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Pese a las maniobras de mercadeo de las aerolíneas para atraer más pasajeros e incrementar sus ingresos en 2009, la crisis en el negocio sigue en caída libre. A tal punto, que el año pasado las compañías aéreas en el mundo perdieron US$11.000 millones, cuando la proyección de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (Iata) era de sólo US$8.500 millones.
Pero estos resultados obedecen a una crisis financiera global, sin precedentes desde la Gran Depresión, que afectó a todos los sectores productivos del globo y del cual no se escapó el aéreo.
Desde el 11 de septiembre de 2001 se sentenció lo que sería la década más negra para este negocio. Arrancó con los atentados de las Torres Gemelas de Nueva York, lo que incrementó considerablemente los gastos de operación de las compañías, cuando los seguros volaron al techo. Luego vino la epidemia del Síndrome Respiratorio Agudo Severo (Sars), el desbordado aumento en el valor de los combustibles y, cuando todo estaba dado para que las aerolíneas retomaran el vuelo, llegó la crisis financiera de los últimos meses.
En medio de la turbulencia financiera, de la cual Latinoamérica salió mejor librada que el resto del mundo, las compañías aéreas se la jugaron por grandes promociones que aumentaron el número de viajeros y los aviones tuvieron mayor ocupación y así aliviaron su situación financiera. Las compañías de la región en 2009 lograron mantener la nave a flote y obtuvieron ganancias alrededor de los US$100 millones, según la Iata.
Pero este no fue el caso de las aerolíneas asiáticas y europeas que vieron cómo en sus instrumentos de navegación los números rojos hicieron que se encendieran las señales de alerta, que no evitaron que compañías tan importantes como Japan Airlines, la sexta más grande del mundo, se declaren en quiebra. De ser así, el gobierno japonés asumiría el manejo de la aerolínea y honraría los pedidos que hicieron a la compañía europea Airbus de aviones A-380.
Otras no pudieron resistir las deudas y fueron adquiridas por sus competidoras o por gobiernos, como el caso de Aerolíneas Argentinas, que era propiedad del grupo español Marsans. La presidenta de argentina, Cristina Fernández, asumió las obligaciones durante un viaje que hizo a Madrid. Se estableció que los dos aviones nuevos que la aerolínea adquirió a Airbus no serán utilizados para operaciones internacionales, sino que se usarán en cabotaje en Argentina, ya que si se emplean en el exterior podrían ser embargados, por las deudas de la compañía.
Otra aerolínea del grupo Marsans, Air Madrid, no pudo cumplir con las obligaciones y se vio obligada a suspender sus operaciones antes de Navidad.
Para resistir el embate de la crisis financiera de 2009, otras aerolíneas tuvieron que suspender sus pedidos de aviones, lo que les dio aire, y otras despidieron personal y redujeron frecuencias.
También se realizaron negociaciones que permitieron la unión de fortalezas como Avianca y Taca, y el acercamiento de grandes emporios como Aeroméxico y Mexicana de Aviación, que no se cristalizaron, pero que siguen latentes.
Pero como un alivio en el panorama de pérdidas, las empresas obtuvieron en 2009 una mejor cotización bursátil, lo que permitió la revalorización de sus acciones en cerca del 25%. En el caso de las aerolíneas europeas, éstas repuntaron el 14%, mientras que las estadounidenses tuvieron una variación leve.
En el plan de vuelo para este año también figura la reducción en los precios de los tiquetes, que en promedio descendieron entre 10 y 15% en los tres primeros trimestres del año pasado.
Con relación al número de viajeros, entre enero y noviembre del año pasado cayó 4,2% en el mundo. Entre tanto, en Latinoamérica la variación fue de -0,3% mientras en Colombia creció 4,4% en el tráfico internacional y 11,3% en el doméstico. Este indicador en el país demuestra que las promociones de las aerolíneas fueron agresivas y que de mantenerse el precio del combustible continuarán a lo largo de 2010, de acuerdo con las proyecciones de la Asociación del Transporte Aéreo en Colombia (Atac).
Quienes creen que 2010 será distinto para el negocio aeronáutico en el mundo, están muy equivocados. Las proyecciones de Iata señalan que las compañías seguirán perdiendo, especialmente las orientales y europeas, debido a la lenta recuperación de la economía mundial.
