Brayan Carreño, un patinador con alma de salsero

Brayan Carreño, patinador artístico colombiano. / Cortesía

María Yanet y Germán, los padres de Brayan Carreño, se enamoraron bailando salsa, como lo hacen la mayoría de los habitantes del barrio San Judas, de Cali. El ritmo se lleva en la sangre y por eso Brayan, desde que era un bebé, se emocionaba y movía su cuerpo cuando oía el compás de la campana y el timbal. Su swing lo hizo famoso y sus vecinos lo identificaban como el bailarín, tanto que sus padres decidieron meterlo a temprana edad en una escuela de salsa, en la que perfeccionó sus movimientos y llegó a ser tan bueno que se ganó un lugar en el show de Delirio, en Cali.

Una tarde, mientras acompañaba a uno de sus hermanos a practicar BMX, cerca al velódromo de la capital del Valle del Cauca, vio a unos jóvenes entrenando patinaje artístico y cuando llegó a casa les suplicó a sus papás que lo apoyaran en su idea de comenzar a bailar, pero sobre ruedas. Gracias a sus habilidades, la adaptación a este deporte no fue difícil, se dio de manera inmediata con la guía del entrenador Ramiro Velazco. Lo complicado fue que no contaba con los recursos necesarios para comprar los patines y el traje adecuado.

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Unos patines viejos y a punto de pudrirse, que estuvieron guardados por más de un año en un rincón del armario al que nadie accedía, fueron los primeros que tuvo. Poco importó que no estuvieran en las mejores condiciones, él quería patinar y el patinaje tenía algo especial para él. Fue cuestión de aprender a pararse, sostenerse, marchar e ir de un lado a otro en la pista sin caerse ni temblar. Luego, las caídas, los raspones en las rodillas y los dolores. Más tarde le añadió los movimientos especiales, los que llevaba dentro: la salsa, el tango, el vals. Tres meses y ya estaba en un campeonato nacional. Fue una victoria, se colgó el oro y desde ahí no ha hecho más que levantar los brazos y subirse a podios en Colombia y el mundo.

El título por el que trabajó

En mayo, Brayan estuvo en una Copa Alemana de Patinaje Artístico representando al país. Llegó con la motivación de conseguir por lo menos una medalla de oro en las modalidades de figuras o danza, sin embargo, en ninguna logró los objetivos. Su promesa fue reivindicarse en el Mundial de Patinaje Artístico en Francia, en el cual ayer se coronó campeón mundial en la prueba de figuras masculino júnior.

Se frustró, lloró, pensó en que no lograría estar a la altura de los mejores del mundo. Su cabeza le repetía que él no era bueno y tuvo una etapa de dudas en la que su familia y su entrenador fueron quienes lo acogieron para levantarle el ánimo.

Ya con la cabeza en alto, llegó el momento de la práctica, de repetir una y otra vez las rutinas en las que solo se permite la perfección. “Lloraba porque sabía que podía dar muchísimo más, porque en el fondo tenía claro en qué estaba fallando”, destacó Carreño, quien siempre ha tenido como su fuerte la danza, pero no las figuras, así que fue en eso en lo que gastó más tiempo de trabajo. “Quería por lo menos subirme al podio, no me esperaba terminar en lo más alto, con una medalla de oro. Pero esto es muestra de que cuando uno trabaja por un objetivo, si lo hace con pasión y profesionalismo, se puede conseguir”, le dijo a este diario desde Francia, en donde se disputa este certamen y en el que espera conseguir otra medalla en la modalidad de danza, su especialidad.

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El patinador colombiano de 18 años se impuso en la modalidad de figuras masculino júnior y le dio el primer podio al país en este campeonato. Finalizó con una puntuación de 159.000, superando al italiano Davide Armichiardi y al argentino Facundo Fina, quienes terminaron con 157.600 y 147.300, respectivamente, quienes así se colgaron la plata y el bronce. “La prueba fue bastante reñida desde el comienzo. Estaba preparándome para saber manejar los nervios, porque en anteriores oportunidades he perdido mucho mi estabilidad. Nos enfocamos en trabajar la cabeza y esa paz que tuve me sirvió para hacer las figuras a la perfección”, añadió el caleño, quien destacó que “la clave fue que estuvimos preparándonos haciendo trabajos de conteo de bits para manejar el ritmo de la figura. Estuve un poco aislado para concentrarme en medio de la competencia y eso dio sus resultados”.

En la jornada de ayer, la colombiana Sabrina Mur conquistó la medalla de bronce en figuras obligatorias damas júnior. Los próximos 10 y 12 de octubre, Brayan irá por las medallas que le faltan.