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Con una sonrisa tierna y abrazadora que borra de un tajo las penurias de la ausencia de su familia, la comida y su tierra, la voleibolista venezolana Alejandra Arguello Pirona supera con tranquilidad la primera derrota de su equipo frente a República Dominica, asegurando que se dio todo en la cancha y que su equipo es quizás el más joven del torneo y que vendrán más encuentros para encontrar la victoria.
Tiene 19 años y hace año y medio gracias a una beca pudo irse a estudiar psicología en la Universidad Metropolitana de la isla de Puerto Rico en donde participa de la liga universitaria y puede desarrollar como premio sus estudios, reconoce el difícil momento por el que atraviesa su país a la vez que agradece al profesor cubano Inosvany Chamber por haberla convocado a la selección y así reunirse nuevamente con su gente.
El día de la inauguración de los juegos en Santa Marta, al anunciar el maestro de ceremonia a la delegación de Venezuela fue impresionante la algarabía que se escuchó en la tribuna, más de 500 personas les hacían vivas a sus compatriotas, son más de 3000 los venezolanos en Santa Marta, y así mismo, al saltar a la cancha del Coliseo Municipal un aplauso sonoro demostró que en Ciénaga la abundancia de venezolanos está a la orden del día producto de la crisis que se vive en el vecino país.
“Sí, no es un secreto para nadie que hay una gran migración de venezolanos para Colombia, ante lo que estamos viviendo, pero a la vez nos sirve de motivación para seguir esforzándonos, para rendir al máximo para alegría de quienes están aquí en Colombia como los que nos pueden ver en Venezuela”, asegura la deportista.
Dice Alejandra, ya con un tono un tanto puertorriqueño, “no le metemos política a esto, lo nuestro es el deporte, pero la verdad es abismal y sorprendente saber que hay tanto venezolano en Colombia, pero la situación del país nos lleva a eso y gracias que Colombia nos reciba con los brazos abiertos”
Alejandra Arguello, en su paso por Colombia se ha sentido muy cerca de Venezuela, de Ciénaga si pudiera, solo es tomar un bus que la lleve a Riohacha, luego Maicao y en tres horas estaría en su patria, abrazando a su madre, a su hermano, a su abuela y sus tíos y sin duda, si se pudiera poder comer un plato de la casa, que es lo que más entraña.
“Yo de Colombia regreso a Puerto Rico, en donde estoy en clases voy a perder una semana de clases y el ocho de diciembre comienzo la temporada de liga, extraño a la familia y la comida, pero no es la época para estar con ellos, Dios sabe cómo hace sus cosas”, afirma con certeza.
Ya a pocos minutos de salir del Coliseo e ir a descansar porque este lunes 13 de noviembre, tienen que enfrentar a Colombia en un partido decisivo para avanzar en busca de medalla tal como paso hace cuatro años, esta venezolana de ojos vivos y alegría natural sentencia.
“Son sentimientos encontrados bien amplios, de saber que estoy bien cerca de mi familia y no poder verla, ni ellos pueden venir a verte a ti, pero Dios sabe cómo hace las cosas y tendré más tiempo con ellos. La mentalidad de muchas personas debe cambiar en Venezuela, creo que tenemos que concentrarnos en cada uno de los puntos para poder salir adelante. Por ahora los ojos están puestos en la cancha del Coliseo Municipal de Ciénaga.