Un año después, en las sedes de los Juegos de Pyeongchang sólo se oye el silencio

El mundo del deporte puso los ojos en Corea del Norte, ahora todo es olvido y desolación. Escenarios sin público y sin deportistas. Crónica.

Kang Jin-kyu - AFP
06 de febrero de 2019 - 02:32 p. m.
Pyeongchang, sede de los Juegos Olímpicos de invierno 2018.  / AFP
Pyeongchang, sede de los Juegos Olímpicos de invierno 2018. / AFP

Los mejores esquiadores, patinadores o pilotos de trineo del planeta acapararon allí la atención del mundo del deporte hace un año, cuando el 9 de febrero de 2018 comenzaron los Juegos Olímpicos de Invierno de Pyeongchang. Pero la mayoría de los estadios de aquel evento están hoy desesperadamente vacíos, lo que alimenta el debate en Corea del Sur sobre su futuro y su mantenimiento.

Para albergar los Juegos Olímpicos, Seúl construyó seis sedes, un estadio olímpico y renovó otras seis instalaciones por un total de 800 millones de dólares (700 millones de euros).

Pero a excepción de algunos jubilados, no se ve mucha gente en el Parque olímpico de Gangneung, y un silencio helador reina en el Palacio de Hielo.

El Centro de deslizamiento de Pyeongchang, donde tuvieron lugar las pruebas de luge y de bobsleigh, está cerrado a cal y canto.

La pista de esquí alpino es una lengua de tierra pelada, que los manifestantes piden que sea transformada en estación de esquí.

El país asiático dedicó más de 10.000 millones de dólares (8.700 millones de euros) a la construcción de las infraestructuras, entre ellas una línea de gran velocidad entre Seúl y Gangneung, en el Este del país, con la idea de relanzar una de las regiones más pobres y menos pobladas de Corea del Sur.

Pero las esperanzas de un auge del turismo chocaron con el limitado interés de los surcoreanos por los deportes de invierno.

A pocos días de que se cumpla un año del inicio de los Juegos, el futuro de los recintos deportivos supone un quebradero de cabeza constante ante la dificultad para reciclarlos.

Traición

Situaciones como ésta, hacen que al Comité Olímpico Internacional le cueste cada vez más encontrar candidatos para la organización de los Juegos de invierno. Después de una serie de bajas, sólo Milán y Estocolmo postulan para los de 2026.

Seúl apenas contaba con opciones en las que albergar las pruebas de descenso. El Monte Gariwang, en Jeongseon, era una de las escasas montañas con la suficiente altura para ofrecer los 800 metros de desnivel requeridos por la Federación Internacional de esquí.

Se halla en una zona forestal protegida, pero los organizadores consiguieron una autorización por parte del Ministerio de Bosques, ante las protestas de los ecologistas, bajo la promesa de restaurar las zonas arboladas.

Jeongseon fue en el pasado una importante ciudad minera, pero su última mina de carbón cerró en 2004. Algunos habitantes verían con buenos ojos que la promesa fuese enterrada y que el lugar se convirtiese en atracción turística.

Según Choi Moon-soon, gobernador de la provincia de Gangwon, la reforestación costaría tanto como el desarrollo inicial de la sede.

"Esperaba que los Juegos tuviesen el efecto de atraer muchos turistas y de estimular la economía local", explica a la AFP Kim Chang-young, de 52 años, quien se manifiesta regularmente por la rehabilitación de la sede.

Pero se siente "traicionado" porque no viene "casi ningún turista". Muestra de esa falta de clientes, un hotel que abrió el año pasado ofrecía en enero un descuento del 83% en sus habitaciones.

En Yongpyong, la mayor estación de la región, que albergó en 2018 las pruebas de eslalon, hubo en diciembre y en enero menos turistas que hace dos años.

El centro olímpico de hielo -en el que el surcoreano Yun Sung-bin se convirtió en el primer atleta asiático que logró el título en skeleton- está cerrado desde marzo.

El coste de su mantenimiento está estimado en 1.250 millones de wones (cerca de 1 millón de euros), lo que impulsó a las autoridades provinciales a cerrarlo.

Incomprensible

Ese Centro de deslizamiento, con un coste de 100 millones de dólares, es el único de ese tipo en Corea del Sur. Los equipos nacionales de bobsleigh y de skeleton se ven pues obligados a acudir a entrenarse a Canadá.

El Óvalo de Gangneung, un edificio futurista de 110 millones de dólares que alberga el patinaje de velocidad, también presenta un aspecto vacío, sin eventos ni utilidad prevista en su interior.

Como estaba previsto, el Estadio Olímpico, que sólo dio cabida a las ceremonias de apertura y de clausura de los Juegos Olímpicos y de los Juegos Paralímpicos, fue desmantelado, con la creación prevista de un museo de los Juegos.

Algunas sedes recuperaron cierto esplendor, como el Centro de hockey de Gangneung, que acogió en diciembre un torneo nacional de tres días y es escenario esta semana de dos competiciones internacionales.

Pero en ausencia de un campeonato profesional de hockey sobre hielo en Corea del Sur, es difícil imaginar qué uso podría darse a una estructura de 95 millones de dólares

Un par de conciertos fueron organizados en el Palacio de hielo de Gangneung.

Muchos surcoreanos sienten consternación por este desperdicio económico y de infraestructuras.

"El gobierno habría debido tener un plan a largo plazo sobre el uso de las sedes olímpicas", señala Han Hyung-seob, de 37 años, que acude con su familia de vacaciones a Pyeongchang.

"Después de tanta inversión, que se deje estas sedes al abandono porque su mantenimiento cuesta demasiado caro supera el entendimiento", zanja.

Por Kang Jin-kyu - AFP

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