Jacques Rogge, el serio y estricto presidente del Comité Olímpico Internacional, no estaba contento ya con el hockey sobre hielo femenino antes de la final. Dejó entrever su disgusto por el bajo nivel de un torneo reducido prácticamente a presenciar las goleadas de Canadá y Estados Unidos. Después del triunfo de las anfitrionas, que llenaron de júbilo al país, el cirujano ortopédico belga está indignado. Lo que no se había producido nunca tras ganar una medalla, ocurrió. La celebración en la misma pista de hielo se convirtió en una orgía. Cerveza, champaña y tabaco durante más de una hora. De la alegría se pasó al escándalo.
El COI abrió una investigación sobre los excesos. Gilbert Felli, el director de deportes, dijo: “No es precisamente algo que queremos ver en los Juegos”. El insólito hecho choca frontalmente con una de las pocas innovaciones que el COI, bajo el mandato de Rogge, quiere sacar adelante a toda costa: la promoción de los valores olímpicos en los jóvenes. Para ello se ha empeñado en crear unos Juegos Olímpicos de la Juventud, cuya primera edición será el próximo verano en Singapur.
Pero el problema ya es protagonista. A la vida loca de la mayoría de los participantes en los nuevos deportes, se han unido inesperadamente las jugadoras de hockey. El COI pidió la intervención inicial del Comité Olímpico Canadiense, como primer responsable. Por medio de un portavoz, lamentó lo sucedido: “Nosotros apoyamos las celebraciones, pero no las celebraciones irresponsables”. Canadá pasa cada día de un desastre a un éxtasis sin solución de continuidad. De momento, lo que parece peligrar es la continuidad de las jugadoras en la Villa Olímpica y su participación en la ceremonia de clausura de hoy.
Un miembro suramericano del COI comentó: “Luego, la mala fama siempre la llevamos los latinos. Si esto hubiera pasado en Río o en Madrid, los anglosajones nos habrían puesto por los suelos como suelen hacer”.
Tras analizar con cabeza fría el escándalo que habían armado, la selección anfitriona pidió disculpas mediante un comunicado. “Los miembros del equipo de Canadá piden disculpas si en sus celebraciones han ofendido a alguien. En la emoción del momento, la celebración debería quedar dentro del vestuario. El equipo lamenta que el festejo de su medalla de oro puede haber molestado a alguien”. Asimismo, Steve Keough, portavoz del Comité de Canadá, dijo que se trataba de “un momento emotivo” para su equipo y agregó: “No era nuestra intención ir en contra de cualquier protocolo del COI”.