Jeisson Steven Mendoza Rojas tenía 20 años cuando salió de su casa el 30 de diciembre de 2015 porque estaba vendiendo una moto. Le hicieron una llamada para venderla y se fue con los papeles de la moto y el pase, aunque no llevó su documento de identidad. “Hicimos el reporte de su desaparición el 6 de enero de 2016. Emprendimos la búsqueda, empapelamos Cali y los alrededores”, dice Maria Angélica Rojas, tía de Jeisson.
Llevaba cuatro días y una señora la llamó porque lo había visto en Vijes. Había salido de un cañaduzal muy aporreado, con un solo zapato y un golpe en la cabeza. “Nos metimos del lugar del que lo vieron salir y encontramos el otro zapato que estaba nuevo, era el de él. Fuimos al hospital y una enfermera nos dijo que lo ingresaron como un N.N. y lo atendieron, pero que había salido ya. Otro señor nos contó que le había dado una ropa y que Jeisson siguió su camino hacia la carretera”, recuerda la tía del desaparecido.
Aquí puede reportar la desaparición de un ser querido.
Angélica, su hermana (la mamá de Jeisson) y el esposo (padrastro) siguieron indagando qué había pasado. Seguían las pistas que les indicaban las personas que lo vieron. Unos policías dijeron haberlo visto en Roldanillo, pero fueron hasta allá y no estaba. Se fueron para Riosucio donde la gente dijo que había estado, pero después les dijeron que se había ido para Supía. Allá pusieron carteles y avisos con la foto de Jeisson Steven.
Para ese momento ya sospechaban la pérdida de memoria que él tenía, sospecha que después confirmaron. “Lo cogió delincuencia común en Supía, nos pedían como varios millones por él. Al parecer lo soltaron, nos dijeron que lo dejaron en el peaje para Medellín y se fue para Manizales. Llegué hasta allá y me dijeron que lo vieron cerca de la Panamericana. En el cementerio La Esperanza me mostraron las cámaras y pude ver a mi muchacho con vida. Era él. Me contaron que había dicho que lo último que él recuerda fue que le pegaron una paliza, que no se acordaba cómo se llamaba”, asegura Rojas.
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Después de eso la última pista que tuvo Angélica fue en diciembre de 2020. Vieron a Jeisson en Cartago, ella llegó al lugar y lo reconoció mediante un video de las cámaras de seguridad de un restaurante. Por todo eso ella cree que su sobrino está en el Eje Cafetero. “Hasta ahí sabemos de Jeisson. Sabemos que está con vida y no le hemos perdido la pista porque siempre me voy a buscarlo con el que pueda acompañarme, aunque no hemos podido dar con él. Pero tengo la certeza de que sí es”, dice Angélica.
Aunque ella recuerda a su sobrino, que está próximo a cumplir 26 años, como una persona alegre y extrovertida, por lo que le han contado de él está pensativo y distraído. Cree que lo están persiguiendo y es muy desconfiado. “Es trabajador y se le mide a lo que sea, pero dice que no se queda mucho tiempo en una parte porque lo están buscando para matarlo. Nosotros no sabemos muchas cosas, no sabemos qué pasó con la moto porque nunca apareció. No sabemos qué le pasó a él”, cuenta la tía de Jeisson.
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Fresno, Mariquita, Medellín, Itagüí y Quimbaya son otros de los lugares en los que la familia sabe que ha estado el desaparecido y hasta allá han ido a buscarlo. “A mí me da mucha tristeza. Él está en condición de indigencia y duerme en la calle. Para nosotras poderlo buscar a mi hermana le toca trabajar de sol a sol solamente para buscarlo y yo lo busco. Salgo una semana o 15 días, saco el tiempo porque soy trabajadora independiente”, afirma Angélica.
Maria Angélica Rojas se queja de que no ha recibido ayuda de las autoridades para buscar a su sobrino, tampoco la han buscado de la Fiscalía para contarle qué pasó con la denuncia. Aún así continúa la búsqueda y quiere encontrarlo.
Por eso hace un llamado, especialmente a los habitantes del Eje Cafetero, para que se comuniquen con ella quienes hayan visto a Jeisson Steven Mendoza Rojas. Los números de contacto son 3177217756 y el 3004680873 o el correo: angyrp@gmail.com
Si usted quiere reportar a una persona desaparecida debe ingresar a https://www.elespectador.com/desaparecidos-colombia/ y llenar un breve formulario con los datos, números de contacto, breve descripción de los hechos y una fotografía reciente del pariente o allegado que está buscando. El Espectador abre este espacio para apoyarlo, poniendo al servicio sus canales de difusión para amplificar el llamado de auxilio.