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“Pero eso se terminó porque en el Maracaná la final con los ‘brazucas’ la volvió a ganar papá”, así cantan los aficionados argentinos en Doha, en Buenos Aires, en todo el mundo. Ahí nació de nuevo la ilusión de todo un país.
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El Maracaná es un estadio que por lo menos, en los últimos diez años, ha sido un escenario de alegrías y llantos para la selección de Argentina. Hace ocho años, cuando se cumplió la cita orbital de Brasil 2014, una generación completamente diferente de jugadores argentinos luchó y a igual que en este Mundial, pasó por encima de Países Bajos y llegó hasta la final en busca de la tan anhelada tercera estrella que hoy siguen buscando.
En ese entonces cayeron contra Alemania. Un gol de Mario Gotze en el tiempo suplementario los dejó fríos y los separó de la oportunidad de consagrarse como campeones mundiales.
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Desde allí arrancó una seguidilla inestable en Argentina, con técnicos yendo y viniendo, pero sin encontrar un proceso que diera indicios de que llegar a una final del mundo era factible. Claro, tener al mejor jugador del mundo siempre da el convencimiento de que son candidatos, pero la realidad era otra.
En 2015 y 2016 llegaron a las finales de la Copa América, que por la edición centenaria, se realizó en esos dos años consecutivos. Infortunadamente, para ellos, la selección de Chile los superó en ambas contiendas desde la definición por lanzamientos desde el punto de penal.
Después de la de 2016 se vio uno de los puntos más críticos de esa selección: la renuncia de Lionel Messi ante la impotencia y las lágrimas. “Es increíble, pero no se me da. Es una lástima, pero tiene que ser asó, no se da. Lo buscamos y ya está. Lo primero que se me viene a la mente es que ya está, se terminó para mí la selección”, dijo un Messi en medio del desespero.
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Pasó Rusia 2018 y el proceso de Jorge Sampaoli, el DT que dirigió a Chile en la Copa América del 2015 y asumió en Argentina en 2017, llegó a su fin después de caer en octavos de final contra Francia (si, el mismo rival de este domingo).
Allí asumió uno de sus asistentes, hasta entonces desconocido, que supo brillar en pro del grupo de jugadores que estaba casi desmantelado. Se trata de Lionel Scaloni. Con el nuevo DT, un hombre callado y poco protagonista, arrancó una armonía y un carisma de grupo que se resume en el canto de los argentinos por estos días de Mundial.
Scaloni fue el DT que supo sortear el maleficio de las finales perdidas y descifró a Brasil para ganarle en el mismo Maracaná en la final de la Copa América 2021. Sí, parece que ese, nuestro torneo continental, fue el escenario de inicio de este proceso.
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La “Scaloneta” le ganó con gol de Ángel Di María a los “brazucas” y allí arrancó una alegría que pasó de Maracaná a Lusail, el escenario donde Argentina tuvo sus victorias más importantes en este Mundial y mañana tiene la oportunidad de tomar revancha por aquel gol de Gotze en 2014.
De arranque, 90 minutos, pero pueden ser hasta 120 para que Argentina cumpla el deseo de sus aficionados: “quiero ganar la tercera, quiero ser campeón mundial”.
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