Ana y Nicolás compitieron en la modalidad free-fly, una disciplina relativamente nueva, pero la más conocida a nivel mundial, que incluye posiciones como cabeza abajo o pies abajo.
Rubio, de 26 años de edad, llegó a la final y rompió el récord mundial de una formación de 72 personas volando sentadas, luego de una semana de entrenamientos y de superar a más de 100 participantes en el récord.
Ana Aponte y Nicolás Rubio
“Fue muy estresante. Subieron 90 atletas para romper el récord mundial y no se logró. Llegaron a tierra y redujeron el grupo a 84 personas. Hicieron unos saltos, y tampoco. El grupo luego llegó a 72 personas y yo seguía ahí. Después de tres intentos fallidos, subieron el último vuelo, la última oportunidad para romper la tan anhelada marca”, relató Nicolás.
El paracaidista, que ha realizado más de 4.000 saltos en su carrera profesional, fue el único colombiano en alcanzar la meta y el segundo en Suramérica, junto con el argentino Gustavo Cabana, camarógrafo oficial de la aventura.
Para lograr ese objetivo se necesitaron cuatro aviones que despegaron uno tras otro, con los deportistas a bordo en orden de llegada a la formación. El líder del grupo fue el primero en saltar y todos se lanzaron en caída libre detrás de él. La posición de cada uno de los paracaidistas estaba estratégicamente organizada: dependiendo de su peso y altura cambiaba la posición (entre más pesado y grande, más cercano al centro se debe estar).
Después de alcanzar el récord mundial de paracaidismo, Ana Aponte y Nicolás Rubio partieron hacia Boituva, en Brasil, para enfrentar otro desafío: romper una marca suramericana volando de cabeza.
El récord consiste en que 30 personas salten en posición cabeza abajo. A partir de este jueves tienen tres días y 13 saltos para intentarlo.
“No sabremos lo que va a pasar. Esperamos llegar a Colombia el 20 de abril con dos nuevos récords, el que ya alcanzó Nicolás y por el que estamos volando en Brasil”, dijo Ana Aponte.