A formalizar el empleo en el campo

“Sea cual sea el empleo, el trabajador debe contar con protección a salud, pensión y afiliación a las cajas de compensación”. Las palabras del ministro de Trabajo, Rafael Pardo, a manera de recomendación y de advertencia, se convirtieron en el preámbulo de la hoja de ruta del convenio que firmaron ayer el Gobierno y la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC) y que busca que toda la cadena productiva del campo colombiano se formalice y, además, se apegue a las normas laborales establecidas por la ley.

“El Gobierno creó el año pasado los instrumentos de formalización laboral y lo que está haciendo este año es estableciendo acuerdos con distintos sectores para aplicar esos instrumentos. Este convenio permite trabajar en los subsectores agropecuarios, conocerlos en detalle y saber cuál es la realidad de cada uno de ellos”, cuenta Pardo. “El sector cafetero tiene una informalidad que supera el 90% en lo laboral. Ningún productor tiene protección para la vejez. Con la Federación ya tenemos un convenio para trabajar en eso. Y con los ganaderos estamos perfeccionando un camino. Un sector donde se venden los productos informalmente no puede descontar los costos de producción y por tanto les paga en efectivo a sus trabajadores”, agrega.

Básicamente, desde ahora la Sociedad de Agricultores de Colombia trabajará en llave con el Ministerio de Trabajo y durante 2013, tras chequear sector por sector y subsector por subsector, podrá hacer un diagnóstico y evaluar cómo se le puede entregar a cada uno de los empleados y trabajadores del campo, en detalle, una protección a la vejez y, junto con ello, se les pueda incluir en el régimen subsidiado de riesgos laborales.

“Iremos a cada sector para ser muy específicos”, recalca Pardo, mientras Rafael Mejía, presidente de la SAC, hace un paneo de la realidad: “La informalidad es lo que está acabando con el sector. El Banco Mundial lo definió muy bien: hay una segmentación del mercado laboral; los trámites y las reglas son complicados y, al final, las cargas y regulaciones son excesivas. Eso ha hecho que los niveles de pobreza se incrementen”.

Entre las metas de acuerdo está hacer el barrido durante este año y lograr recopilar toda la información necesaria para que al final de 2013 ya se pueda configurar la necesidad de cada uno de los eslabones de la cadena. Por ejemplo, “los trabajadores de café, la mayoría, son jornaleros de un día, no se les paga seguridad social. En el paro establecimos un mecanismo para que haya la obligación de pagar un aporte, así sea por un día de trabajo”, detalla el ministro.

Entre las cartas que ya están puestas sobre la mesa aparecen, por ejemplo, varias líneas de diagnósticos, propuestas, obligaciones de las partes, y por otro lado un convenio hasta con la forma como operará cada sector. Tanto la SAC como el Gobierno tienen claro que con el trabajo formal se puede erradicar la pobreza del campo y, de esa forma, disminuir los índices de desigualdad que tanto afectan el crecimiento económico colombiano y no lo dejan llegar a niveles anhelados del 7%, como lo han hecho países de Asia.

“Al dar estabilidad al trabajo lograremos que las personas tengan acceso a lo básico, como la educación y la salud. Eso se hace incrementando el empleo rural. Al buscar la formalidad estamos buscando que el sector sea rentable en materia económico, política y rural. Y si todo eso se logra, habrá inversión, tanta o más que la que llega a otros renglones de la economía. Habrá crecimiento, mayor empleo de calidad y acabaremos con quienes se desplazan por falta de trabajo, o se van para los grupos al margen de la ley porque no tienen unos ingresos asegurados. Un campesino que lo que siembra no le da para vivir, tiende a desplazarse. Lo que buscamos al final son empleos estables”, reza Mejía.

“Sea cual sea el empleo, el trabajador debe contar con protección a salud, pensión y afiliación a las cajas de compensación”. Las palabras del ministro de Trabajo, Rafael Pardo, a manera de recomendación y de advertencia, se convirtieron en el preámbulo de la hoja de ruta del convenio que firmaron ayer el Gobierno y la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC) y que busca que toda la cadena productiva del campo colombiano se formalice y, además, se apegue a las normas laborales establecidas por la ley.

“El Gobierno creó el año pasado los instrumentos de formalización laboral y lo que está haciendo este año es estableciendo acuerdos con distintos sectores para aplicar esos instrumentos. Este convenio permite trabajar en los subsectores agropecuarios, conocerlos en detalle y saber cuál es la realidad de cada uno de ellos”, cuenta Pardo. “El sector cafetero tiene una informalidad que supera el 90% en lo laboral. Ningún productor tiene protección para la vejez. Con la Federación ya tenemos un convenio para trabajar en eso. Y con los ganaderos estamos perfeccionando un camino. Un sector donde se venden los productos informalmente no puede descontar los costos de producción y por tanto les paga en efectivo a sus trabajadores”, agrega.

Básicamente, desde ahora la Sociedad de Agricultores de Colombia trabajará en llave con el Ministerio de Trabajo y durante 2013, tras chequear sector por sector y subsector por subsector, podrá hacer un diagnóstico y evaluar cómo se le puede entregar a cada uno de los empleados y trabajadores del campo, en detalle, una protección a la vejez y, junto con ello, se les pueda incluir en el régimen subsidiado de riesgos laborales.

“Iremos a cada sector para ser muy específicos”, recalca Pardo, mientras Rafael Mejía, presidente de la SAC, hace un paneo de la realidad: “La informalidad es lo que está acabando con el sector. El Banco Mundial lo definió muy bien: hay una segmentación del mercado laboral; los trámites y las reglas son complicados y, al final, las cargas y regulaciones son excesivas. Eso ha hecho que los niveles de pobreza se incrementen”.

Entre las metas de acuerdo está hacer el barrido durante este año y lograr recopilar toda la información necesaria para que al final de 2013 ya se pueda configurar la necesidad de cada uno de los eslabones de la cadena. Por ejemplo, “los trabajadores de café, la mayoría, son jornaleros de un día, no se les paga seguridad social. En el paro establecimos un mecanismo para que haya la obligación de pagar un aporte, así sea por un día de trabajo”, detalla el ministro.

Entre las cartas que ya están puestas sobre la mesa aparecen, por ejemplo, varias líneas de diagnósticos, propuestas, obligaciones de las partes, y por otro lado un convenio hasta con la forma como operará cada sector. Tanto la SAC como el Gobierno tienen claro que con el trabajo formal se puede erradicar la pobreza del campo y, de esa forma, disminuir los índices de desigualdad que tanto afectan el crecimiento económico colombiano y no lo dejan llegar a niveles anhelados del 7%, como lo han hecho países de Asia.

“Al dar estabilidad al trabajo lograremos que las personas tengan acceso a lo básico, como la educación y la salud. Eso se hace incrementando el empleo rural. Al buscar la formalidad estamos buscando que el sector sea rentable en materia económico, política y rural. Y si todo eso se logra, habrá inversión, tanta o más que la que llega a otros renglones de la economía. Habrá crecimiento, mayor empleo de calidad y acabaremos con quienes se desplazan por falta de trabajo, o se van para los grupos al margen de la ley porque no tienen unos ingresos asegurados. Un campesino que lo que siembra no le da para vivir, tiende a desplazarse. Lo que buscamos al final son empleos estables”, reza Mejía.