala energía. Tenía rabia, tengo rabia con el tenis, ahora voy a las canchas de la Liga Vallecaucana y practico, pero dure mucho tiempo con rabia contenida”, afirma.

Ahí empezó un proceso de defensa en búsqueda de limpiar su nombre. Asesorado legalmente, comenzó una búsqueda exhaustiva de cómo pudieron haber ingresado a su cuerpo los 253 nano gramos por mililitro de benzoilecgonina.

Esta sustancia es el principal metabolito derivado de la cocaína y según el estudio toxicológico que contrató la defensa del tenista es “un indicativo o marcador del ingreso sistémico a un organismo vivo. Además, no posee psicoactividad es decir, no es ‘una sustancia alteradora del estado de conciencia’”.

La prueba de orina en la que se encontró la sustancia fue tomada durante el Challenger de Bogotá, en octubre del 2021, por lo que cada paso que dio, la habitación en la que se hospedó, cada mano que estrechó y todos los alimentos que consumió antes de la prueba fueron objeto de estudio por parte de la defensa para hallar la vía de ingreso de la sustancia.

No fue un proceso fácil. Dentro de la defensa el deportista y su pareja se sometieron a contramuestras con rastros de cabello, las cuales no arrojaron presencia de cocaína, por lo que seguir el rastro se hacía más complicado. Gracias a la cooperación de un restaurante en Bogotá, al cual el deportista y su pareja habían asistido días antes de la toma de la muestra original, pudieron dar con la factura de un proveedor del establecimiento, en la cual se daba cuenta del suministro de un té compuesto por hayo (hoja de coca), menta piperita y cardamomo.

Ese mismo té, que no estaba en la carta, fue ofrecido a Alejandro por uno de los meseros como sobremesa, esa es la ruta de ingreso del rastro de cocaína que terminó apareciendo en la muestra de orina que analizó la ITF.

“Se demostró que Alejandro no había consumido ningún tipo de sustancia, mucho menos psicoactiva. La ITF comprobó que no es un consumidor temporal, accidental, ni permanente de sustancias psicoactivas. Sin embargo, la Federación construyó el hecho de que Alejandro pudo haber tenido algún tipo de negligencia en la medida que no solicitó una verificación de los contenidos del té en el restaurante”, afirma Víctor Delgado, abogado de Gómez.

Por concepto de esa negligencia, la ITF mantuvo la suspensión sobre el deportista en curso, pero redujo la condena a su mínima expresión, de cuatro años, Alejandro Gómez quedó suspendido por 14 meses.

“Ya nos habíamos demorado siete u ocho meses, por lo que de los 14 solamente quedaban seis por delante. Cualquier proceso ante el TAS, en cualquier caso, iba a demorarse más de esos seis meses y no nos garantizaban que nuestro tope iba a ser durante esos 14 meses, se podía alargar más”, cuenta Delgado.

La decisión de Alejandro y su entorno fue acatar ese periodo de tiempo. Él considera que se le obligó a dejar el tenis, perdió el amor por el deporte, pero logró limpiar su nombre de una mancha tan grande como una suspensión por cocaína.

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Nuevamente, Colombia queda marcado como territorio de alto riesgo para los tenistas. Así como Gómez cayó sancionado por un té en un restaurante, Robert Farah fue sancionado en 2020 por rastros de boldenona en su cuerpo, la cual logró demostrar llegó a su cuerpo por consumir carne de res comprada en un supermercado de cadena.

En este caso, los 14 meses terminan en febrero del próximo año, pero es probable que Gómez no regrese de lleno a la competencia. Además del tenis, es economista de la Universidad de Kentucky y en estos meses comenzó a ejercer su profesión en un startup, por lo que, sumado a su alejamiento de las canchas, la motivación por el tenis parece acabar.

“Estoy pensando en una despedida en un torneo nacional el próximo año y en competir durante los Juegos Nacionales (11 y el 23 de noviembre de 2023). No digo nunca, no quiero cerrar las puertas, pero ha sido un cambio bien duro, brusco. Aparte de eso, yo creo que no voy a volver”, concluye Gómez.

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Hugo Santiago Caro

Por Hugo Santiago Caro

Periodista y productor radial javeriano. Ganador del Premio Nacional de Periodismo del CPB 2021 a mejor tesis de grado. Ha escrito para El Tiempo y Bacánika. @HugoCaroJhcaro@elespectador.com

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