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Antes del anuncio en 2010 que declaró a Catar como sede de la Copa del Mundo, poco y nada se sabía del emirato en esta región del globo terráqueo. Su bandera, tradiciones y sobre todo, su fútbol, nos resultaban no solo exóticos sino desconocidos.
Ese mismo año, Sudáfrica se convirtió en el primer anfitrión en quedar eliminado de la cita orbital en la primera ronda. De nada les sirvió vencer a Francia en la última jornada, pues el empate contra México y la derrota por goleada con Uruguay les hicieron merecedores de ese desafortunado precedente.
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Catar, en su ambicioso proyecto, no solo quería estadios de primer nivel, sino un equipo que rimara con esas proyecciones. Fue cuando voltearon sus ojos hacia la academia Aspire, una agencia independiente financiada por el gobierno catarí que nació en 2004 y que ha sido financiada con el fin de convertir al pequeño emirato en una potencia regional.
Los futboleros a nivel mundial referenciaban hace unos años a este país como el escenario propicio para el ocaso de las carreras de futbolistas reconocidos. Los petrodólares eran tentadores para jugadores que supieron brillar, pero ya estaban en edades avanzadas para competir en la élite.
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En 2014, el Equipo de Fútbol Nacional Sub-20 de Catar, compuesto solamente de estudiantes/atletas de la Academia de Aspire, ganó el campeonato asiático sub 19 de la AFC. Ese logro fue el primer trofeo que cualquier selección de ese país levantó sin importar la categoría. De a poco empezaba a germinar la semilla de décadas de inversión.
Rumbo a Brasil 2014 y Rusia 2018 llegaron a la última ronda de las eliminatorias, pero estaban lejos de representarle una amenaza a los más fuertes de la AFC como Australia, Japón, Corea del Sur e Irán. Sin embargo, los muchachos de la academia Aspire poco a poco llegaban a la madurez que les permitiría mostrar la mejor versión de ese fútbol exótico.
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Esa fue la base del equipo que conquistó la Copa Asiática de 2019, el primer título oficial del combinado que acogerá el torneo más importante de selecciones desde este sábado. Con goles de Almoez Ali, Abdulaziz Hatem y Akram Afif, los cataríes vencieron 1-3 a Japón en la final y se coronaron en lo más alto de su continente.
El estratega detrás de ese equipo es el español Félix Sánchez, quien dirige la selección desde 2017. Por esa selección pasaron técnicos como Paulo Autuori o Jorge Fossatti. Aunque en sus etapas no contaron con el mismo talento humano de las últimas generaciones, sino con jugadores semiprofesionales y extranjeros nacionalizados.
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Para tener más rodaje, los cataríes se inscribieron en todos los torneos que encontraron. El 2019 viajaron a Brasil para formar parte de la Copa América de ese año. Aunque perdieron con Colombia y Argentina en la fase de grupos, le arañaron un empate a Paraguay. Dos años después participaron en la Copa de Oro de la Concacaf, en la que alcanzaron las semifinales.
Todos los once jugadores que salieron campeones de Asia hace más de tres años forman parte de la nómina que mañana busca iniciar el Mundial con el pie derecho. Félix Sánchez conoce muy bien a sus jugadores y no parece que contra Ecuador vaya a tener muchos cambios.
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Saad al Sheeb ha sido el dueño del arco vinotinto en los últimos años. Ha sido custodiado por Tarek Salman, Bassam Al Rawi y Boualem Khokhi. Abdelkarim Hassan y Pedro Miguel protegerán los costados, mientras que en el mediocampo Karim Boudiaf y Abdulaziz Hatem complementan el bloque defensivo más sólido del Medio Oriente.
En el ataque es probable que estén Akram Afif y Hassan Al Haydos como extremos y Almoez Ali, máximo goleador de la selección catarí, como referencia de área. De seguro Gustavo Alfaro los tiene estudiados, pero solo sabremos si lo suficiente a partir de las 11:00 a.m. de este domingo.
Dato mundialista: la academia Aspire no solo está enfocada en el fútbol, de hecho, Mutaz Essa Barshim, vigente campeón olímpico y mundial en salto alto, surgió allí.
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