Alberto Herrera: triunfos sobre ruedas

Bajo su gestión el patinaje tuvo un 2017 brillante. Los atletas le agradecen.

Sebastián Arenas - @SebasArenas10
10 de diciembre de 2017 - 02:00 p. m.
Alberto Herrera, presidente de la Federación Colombiana de Patinaje. / Nelson Sierra - El Espectador
Alberto Herrera, presidente de la Federación Colombiana de Patinaje. / Nelson Sierra - El Espectador

Carlos Alberto Pandolfi, Luis Gerónimo López, Alfonso Cañón, Óscar Bolaños y Ernesto Díaz eran algunos de los futbolistas que ponían a sufrir a Alberto Herrera, dirigente del año de El Espectador y Movistar. Siendo niño, al actual presidente de la Federación Colombiana de Patinaje lo enamoraron los colores blanco y rojo de Independiente Santa Fe. El fútbol es tan solo una de sus pasiones. Practicó este deporte, como otros, cuando estudiaba contaduría pública en la Universidad Santo Tomas de Bucaramanga. (Rigoberto Urán, el auténtico campeón)

Mientras buscaba su título de pregrado, Herrera conoció a su esposa, Yolanda Velandia Cáceres, también contadora pública e hincha de Millonarios. “Peleábamos mucho por eso, pero seguíamos al Bucaramanga”, confiesa el directivo, oriundo de Barrancabermeja. “En los clásicos hacíamos las paces y apostábamos al empate (risas). Yo disfrutaba mucho cuando Bucaramanga le hacía un buen partido a Millonarios; ella, cuando el turno era de Santa Fe”.

Como el universitario promedio, Alberto rumbeaba y se gozaba las novenas bailables. Como pocos, se entretuvo con el baloncesto, los bolos, el microfútbol, el tenis y el voleibol, el tenis de mesa, incluso el sóftbol y el béisbol, siendo campeón municipal en los dos últimos jugando como campocorto, la posición de Édgar Rentería. También tiene trofeos de las otras disciplinas, pero su mayor orgullo es la familia que conformó. “Soy un hombre felizmente casado, con un hogar muy bendecido”. Tiene tres hijas: Laura Marcela, de 30 años, Natalia Andrea, de 25, y Daniela, de 21. Todas, apasionadas por la ingeniera industrial.

A punto de ser abuelo por parte de su hija mayor, a Herrera lo invade la emoción. Además de que pronto recibirá el cariño de su nieta, posee el de los deportistas a los que ayudó a triunfar este año. Los patinadores colombianos ven a “Donald” –así le dicen– como un padre. Recibe abrazos por montones mientras les brinda todas las herramientas para que colmen de gloria al país con sus múltiples medallas. En el 2017 fueron 80, de las cuales 43 fueron de oro, 23 de plata y 14 de bronce. Colombia dominó en los Juegos Mundiales de Wroclaw (Polonia), el Mundial de Nanjing (China) y los Juegos Bolivarianos de Santa Marta. (Lea también: Juan Carlos Osorio, el método de un sueño)

“Todo el mundo se prepara para ganarle a Colombia. Nosotros tenemos una estructura interna muy sólida. Hemos creado comisiones de carrera en categorías menores y mayores. Tenemos un calendario muy bien estructurado, apoyado en 28 ligas del país. Hacemos diversos eventos nacionales, incluidos los de formación, para que los niños aprendan a patinar. Por eso, constantemente tenemos renovación; por eso, tenemos tantos campeones del mundo y hemos ganado tantos títulos en las diferentes modalidades. Es un trabajo continuo y muy bien planificado”, explica Herrera, de 58 años, que llegó al patinaje en 1990.

Antes, se especializó en auditoria y revisoría fiscal y en docencia universitaria, combinó su profesión con consultoría independiente y fue director del programa de contaduría pública en una universidad de Bucaramanga. Su arribo al exitoso deporte se dio porque trabajó en la revisoría fiscal de la Liga de Patinaje de Santander, actividad que desempeñó durante cuatro años. En 1994, cuando su hija mayor cumplió siete y empezaba a tomarles amor a los patines, Herrera decidió vincularse a un club que posteriormente presidió, previo a dirigir la Liga del departamento. En 2008 asumió como máximo dirigente de la Federación, que por este entonces manejaba unos 1.200 millones de pesos anuales. Ahora mueve más de nueve mil y los triunfos deportivos se han multiplicado. 

Alberto viaja mucho, pues es vicepresidente de la Confederación Suramericana, presidente de la Panamericana y vicepresidente de la Federación Mundial. Le da cargo de conciencia no pasar suficiente tiempo con Yolanda, por lo que aún no tiene claro si en unos años seguirá poniendo sus capacidades al servicio del deporte, “algo hermoso y gratificante”. Por ahora dedica sus ratos libres a leer la Biblia. “Soy evangélico, me gusta conocerla y la estudio mucho”. Su espiritualidad se refleja en su mirada y tono paternal. (Sofía Gómez y su coraje para romper los límites)

Siempre tuvo la ilusión de ayudar al deportista. Esa sangre dirigencial la lleva por dentro y, combinada con su experiencia profesional en la contaduría, la administración y la misma docencia, le ha producido un notable crecimiento personal, en el que incumplir no está permitido. Cuando Alberto Herrera decida qué hará después de efectuar sus compromisos con el patinaje, lo dirá y lo realizará. La clave de su éxito profesional, revela, es no faltar a la palabra. “Ella sola debe valer. Cuando yo abro la boca y me comprometo, debo cumplir”. Al deporte colombiano no le ha fallado.

@SebasArenas10 - sarenas@elespectador.com

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Por Sebastián Arenas - @SebasArenas10

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