Los cálculos de la agremiación de aerolíneas estiman pérdidas este año en el ámbito global por US$5.600 millones. Sin embargo, las compañías africanas y latinoamericanas parecen tener un vuelo más tranquilo y obtendrán utilidades gracias a que sus economías fueron menos golpeadas y a que se han posicionado mejor en sus regiones.
Una de las razones por las cuales la Iata espera que los malos resultados se repitan este año, es el exceso de aviones en el mercado, la reducción de gastos de viajes de las empresas, tanto en primera clase como en la eliminación de viajes en clase económica. A esto se sumará el precio del combustible. Hay cálculos que estiman que el barril de petróleo pueda fluctuar entre US$85 y US$100, lo que tiene un peso del 45% en la canasta de costos de operación de las compañías.
Viento de cola
Pese a los problemas que soportan las compañías aéreas, hay quienes siguen adelante en sus proyectos de renovar las flotas como Avianca, Aires, Aero República y Satena en Colombia.
En Estados Unidos Continental, Delta Air Lines y American Airlines mantienen sus órdenes en firme para la compra de unos 200 aviones. De acuerdo con José María Giraldo, gerente de ventas en Colombia de American Airlines, la compañía tuvo pérdidas, pero esto no detendrá la renovación de la flota.
Una de las acciones adelantadas por American Airlines para reducir los costos fue quedarse con una sola marca de aeronaves, Boeing.
Entre tanto, Ricardo Silva, de Continental Airlines, sostiene que al renovar la flota se generarán ahorros que fortalecerán las finanzas de la compañía, porque tienen menores costos en operación.
Similares medidas son adoptadas por Delta Air Lines, que busca consolidarse como la empresa más grande del mundo, luego de adquirir a su competidora, Northwest, explicó Ricardo Garnica, representante de la aerolínea en el país.
Si bien las pérdidas de las compañías no se detienen, la búsqueda de recursos tampoco y por esto muchas de ellas acceden a colocar bonos en los mercados de capitales para mantenerse en el aire.
El panorama para las colombianas
Si bien 2009 no fue un buen año para las aerolíneas locales, tampoco se puede catalogar de desastre. Si bien aún no se conocen estos resultados definitivos de la operación del año anterior, hubo quienes mostraron números en negro. El presidente de Aires, Francisco Méndez Gaviria, explicó que la aerolínea obtuvo utilidades, pese a los retrasos en la iniciación de la operación a Estados Unidos.
Además, el directivo señaló que este año mantendrán sus ofertas y que aumentarán su flota para atender la expansión al extranjero y los mercados locales.
“Este año esperamos ir a Nueva York, Toronto y São Paulo”, aseveró Méndez, y añadió que este año recibirá cuatro aviones Dash Q 8-400 y tres aeronaves 737.
Por su parte, Alfonso Ávila, presidente de Easy Fly, anunció que sigue creciendo y que este año abrirá nuevos destinos nacionales y que traerá más aviones.
Para el presidente de Aero República, Roberto Junguito, que ha incrementado su operación al exterior, lo que lo ha obligado a reducir sus vuelos nacionales, espera este año comenzar la operación de nuevas frecuencias, para lo cual tiene pendiente la llegada de más aeronaves del fabricante brasileño Embraer.
Uno de los retos para Junguito es poder ampliar sus rutas internacionales, con lo cual llegaría a Centroamérica y México.
Para Germán Efromovich, propietario de Avianca, su reto en 2010 es consolidar la unión con la centroamericana Taca y recibir los aviones de Airbus y Boeing, en los cuales invertirá cerca de US$7 mil millones.
Asimismo, espera que se cristalice la unificación de la compañía con Aerogal de Ecuador y Ocean Air de Brasil, con lo que busca convertirse en un jugador importante en América Latina.
Aunque las empresas aéreas colombianas esperan que los incrementos en las tasas de los aeropuertos concesionados no se conviertan en una carga más para sus finanzas.
Si bien el sector en Colombia salió bien librado de la crisis, se avanzará con cautela en los proyectos para no poner en riesgo la estabilidad de las compañías.